Capítulo 19: Revuelta

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El día acabó por llegar para nuestro protagonista y con ello un tsunami de emociones a punto de estallar contra la costa.

Diego despertó envuelto delicadamente en las sábanas, el aire fresco entraba a las estancia, transportando con él, el suave aroma de las flores frescas, qué lo llevaba directamente a su infancia en Encanto. Se giró hacia su costado encontrándose de lleno con la Madrigal, que permanecía dormida, impasible al exterior, abrazada a su cuerpo.

Diego sonrió al verla y depositó un reguero de besos por toda la cara de la joven, que inconscientemente se acercó aún más al joven, aferrándose a la camiseta de este, soltando pequeños gruñidos de protesta.

Diego: venga mi flor, hay que despertar, aunque ojalá pudiera quedarme aquí toda la vida *susurró risueño mientras acariciaba a la joven*

Isabela abrió los ojos y sonrió al encontrarse con los de su amor. Llevó una de sus manos al rostro del chico, acariciándolo.

Isabela: si me vas a despertar así siempre que duerma contigo, creo que tendré que dejarte encerrado en mi habitación. Dios... Hacía años que no dormía tan bien

Diego: bueno, si implica poder verte, sería más una fantasía que una tortura *afirma burlón*

Isabela: serás tonto *rió sonrojada*

Diego: bueno, así me quieres

Isabela: no lo niego, así te quiero

Isabela se acercó al chico, dejando un suave beso en sus labios y provocando un fuerte sonrojo en él, quien repitió la iniciativa de la florista cuando esta se separó.

Diego: yo también te quiero, aunque seas una enojona

Al ver la cara de su acompañante, Diego soltó una gran carcajada seguido de un nuevo beso en la frente de la Madrigal.

Diego: venga señorita, alistémonos, todavía hay mucho que hablar. Además no te olvides que mi mamá y Laura nos esperan para que les contemos todo lo que pasó en Encanto.

Ante las protestas de la contraria decidió cargarla como un saco de patatas hasta la ducha, mientras ambos reían como adolescentes. Se bañaron juntos, regalándose caricias y miradas de admiración, mostrando con tan poco todo lo que se habían echado de menos. Después de un buen rato decidieron que era momento de vestirse con otra vestimenta limpia y aunque les fue difícil resistirse a las tentaciones, lo consiguieron.

A pesar de los refunfuños del mayor, Isabela decidió que le acompañaría en la labor de curar a los heridos y enfermos. Resultó que después de ver durante tantos años a su madre, Isabela había heredado la destreza de la curandera en cuanto a primeros auxilios, lo que le permitió acelerar el trabajo del joven, quien la miraba impresionado y enternecido como atendía con ánimo a los enfermos o como vendaba con destreza las heridas de otros o como tranquilizaba a las familias de los pacientes. Incluso se permitió utilizar su don para preparar ungüentos de plantas medicinales que había hecho aparecer de la nada, impresionando a todos los presentes. Inclusive fue participe en otras actividades, ayudando en la cosecha, en la cocina o en la vigilancia, gracias a su talento y múltiples destrezas, rápidamente se hizo un hueco en la comunidad.

Paciente: menuda suerte que tienes al tener a una joven tan maravillosa a tu lado, cuídala mucho, una mujer así no es fácil de encontrar chico

Diego: sin duda la tengo... tenga presente que la cuidaré como si me fuera la vida en ello

Pronto su turno en la enfermería terminó, así que ambos fueron con María y Laura a almorzar. Ambas mujeres recibieron a la Madrigal como una más y el chico estaba maravillado de ver a las 3 mujeres que más ama juntas. Los 4 tomaron asiento y la plática no tardó en llegar. Hablaron de todo lo que se habían perdido esos 8 años de separación, de su infancia en Encanto...

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⏰ Última actualización: Oct 27 ⏰

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Entrelazados (Isabela x Male Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora