Capítulo 27

1K 79 0
                                    

Nadie podía entrar a verla aún, así que se quedaron allí esperando por horas, hasta que tuvieron permiso, Steve y Bucky fueron los primeros en pasar está vez, abrazando a su pequeña, quien a pesar de estar completamente golpeada podían ver que estaba tranquila de estar en su hogar, conversaron un poco con ella hasta que dejaron entrar a los demás. Uno por uno los vengadores, los jóvenes vengadores pasaron a ver a la chica pidiéndole que despertara pronto, la última en entrar había sido Yelena.

Apenas tocó la mano de su novia, un destello blanco cubrió el cuerpo de ambas, el vacío que había sentido Yelena desapareció teniéndola allí frente a ella, a pesar de que no podía quedarse mucho tiempo se recostó junto a su novia abrazándola con cuidado, quería hacerle saber que estaba allí, que no iba a dejarla sola jamás.

A pesar de las insistencias del doctor en que la chica saliera, no pudo hacer nada cuando vio el cuerpo de Kai reaccionar con fuego al ver que intentaban alejar a su novia de ella, por lo que le permitió que se quedara a su lado, pero sentada en la silla. Los científicos de Tchalá colocaron el brazo robótico de vibranium, el cual se amoldó rápidamente y fue rodeado por energía del cuerpo de la chica que lo aseguró a su cuerpo.

La primera semana había pasado y no había noticias de que la joven despertara pronto, cada día Yelena estaba allí a la mañana, entrenaba obligada por su hermana, hasta que regresaba a la habitación para quedarse allí toda la noche, hasta que el tercer día enfrento a Natasha mencionándole que no iba a apartarse del lado de Kai hasta que despertara, solo para comer y ducharse, no iba a dejarla sola.

Eso hizo, durante un mes, solamente salía de la habitación cuando tenía que ducharse, comer o alguno de los demás vengadores venían a ver a la chica para que tuvieran privacidad. Ese día se había tardado más de lo esperado en ducharse, pues no había podido romper en llanto al pensar en la posibilidad que le había dicho el médico, que su novia no despertara, no quería ni podía imaginar un futuro sin ella, al salir de la ducha se cambio con la ropa de Kai antes de ir a su cajón para tomar la pequeña caja que había comprado como regalo para su novia por su tercer aniversario, ella también quería pedirle que se casara con ella.

Antes de salir de la cabaña empezó a sentir gritos de los demás no podía entender si eran de alegría o de preocupación, por lo que salió corriendo de allí solo para detenerse a mitad de camino observando a su novia completamente despierta con su cuerpo envuelto en fuego y su mirada algo desorientada. Se acercó lentamente hasta estar frente a ella, levantó su mano con cuidado para acariciar su mejilla, cuando Kai enfocó su mirada en Yelena sus ojos se llenaron de lágrimas.

- No estoy soñando, de verdad estás aquí – Kai la miró sin poder contener las lágrimas – de verdad estoy en casa

- Estas en casa, Lyubov'- rápidamente rodeo la cintura de su novia pegándola a su cuerpo lo más que podía – estás conmigo y ten por seguro Rogers que no voy a perderte de vista jamás

- Puedo vivir con eso, Lyubov' – sonrió rodeándola con sus brazos intentando no presionar demasiado con su brazo robótico – siento haber tardado tanto en regresar a ti

- No, yo siento tanto como te trate la última vez que nos vimos, tenías razón en lo que decías – se separó mirándola mientras veía que seguían rodeadas de un fuego blanco – no vuelvas a dejarme así

- Te lo prometo, Yel – sonrió mirándola antes de acercarse para besarla

Yelena pasó sus brazos por el cuello de su novia mientras está rodeaba con los suyos su cintura, acercándose más si es que se podía antes de besarse con amor, con añoranza de no haberse sentido por dos meses. Los demás vengadores estaban sorprendidos por como la chica se había levantado antes de salir corriendo evitándolos a todos, cómo si no se sintiera segura hasta ver a Yelena, era verdad, no podía sentirse tranquila hasta no saber que su novia estaba bien. Cuando se separaron del beso buscando un poco de aire, Yelena se alejó un poco antes de arrodillarse frente a la chica, todos abrieron los ojos sorprendidos de que la viuda se pusiera así.

Eres tú - Yelena BelovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora