Capitulo 30

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—Despues Aro, buscará neutralizar a Venus —dijo mientras me tomaba de la mano.

Su mirada expresaba dolor puro, y yo podía sentir lo mismo que él. Él uno no podía vivir sin el otro.
Sus ojos dorados me engancharon hasta que otro pensamiento me distrajo.

Carlisle dirigió una mirada rápida a mi mano con el anillo.

Felicidades —pensó

Le sonreí.

—Podemos planearlo después —dijo Emmett y me dió la mano— Bienvenida a la familia, de nuevo.

—Gracias

Ya había oscurecido cuando nos fuimos de vuelta a casa. El bosque se veía iluminado por la luz que salía de las ventanas.

—Bienvenida a casa —dijo mientras abría la puerta y me cargaba.

—Eso suena bien

—Tengo algo para ti

—¿Qué?

—Un objeto usado, espero que no te moleste.

Tomó mi mano y caminamos hasta el cuarto. Me senté en la orilla de la cama, él sacó una pulsera brillante de un cajón y la abrochó en mi muñeca. De la cadena, colgaba un cristal brillante en forma de corazón.

—Era de mi madre —se encogió de hombros para restarle importancia— Heredé de ella un puñado de baratijas como esta.

—Es preciosa

—Se me ocurrió que podría ser un buen regalo de bodas. Es duro y frío, y a la luz del sol se ve el arcoiris.

—Es hermoso

—Mi corazón es igual que este, y también es tuyo.

—Gracias

—No, gracias a ti.

—¿A mi por qué?

—Por existir, y aceptar casarte conmigo.

Volví a mirar la cadena un momento y todo mi mundo se vino abajo. ¿Por qué tenía que perderlo tan pronto?

Él notó el cambió en mi estado de ánimo.

—¿No te gusta?

—Me encanta —susurré

—¿Estas segura? No tienes que ponertela si no te gusta

—No seas tonto —dije tratando de aclarar mi garganta.

—¿Entonces?

—No quiero perderte

Hubo un breve silencio.

—Tampoco yo. Venus, ojalá pudiera hacer algo para evitar lo que viene. Daría mi vida si con eso pudiera asegurar tu bienestar.

Nos acostamos y me abrazó con fuerza mientras veíamos la luna avanzar y dar paso hacía otro día.

—Esta sensación es tan insoportable. Hay tantas cosas que he querido hacer contigo, y contaba con que teníamos una eternidad para hacer lo que quisiéramos, y ahora...

Su mano recorrió mi cara una y otra vez.

Comenzaba a salir el sol cuando me dió curiosidad algo.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Siempre —respondió

—Si llendo con Aro fuera la única posibilidad de salvarnos a todos, ¿Lo harías?

Negó con la cabeza.

—Prefiero morir antes

—Entiendo

El silencio se prolongo hasta que dió el mediodía y Edward sonrió, de repente se sintió una atmósfera efusiva.

—Alice quiere...pedirte algo

—Oh, no.

El volvió a sonreír y dejó un beso rápido en mis labios antes de ir a abrir la puerta.

—¡Felicidades! —cantó Alice mientras se dirigía a la habitación.

—Gracias —dije recibiendo su abrazo.

—¡Seguro podré planear algo perfecto para un mes!

Estaba apunto de contradecirla, pero que sentido tenía si nuestro destino no estaba seguro después de diciembre.

—Si, Alice. Solo no exageres demasiado

—¡Gracias! ¡Gracias!

Se fue tan pronto como llegó. Edward dijo que debía ir a hablar con Carlisle nuevamente, pero yo quería quedarme en casa.

Noté su renuencia a irse, pero lo convencí de que iría en un par de horas. Me dió un beso suave y se fue.

Saturno, Marte, Venus y Edward (Edward Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora