15. Confesiones

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Vanessa permaneció llorando un rato más adentro del baño, y es que... aunque no tenía los hechos claros en su mente, aunque no recordaba que hubiese dolor en la entrepierna al día siguiente, la sensación de las manos de sus primos sobre su cuerpo, estaba bastante clara y más el comportamiento que ellos tuvieron posterior al hecho, más que nadie, Ivan, que no perdía la oportunidad de acosarla, y aunque le dolía, tuvo que ponerse una coraza de dureza frente a ellos, fingiendo que no estaba aterrada de ellos, fingiendo que podía hacerles frente y es que, de lo contrario, ella creía que podían volver a aprovecharse de ella.

Cuando las lágrimas fueron acabándosele, trató de respirar, sin embargo, en las respiraciones halló sollozos, pero ya pudo pensar más allá de lo que invadió su mente y ahora más bien, pensó en Pietro, en lo que había pasado con él y en la reacción que tuvo al recordar lo que pasó con sus primos.

¡Maldita sea! —exclamó frustrada y posando sus manos en la frente— ¡¿Por qué hice eso?! ¡Va a pensar que no quiero nada con él!

¿Cómo iba a hablarle ahora después de cómo había reaccionado tras estar tan cerca de estar más intímamente con él? Ella deseaba estar con él, de todas las maneras posibles, sí, estaba muy enamorada de él y debía admitir que le había despertado también deseo sexual, algo que jamás había sentido por ni con nadie... y ahora, esa reacción que tuvo, tal vez podía arruinar todo... o eso creía ella y es que pensaba, Pietro era un hombre demasiado atractivo y bastante encantador, capaz de tener a cualquier chica que el deseara, y si se daba cuenta de que ella no era lo que quería, si encontraba a alguien que no estuviese tan dañada como ella y que pudiese complacerlo y a la que él pudiese complacer sin limitaciones... eso le rompería el corazón a Nessa.

Nessa sabía que debía sanar sus heridas, y estar consciente de todo su pasado, pero desconocía cómo lidiar con él, además no podía arrastrar a Pietro a todo eso, él no lo merecía, él no tenía por qué cargar con el pasado de ella, ni con sus traumas.

Suspiró. Eran demasiados pensamientos invadiendo su mente y sí, no podía sola con ellos, no podía con el silencio.

Se puso de pie y se miró en el espejo del baño. Sus ojos estaban hinchados y todavía se alcanzaba a ver cierta rojez en ellos, le ardían y se sentía agotada. Odiaba verse así, odiaba autocompadecerse y que aunque ya había huído de los Caro, ellos siguieran controlando su vida y sus sentimientos.

Decidió lavarse el rostro con agua fría, con la esperanza de que los ojos se le deshincharan, al terminar, se secó con cuidado y volvió a verse en el espejo, dándose cuenta de que el cansancio y la tristeza no habían desaparecido de su expresión. Hizo una mueca y abrió la puerta, dándose cuenta de que Pietro ya no estaba en la habitación; caminó hacia la cama y se tumbó sobre ella, recriminándose una y otra vez su reacción.

La tristeza no desaparecía, y aunque no estaba segura de nada en ese momento, supo que necesitaba otra forma aparte del llanto para desahogarse o por lo menos, tratar de sentirse mejor, así que se puso sus pantuflas y se dirigió a la cocina, directo al refrigerador para sacar del lugar más escondido de éste una caja de chocolates con leche que Pepper le había obsequiado. Abrio la caja para verificar que nadie hubiese comido de sus chocolates, y al darse cuenta de que estaban intactos, se llevó dos piezas a la boca. Como el sitio estaba solo, se sintió con la libertad de comérselos todos, después de todo, nadie podía verla, hasta donde ella sabía, pero se equivocó.

Mientras se llevaba a la boca otra pieza de chocolate, escuchó dos risas alegres acercándose a ella, así que despegó la vista de la caja para dirigirla al frente. Con los ojos bien abiertos e inmóvil por la sorpresa, vio a Steve y Anya que iban hacia la cocina y no se habían dado cuenta de la presencia de la mexicana, ya que estaban demasiado concentrados el uno en el otro, Vanessa de inmediato identificó el contexto de sus risitas. Sabía que no deseaba que la tratasen de “pobrecita”, ni que se dieran cuenta de que estaba triste y de que momentos antes había estado llorando, así que trató con todo de sí, parecer todo, menos triste.

Nessa [•Pietro Maximoff•] (Anya universo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora