Capitulo 44

907 67 0
                                    

—Aro, no se ha quebrantado ninguna ley —dijo Carlisle en tono conciliador.

Aro suspiró dramáticamente.

—De acuerdo, pero, ¿Eso significa que ya no existe el peligro? —dijo dando dos pasos al frente— Por primera vez en nuestra historia, los humanos so una amenaza para nosotros, con su tecnología moderna han fabricado armas que podrían destruirnos.

Aún buscaban un pretexto. Tuve el mismo sentir en todos a mi alrededor.

—Proteger nuestro secreto nunca ha sido más imperativo —continuó Aro— En tan peligrosos tiempos. Solo lo conocido es seguro, solo lo conocido es tolerable y no tenemos ninguna idea de lo que estos metamorfos podrían provocar. ¿Viviremos con tal incertidumbre? ¿Evitamos una pelea hoy para dejar de existir mañana?

Todos sus testigos negaron con la cabeza y Cayo sonrió al ver que habían ganado

—Ahora enseñas tu juego, Aro —murmuró Carlisle con voz sombría.

—Paz, amigo. No nos precipitemos —una sonrisa cruzó el rostro de Aro, tan amable como siempre— Contemplemos el problema desde todos los ángulos.

—¿Puedo someter uno a su consideración? —solicitó Garrett en voz alta tras adelantarse un paso.

—Nómada —dijo Aro, asintiendo en señal de autorización.

Garrett levantó la barbilla y miró de frente a los testigos situados al final del prado. Luego dirigió su discurso s los de los Vulturi.

—Vine aquí a petición de Carlisle —empezó— Pero me quedé para ver algo más: a ustedes —señaló con el dedo a los desconfiados vampiros— Conozco a dos de ustedes, Makenna y Charles, y compruebo que muchos son aventureros errantes, como yo. No responden ante nadie; evalúen con cuidado mis palabras.

La pareja mencionada se miró con preocupación.

—Quiero decirles que están muy equivocados si creen que han venido aquí a ver como se imparte justicia. Han escuchado las mentiras de Aro, salir de su propia boca. Aro no ha venido a impartir justicia, ha venido a adquirir —continuó mientras me señalaba a mi y luego a Alice.

—Bueno...nadie que esté aquí ha sido obligado.

—¿Es lo único que tenemos? ¿O luchamos con ustedes o contra ustedes? —preguntó una mujer.

—Claro que no —dijo Aro fingiendo estar aterrado por la conclusión— Pueden retirarse en paz.

La mujer que habló volteó a mirar a su compañero y los dos se fueron rápidamente. Después de ellos, otros cinco más.

—Bueno, terminemos con esto

—¡Esperen!

—Venus, ¿Qué haces? —susurró Edward

—Los lobos no son un peligro para nosotros —dije mirando a Aro— Te mostraré.

Aro hizo un ademán para que me acercara a él y Edward se pegó a mi lado.

Avanzamos hasta donde estaba, pero nos detuvieron Félix y Demetri.

—Dejala —le dijo Aro y avancé un par de pasos hacía él— Sé que tus dones son formidables, Venus. Pero quisiera oír esto de la mente de Alice.

Volteé a mirar hacía ella, quien también venía caminando con Jasper a su lado.

—No hay nada que yo pueda decirte, Aro. No puedo ver el futuro si hay metamorfos involucrados.

—¿Y eso no te parece peligroso, querida Alice?

—Venus es mejor vidente que yo. Escúchalo de ella.

Extendí mi mano y tras pensarlo un segundo la tomó.

Su argumento había tomado un rumbo, así que mi visión tomo otro.

—No importa lo que te haya mostrado aún viéndolo todo no cambiarás tu decisión —murmuré

De un momento a otro, Alice pateó a Aro, quien voló varios metros más allá de sus testigos.

Saturno, Marte, Venus y Edward (Edward Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora