Capítulo 1: Shōnen Jump

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-_____: ¡Onii-chan tengo la Shōnen Jump!-

"Todo se derrumbó.

Dentro de mí, dentro de mí."

Cerebro, por favor, ¿las neuronas?

Los compañeros de clase de mi hermano se giraron a mirarme tras haber "pateado" la puerta, para entrar a su cuarto.

Me puse roja de la vergüenza, y con rápidez cerré la puerta apoyándome en esta para huir de ellos. Después, deprisa y corriendo, bajé la escalera de la segunda planta y me fui a la cocina para comer, ya que, como suponía, mi hermano saldría de su habitación para avisarme, ya muy tarde, de que había gente en la casa.

-Shinji: Tenemos un trabajo.- Se estaba riendo de mí en mi cara.

-_____: ¡Podrías haberme avisado!-

-Shinji: Te he mandado como doce mensajes.- Inmediatamente busque mi móvil en la mochila, y, efectivamente, había mensajes, exactamente diez.

Le hice un puchero a mi hermano, y le acerqué la revista.

-Shinji: La verdad, solo vine por esto, enana.- Dijo cogiendo la revista, yo inflé mis mejillas mientras él volvía a su habitación riéndose.

Me decanté por hacerme unos huevos revueltos con pollo. Después me di cuenta de que era mejor idea hacer un sandwich cuando vi las dos sartenes, el plato y los cubiertos. El vaso me lo llevaría a mi cuarto para no deshidratarme.

Preferí fregarlo todo para luego no tener que hacerlo y que no se amontonasen, estaba terminando con una de las sartenes cuando escucho una ronca voz cerca de mí.

-Katsuki: ¿Dónde dejo esto?-

El susto y el bote que di fue impresionante. Me giré para verle, uno de los aspirantes a héroes con peor humor y justo el que había ganado el festival deportivo.

Se refería a unos platos apilados en una bandeja. Respiré un par de veces antes de responderle.

-_____: Dámelos que lo friego.- Estiré la mano, que por cierto goteaba, a la espera de que me los diese rápidamente para no manchar el suelo. Lo vi titubear un poco, después se acercó a mí.

-Katsuki: Ya lo hago yo.- ¿Eh?

-_____: No, tranquilo, tú vuelve con los demás a terminar el trabajo.- Le dio exactamente igual lo que dije y me cogió de las manos el estropajo y se puso a fregar.

-Katsuki: Vamos adelantados, y se entrega en dos semanas.-

Como no quedaba otra, me dispuse a secar lo que había para ya tenerlo todo limpio y guardado.

Ni gritaba, ni hablaba más alto que yo, estaba tan tranquilo que parecía mentira lo que decía mi hermano de él.

Tenía la espalda totalmente recta y se le marcaba la mandíbula, sus ojos rojos eran de los más bonitos que había visto y su cuello me llamaba demasiado la atención.

Escuchamos unos pasos en las escaleras y un débil "Kacchan, ¿dónde estás?". Inmediatamente dejé de observarlo para centrarme en lo que estaba haciendo; el susodicho bufó.

-Katsuki: ¡Qué ahora voy maldito Deku!- Pegué un bote del susto, no me esperaba que gritase tan enfadado; él me miró de reojo y yo volví a desviar la mirada.

Me quitó el trapo de las manos y se secó las suyas, después me lo devolvió, casi lanzándolo, y se fue de nuevo, subiendo las escaleras con fuertes pasos. Si hubiese venido de la misma manera, lo habría escuchado.

No. (Katsuki Bakugou y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora