Capítulo 18: Sukiyaki

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Nervios.

Mejor que lágrimas, son.

Sudor no tengo del frío que hace.

A finales de marzo, aún refresca. Y aquí la boba solo con el uniforme básico.

Estoy tentada a entrar en el supermercado y comprar alguna bebida caliente.

Bakugō ya estaba por venir. Es más, lo estaba viendo y todo.

No tiene sentido que entre a comprar algo, ya que íbamos a ir a casa de sus padres a comer.

-Katsuki: Dame eso.-

A "eso" se refería a dos bolsas llenas de arcilla. Las acababa de comprar, para el próximo día.

No quería discutir, y me pesaban bastante, así que sin problema.

Él me las llevó mientras íbamos hacia su casa; Katsuki un poco por delante de mí, no me importaba en absoluto, así no tenía que mirarle.

Suficiente nerviosa estaba.

Realmente me quitó un peso de encima llevándome las bolsas.

Veía solo un tercio de su perfil.

Es guapo. Se ve bien.

Iba abrigado, encima del uniforme llevaba un abrigo.

En mi defensa diré que iba muy cargada con lienzos y pinturas para clases, y además, iba tarde; así que no me fijé mucho en si hacía frío o no. Luego en clase hay una temperatura constante para que no se estropeen las pinturas y los moldes.

Así que no he sentido el frío hasta que me he quedado quieta esperando a Katsuki.

Él se giró a mirarme en un momento, con una cara de extrañeza.

Después de unos minutos habló.

-Katsuki: ¿Por qué no llevas abrigo?-

-_____: Se me ha olvidado en casa, tenía prisa.- Él hizo un sonido afirmativo con la garganta.-

Redujo su paso, hasta ponerse a mi lado.

-Katsuki: Pégate.-

Lo miré.

Me miró.

Me acerqué más a él.

No habíamos dejado de andar.

Y él empezo a desprender más calor, supongo que gracias a su kosei, no sacaba explosiones pero aumentaba la temperatura.

Es un sol.

Bueno.

Vida solo hay una.

Enganché mi brazo al suyo y pegué mi cabeza a su hombro.

Él me miró, con los ojos un poco abiertos, pero no dijo nada.

Era muy cálido, y yo me estaba congelando.

¿Vergüenza? Vergüenza robar y que te pillen.

Pese a eso, andaba rápido.

Eran solo unos diez minutos hasta su casa, así que llegamos en un momento.

Él sacó las llaves para abrir, obviamente, y ya me separé, porque tiene kosei pero no más brazos.

Mitsuki se asomó desde el comedor al escuchar ruido.

-Mitsuki: ¡Ya han llegado!- Le hablaba a Masaru. -Katsuki, por fin haces algo.- Nos sonrió.

Se refería a ayudarme con las bolsas.

No. (Katsuki Bakugou y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora