Capítulo 36: Onigiris

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Tenía a Katsuki en la misma posición desde hacía unos veinte o treinta minutos.

Lo cual suena muy bien.

Y se ve bien.

Lo bueno es que era una postura relajada y sentado.

Era comodísima para él, y yo podía pintarlo sin estresarme y meterme prisa.

Pero... 

Pero.

No para de quejarse el mimado.

-Katsuki: Haz una foto, dura más.- Bufó.

-_____: Qué te calles.- Resopló. -Me dijiste que no te importaba.-

Va a acabar siendo un caballo, de tanto aire soltado.

-Katsuki: Creía que eras más rápida, tenías el lienzo vacío y en dos semanas estaba prácticamente terminado, no entiendo porqué estás tardando tanto ahora.-

Resoplé.

-_____: Ahí hice un boceto, ahora estoy pintando sobre la marcha y lo tengo que hacer a escala uno uno.- Si no sabes no preguntes.

No lo parecía, pero estabamos hablando cada vez más alto.

Y problemas con mis vecinos no quiero.

Ademas de la paciencia cero que tenemos.

Katsuki, yo.

Y mis vecinos.

-Katsuki: Estoy cansado.-

-_____: Ni que estuvieras corriendo.-

Me miró mal.

-Katsuki: Cansa más no hacer nada.-

Tus ganas.

-_____: Hubieras rechazado mi oferta, pero ya te has comido el bizcocho.- Me reí, cínicamente.

Movió el cuello, destensándolo, pero en ningún momento movió los brazos, por lo que todo perfecto.

A veces me acercaba para conseguir exactamente su tono de piel.

-Katsuki: He visto momias más rápidas.- Lo susurró.

Pero mi oído ultrasónico lo oyó.

Pobre desgraciado.

-_____: Y héroes más majos.-

Estabamos llegando al límite.

Su mirada mortal se posó sobre mí pero la esquivé cual estudiante de Ansatsu.

Escuché la puerta abrirse, me giré a mirar y entró mi hermano con un montón de peña.

Éramos pocos y parió la abuela.

Empezando por Uraraka, cómo no.

Fueron entrando Mina, Jirō, Tsuyu, Izuku, Kaminari, Kirishima y Todoroki.

Alcé una ceja, no sabía que mi casa fuese un lugar de encuentro.

-_____: ¿Te has dejado a alguien más?- Nótese la ironía.

Mi hermano, con su cara dura, pasó de mí y se dirigió al salón a moverme todo mi perfecto puesto de pintura.

Se estaban quitando los zapatos mientras hablaban, a este volumen si llegan los vecinos ya no será mi culpa.

Todos empezaron a saludar y el imbécil de Bakugō se movió como Pedro por su casa.

-_____: ¡Katsuki!- Lo zarandeé del brazo y me miró con molestia. -¿Quién te ha dicho que podías moverte?-

No. (Katsuki Bakugou y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora