Capitulo 17

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Una enorme oscuridad intentaba ahogarme, no bastaba con mi determinación para alejarla.

Empezaba a hacer calor, demasiado calor. Como si estuviera en un desierto en llamas o en lava. ¿Era la habitación o era yo?

La sensación de quemadura aumentó, se intensificó y creí que no iba a poder soportarlo.

Era peor que la "cirugía de lealtad". Aquella cirugía era sin anestesia, y la hacían, como su nombre lo dice, para prometer lealtad a la academia. A las mujeres les quitaban la oportunidad de ser madres algún día.

El fuego despidió más calor y me dió la impresión de haber gritado algo como "mátame". Solo deseaba morir, era buen momento para que aparecieran mil ninjas y me partieran en trozos de una buena vez.

¿Por qué no me podía mover? Si pudiera, buscaría un acantilado cercano y me aventaría.

Déjenme morir.

Pudieron haber pasado segundos, minutos, horas o hasta días hasta que comencé a sentirme más fuerte que antes.

Podía sentir como recuperaba el control de mi cuerpo. Moví ligeramente los dedos de la mano y alguien me puso la mano en ella.

El sentido del oído se aguzó más y más, y pude contar los latidos de mi corazón para tratar de calmarme.

Después de un par de segundos percibí nuevos ruidos e intenté prestar atención.

Eran pasos ligeros que iban y venían, mi cuerpo ya no se quemaba pero me daba miedo moverme.

—¿Todavía no hay ningún cambio?

—Ninguno

Sentí la cabeza de alguien descansando en mi brazo y produciendo un sonido similar a un sollozo.

Decidí abrir los ojos unos minutos después, pero...todo se veía tan diferente, con demasiada iluminación.

Me levanté despacio y examiné la habitación. No había nadie.

Me levanté con cuidado y ví mis manos, eran tan blancas como las de...

—¿Edward?

Mi voz repicaba como el sonido de unas campanas, no sonaba como mi voz. Logré escuchar los pasos de Edward al llegar detrás de mi, nunca lo había escuchado.

Voltee a mirarlo y era como si lo viera por primera vez. Era tan hermoso, pero tenía una mirada de culpa y preocupación.

Intenté aclararme la mente. ¿Cómo llegué aquí?

Ví que detrás de Edward había un espejo, así que me dirigí allá.

Mi piel tal como lo había notado hace un rato estaba pálida y mis ojos...

—Debes estar molesta conmigo. Y "molesta" es decir poco —susurró.

—¿Por qué?

—Por mi culpa ahora...eres así.

—¿Qué sucedió?

—¿No lo recuerdas?

—Si, muy borroso...¿Dónde esta Riley?

—Lo maté.

—¿Y?

—Todo ocurrió tan deprisa, los Vulturi llegaron y Bel... Isabella...

—¿Qué?

—Eligió irse con ellos. Alice no ha visto nada de ella desde ese día.

Asentí, estaba apunto de preguntar algo más cuando mi garganta comenzó a arder. Me llevé la mano a la garganta automáticamente.

—Vamos a cazar

—¿A cazar?

.
.
--Narra Edward

Venus estaba tan confundida y todo por mi culpa.

—Verás que es fácil —intenté convencerla.

Sus pensamientos iban desde un rojo, pasando por un rosa, azul, naranja...nunca había visto algo igual.

Sacudió la cabeza.

—No lo entiendo...¿Soy como...tu?

Asentí.

—Ya veo

Me acerqué hasta la ventana y le tendí la mano.
Ella se acercó con cautela y la tomó.

Ambos saltamos a la vez y en un segundo ya estábamos en el suelo.

Ella sonrió.

—¡Eso ha sido increíble!

Saturno, Marte, Venus y Edward (Edward Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora