No. (Katsuki Bakugou y tú)

Capítulo 29: Game

Mientras pintaba, las doscientas personas ayudaron a mi hermano a ordenar y a recoger más cosas.

Para eso habían venido, para que pudiese tener más cosas en la academia.

No a jugar al Mario Kart y a comer.

Ver a muchachos, con tremendos brazos, sin contar a mi hermano, bajando y subiendo cajas por la escalera, sudando y desvistiéndose poco a poco...

Era bastante sexy.

Por cierto, increíbles los brazos de Kirishima.

¿Necesitas ayuda para secarte el sudor, bombón?

Escuché la risa de mi hermano, y cuando bajó por la escalera me subió las cejas.

Traidor.

Siempre escuchando la mente de los demás.

Izuku, que era el más organizado, llevaba una lista, más o menos, de las cosas que necesitaba, y ahí iba dirigiendo el cotarro.

Cosa que molestaba a Katsuki, pero ahí estaba él bajando cajas con sus increíbles bíceps y su frente sudada.

Amasing.

Mejor imagen mental, de la vida.

Decidí seguir pintando.

Ya que tengo aquí a Katsuki, le podía pedir que se acercara para ser más exacta en mi obra.

Cosa que aprovechaba cada dos por tres.

El hiperrealismo es complicado, pero es muy bonito.

Y la verdad sea dicha, quería destacar y conseguir patrocinadores.

De todos sus compañeros, la más lista era Uraraka, usaba su kosei, no cargaba un kilo y lo soltaba en la puerta.

Realmente solo con ella podría hacer una mudanza entera, no entiendo por qué ha venido tanta gente.

-Shinji: ¡Querían venir!-

Ahí está mi respuesta.

Es un chismoso, es bueno guardando secretos, porque la verdad no cuenta nada, pero es un cotilla.

Se rio.

Mente en blanco.

Mente.

En.

Blanco.

Katsuki no te quites la camiseta.

Se volvió a reír mi hermano.

La intimidad nunca fue una opción.

Luego se preguntan porqué somos tan cercanos.

Y directos.

¿Disimular? ¿Eso qué es?

En esta familia no existe.

Sinceridad ante todo.

Katsuki, te estoy viendo.

No estoy moviendo la cabeza, pero te estoy viendo, así por el rabillo del ojo.

Si vas a desnudarte, que sea más cerca.

-_____: Shinji, sal de mi cabeza.-

Mi hermano es feliz.

Se ríe con todo.

Con la desgracia del resto, más exactamente.

Mi cerebro ya obvió la risa de mi hermano.

Ya verás cómo se ríe cuando se caiga por las escaleras por no tener aire.

Cabe decir, que tonta no soy.