Capítulo 4: Burla

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No me responsabilizo de gritos tipo fangirl, ni de vergüenza ajena

Este capitulo esta... ejem, contiene algunas referencias subidas de tono

También informo que mi cell esta apunto de morir oficialmente y para siempre; pero la vida es así por suerte seguiré subiendo por el computador, hasta la próxima

Narrador 

Unos minutos más tarde, todos estaban reunidos a excepción de Kogoro que seguía en su incursión a las aguas termales, pero al encontrarlo se llevó la grata sorpresa de estar acompañado por monos.

Al estar rodeados por comida a Agasa se le ocurrió un acertijo en base a los puestos, era tan malo y fácil que Ayumi lo resolvió en un instante.

—Bueno, yo tengo otro acertijo. —comentó Haibara llamando la atención de todos, un destello de maldad brilló en sus ojos. —¿Cuál de estos es más adecuado para el profesor? —preguntó de golpe Ai con una suave sonrisa calmada, todos la miraron curiosos e impresionados por tal intervención. —Ninguno, te hacen aún más gordo. —respondió de inmediato, obteniendo sonrisas sin gracias.

Eso no era un acertijo... —pensé Conan manteniendo una sonrisa incómoda, prácticamente revelando los pensamientos de los demás.

—Ahora hay que... —habló Mitsuhiko dejando de lado los comentarios de su amiga, ya estaban acostumbrados a eso.

—¡Ir a comer! —afirmó Ayumi feliz.

—Voy a comerme una ración, ¡incluida la parte de profesor! —le siguió Genta burlándose de su tutor responsable. De esa forma se fueron corriendo a comprar.

—Vamos a comer también. —se animó Ran mirando la expresión deprimida de Agasa.

—Si. —asintió Sonoko con una sonrisa. —¡La parte del profesor también! —exclamó con burla, al verlo llorar no pudieron evitar reírse.

—Ai-chan, Conan-kun, ¿qué van a hacer? —preguntó Ran curiosa, Sonoko igual los miraba con ojos brillantes.

—Paso. —respondió Ai de forma desinteresada.

—Yo también. —respondió Conan en un tono infantil, queriendo contrarrestar la falta de actitud infantil de su pareja. —Voy a darme un paseo por el pueblo.

—Entonces iré con Conan-kun y... —habló el profesor pero fue interceptado.

—No puedes te tomarás una taza de té conmigo, seguro y vas a comer algo como vayas por ahí. —comentó Ai en un tono que todos sabían que no había razón en todo el mundo que la haría cambiar de opinión.

Al escuchar el llanto del profesor las dos adolescentes se fueron a comprar algo de comida dejando a esos tres juntos, tenían la expectativa de irlos a espiar en una cita.

—¿De verdad no quieres acompañarme? —preguntó Conan desconcertado. 

Ella negó suavemente tomando su mano. —No puedo dejar que el profesor consuma tanto colesterol. 

Edogawa se llevó su mano libre a su boca sin atreverse a burlarse de su segundo padre que seguía llorando tras ellos.

—La próxima te acompaño. —susurró la niña acercándose al pequeño ignorando la reacción de su amor, uniendo sus frentes. —Si me necesitas, llámame e iré enseguida. 

Edogawa mostró una sonrisa llena de ternura llevando su mano libre hasta su mejilla, acariciándole con dulzura. —Bien, pero no presiones mucho al profesor.

15 minutos de silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora