Capítulo 10

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- A veces suelo tener pesadillas nocturnas, cómo no puedo volver a dormir salgo a tomar aire – se encogió de hombros – te vi varias veces acostada en el predio mirando las estrellas, así que imaginé que ibas a estar aquí –la miró con una sonrisa – además siempre estamos aquí cuando no podemos dormir

- No te equivocas – asintió pasándole la botella – siento lo de las pesadillas, deben ser terribles para que no puedas volver a dormir

- Supongo que como las tuyas – la chica la miró sorprendida – de otra forma porque pasarías las noches durmiendo en el pasto al aire libre en vez de una cómoda cama, ¿son tan terribles?

- Me hacen levantarme gritando y con el fuego saliendo de mi interior – respiró hondo porque no tenía sentido negárselo, no a Yelena – así que vengo aquí, donde si me despierto cubierta de fuego no lastimo a nadie

- Tu fuego no lastima, Kai – acariciaba su mano con cuidado – puedo suponer que ese es tu otro deseo ¿verdad? No tener más pesadillas

- Sí, lo es – asintió apoyando su cabeza en el hombro de la chica – desde que tengo memoria, no hubo una sola noche en la que no tuviera pesadillas

- ¿ni siquiera cuando estabas con Wanda? – acarició su mano con cuidado

- No, creo que mis pesadillas eran peor cuando estaba con ella – suspiró – creo que fue una relación unidireccional todo ese tiempo

- Siento por preguntar – respiro hondo – pero ¿Cuántos años estuvieron juntas?

- Casi dos años – se encogió de hombros – pero eso no importa ahora, jamás sentí que fuera algo que prosperara ¿sabes? Siempre sentí cómo si yo fuera su premio de consuelo, con lo que paso en Ultron, luego con Pietro, siempre estuve allí mientras ella coqueteaba con Vision

- No merecías lo que te hizo – puso su mano en el muslo de la chica – no eres un premio, ni un monstruo, eres asombrosa Kai y realmente cualquier persona tendría que sentirse afortunada porque tú les permitieras estar en tu vida – sonrió mirándola – todos aquí somos afortunados, incluso yo, que me conoces hace relativamente poco

- Gracias Yel – asintió mirándola como lo hacía siempre que estaban a solas, sin poder evitarlo – siempre sabes que decirme, pequeña

- No soy pequeña, solo tengo tres años menos que tú – sonrió mirándola de la misma manera - ¿estás mejor?

- Lo estoy – asintió – me hace bien charlar contigo o simplemente estar así tomando una botella

- Sí, a mí igual – asintió acariciando su muslo aún – me sentí bien al decir que había estado enamorada de alguien, así mi sestra deja de protegerme tanto

- Creo que ahora va a protegerte más – sonrió mirándola – ella quiere cuidar de ti, que no te lastimen como lo hicieron en el cuarto rojo puedo entenderlo

- Yo también lo entiendo – tomó un trago de la botella – pero a veces vale la pena ¿sabes? Amar a alguien y que te amen, vale la pena si es verdadero

- Lo sé – asintió – no lo entendí al principio, pero con el tiempo supe que la experiencia me ayudo a descubrir cómo me sentía y qué amar a alguien es un sentimiento hermoso

- Sí, comparto esto – asintió mirándola - ¿vamos a dormir?

- ¿confías en mí? – la miró con una sonrisa

- Sabes que sí – asintió - ¿Por qué?

- Te voy a demostrar lo bueno que puede tener dormir en el predio del complejo – sonrió levantándose extendiendo su mano para que la tomara –

Eres tú - Yelena BelovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora