Capítulo 2: Calor

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¿Las orejas?

Se podría decir que son uno de mis puntos débiles.

¿La cabeza..? Pues también.

¿El cue...? ¡Ah, no! Las patas sí que no.

Arañé "sin querer" al Kirby, fue un acto reflejo, ¿a quién se le ocurre acariciar, o levantar del suelo, depende de como lo quieran ver, la pata de un gato?

Mi hermano por su parte gritó como un loco que qué hacía y yo maullé quejándome de la injusticia tan grande que estaba ocurriendo.

La chica flotadora le sonrió mientras decía que no pasaba nada, que las patas de los gatos eran sensibles y que es normal. ¿Si lo sabías para qué lo haces?

Midoriya, o Deku, de tanto oírlo ya uno se acostumbra, usó un poco de sus neuronas para decir que, a lo mejor, ya habían jugado con el gato suficiente. O sea, que me dejasen libre ya, ¿no? Llevo aquí como diez minutos intentando atrapar luces rojas dando vueltas y siendo acariciada por Uraraka y Midoriya.

Tampoco me quejo tanto, después de todo mi parte felina se sentía asombrosamente bien y podía aguantar hasta dos horas transformada. Cosa que sabía mi hermano y no dejó desaprovechar para que el globo aerodinámico estuviese feliz a mi costa.

Podría ser peor, podría ser un hámster o una serpiente, cuanto más pequeños y menos huesos tengan peor. Menos mal que no se les ocurren invertebrados, aunque creo que ya me negaría, una cosa es una dakimakura y otra perder la dignidad; no voy a convertirme en gusano solo para que mi hermano ligue.

Todoroki llegó con el bendito té, cuando se les ocurrió acariciarme el rabo y pegué un bote, maullando y erizando todo el pelo. Cosa que le hizo mucha gracia a mi hermano.

Le miré mal y me dirigí a los pies de Todoroki para que me diese ese té que olía estupendamente. Sirviéndolo en una taza, se sentó y me lo puso enfrente.

Agradecí que no me molestaran mientras bebía, era justo lo que me faltaba. Cuando paré a descansar, soy un gato, pero si de por sí ya soy floja, imagínate ahora, estaba recuperándome y Todoroki aprovechó para acariciarme la frente y una de las orejas.

Oh por Dios.

Tiene la mano calentita.

Me muero.

Literalmente caí apoyándome en su palma. No es que hiciese muchísimo frío, pero era tan cómodo y se estaba tan increíblemente agusto, que como para desaprovechar la oportunidad.

Parece que todo el mundo lo notó, porque hasta Kirishima soltó "Parece que se ha encariñado de ti", claro que lo dijo con una sonrisa de oreja a oreja, que ha sido lo más tierno que he podido presenciar con mis ojos, ya sean felinos o en cualquiera de sus fases.

-Uraraka: Ah, tiene que ser por tu kosei, a los gatos les gusta lo cálido.-

En parte es exactamente eso, pero yo prefiero el frío para poder sentir esta calidez y no asarme sudando como un pollo a 35°, cada cinco minutos.

-Todoroki: Oh, a mí me gustan los gatos.-

Voy a morir por este hombre.

Aunque también tenía sed, y quiero beberme el té. Por lo que me separé de su, mi querida, espectacular mano, y me bebí el resto del té.

Después yo me dirigía hacia la calidez suprema cuando se dignaron a cogerme de la cintura y levantarme, tan desprevenida estaba yo, que solté un chillido, maullido, extraño y agudo del susto que me dieron.

Vamos, no es muy normal que tú vayas a caminar y te agarren como si fueras un saco.

Como siempre, mi querido hermano me había levantado para dejarme encima de los muslos de Uraraka. Vamos a ver, que yo quiero que me dejen en paz ya, ¿no ha sido suficiente o qué?

¿No teníais un trabajo?

Mis plegarias fueron escuchadas.

-Katsuki: ¿¡Pero queréis parar ya!?- Me levantó antes de estar totalmente en sus piernas para dejarme en medio de las suyas, en medio, de las suyas, en el hueco, en el medio. ¿Sabéis?

En el medio.

Tampoco es que haya sido lo más amable del mundo, me cogió del cuello, donde se cogen a los gatos recién nacidos, y me sentó sin ninguna delicadeza en el medio, el medio, de sus piernas.

Mi hermano puso una mueca, pero no iba a contradecir a esta preciosidad. Aunque no lo hiciese porque quizá y le explota la cara.

El caso fue que pude relajarme lo máximo posible, dentro de lo que cabe, en el medio, mientras ellos se ponían a hacer el trabajo.

Me puse a dar vueltas para acomodarme pero es que estaba en el hueco entre una pierna y otra, no es que hubiese mucho espacio de rodilla a rodilla. Cuando me cansé de dar vueltas apoyé mi cabeza en sus tobillos para ver lo que hacía en su portátil.

Buscar información.

No veas, qué divertido.

Me da una envidia...

Me giré para verle la cara quedando boca arriba con sus tobillos de almohada.

¿La vida le estaba haciendo un favor?

¿Por qué se ve bien desde todos los ángulos?

¿Es que la vida le debe algo?

Seguramente sea un ángel y yo estoy flipando porque soy un gato. Me miró y me cogió, esta vez de debajo de las patas, con una sola mano para ponerme encima de su pecho y recostarse un poco para poner su portátil en su estómago.

-Katsuki: Deja de moverte.- ¿Me estaba moviendo?

Por lo menos estaba susurrando, no quería que los demás se enterasen, lo que me parece bien.

Oh. Los gatos mueven el rabo cuando están felices, o lo estiran, depende. Pero sale solo y no te das cuenta.

Él sí.

Claro que yo qué iba a hacer si me da un lugar tan estrecho para moverme mientras miro su cara y lo adoro.

Pues normal que mueva el rabo, si ver la belleza de un dios hace feliz a cualquiera.

Me quedé mirándolo y luego me acurruqué en su pecho porque, oh sorpresa, era la calefacción humana.

Ronroneé de gusto, de verdad que esto es la gloria.

Se giraron a mirarme porque estaban en silencio, a Uraraka se le iluminaron los ojos por lo que mi hermano aprovechó para invitarla cada vez que quiera tener un animal y Deku casi se cae de lo emocionado que estaba.

Kirishima sonrió tanto que parecía el sol, en verdad me quejaba solo de Uraraka y mi hermano, porque estar con estos bombones no me molesta en lo absoluto, un poco el mal trago de empequeñecer los huesos, pero por lo demás esto era el Olimpo, y ellos los dioses.

Katsuki chistó y cuando dejaron de mirarme me acarició una de las orejas.

Soy feliz.

Me restregué aún más contra su pecho, aplastándome yo sola con su mano y su torso.

Poco a poco, me iba quedando dormida. Entre el té y la comodidad esto era insuperable.

Claro que, una vez que pierdes el conocimiento, tu kosei deja de funcionar.

Por lo que vuelves a tu forma normal.

En mi caso, la humana.



Holaaaaaaaa, qué taaaaaaaaaal???

Venga, contadme qué tal os va, yo me estoy asando del calor que hace, una media de 17-25º, pero el otro día llegamos a los 30º, la verdad que es un suplicio, yo es que no aguanto bien el calor, me alegro de ser friolera.

El casoooooooo, que me apetece muchoooo esta historia y la relajación que me da XD

Espero que os guste también ^^

Nos vemoooooos, exeploooooooooooooooooshion

XD

No. (Katsuki Bakugou y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora