–Cariño, tienes que mantener el equilibrio aquí y aquí. –Le expliqué con mucha paciencia a una de mis alumnas que llevaba tres clases intentando levantar un pie, la entiendo, es difícil, además de que el patín es pesado, a las extremidades les cuesta mucho mantener el equilibrio mientras hay movimiento. Le señalaba que el equilibrio también tiene que ser en su mente, no sólo en las piernas y en los brazos. –¿Por qué no tomas impulso una vez más y lo intentas? –La niña de aproximadamente unos siete años, asiente un poco nerviosa pero obedece a mis palabras e intenta una vez más, pero justo cuando creí que lo lograría, ella vuelve a perder el equilibrio y cae.
–No puedo hacerlo señorita Camille, debí estudiar música como papá y mamá querían. –Me dijo con tristeza y eso me rompe el corazón, sobre todo porque me recuerda mucho a mi.
–Claro que no, si esto es lo que te gusta, está muy bien que lo hayas elegido, la música también es difícil, hay que trabajar con paciencia y disciplina en cualquier cosa que decidas estudiar. –Indiqué.
–¿Y si no soy buena para nada?
–Eres buena para hacer giros dobles, a mi me costó muchísimo aprender eso, pero tú lo hiciste muy rápido. –La animé una vez más y ella está vez accedió a levantarse y seguir practicando. Esto era una tarea de todos los sábados, no sólo venía a enseñarle a niñas de entre 6 y 10 años a patinar, también venía a levantar su autoestima e intentar limpiar su mente de tantas cosas hirientes que les pudieron haber dicho en la semana.
Hoy tenía muchas ganas de ir a dormir todo el día, lo necesitaba, no veía la hora de encontrarme otra vez con mi cama calentita y dejarme vencer por el sueño unas diez horas, solo así se solucionaría la pesadez que tenía en mi cuerpo, era tanta que de a ratos no me permitía reaccionar con normalidad, estaba lidiando con todo esto en compañía de un vaso térmico con café extra fuerte. De no ser por eso, ya me habría quedado dormida en cualquier lugar.
Con mi cuerpo y mi mente funcionando literalmente en automático, como si fuera un robot con sus tareas programadas, me fui a mis clases de patinaje sobre hielo luego de haber almorzado algo rápido en la academia de niñas.
Desde hace varias semanas atrás, estoy practicando una de las cosas más difíciles que se hacen en el patinaje, el salto axel. Los entrenadores me han estado presionando para que deje de intentarlo después de que casi me rompa el tobillo, pero debo admitir que soy algo necia cuando se trata de esto, quiero dar lo mejor, ser la mejor, no puedo simplemente desistir y rendirme solo porque en los primeros intentos no salió bien.Mientras practicaba otras cosas, recordé el sueño que había tenido esta madrugada con mi crush ficticio, ese que no existe y no puede venir por mi para que escapemos juntos. Sé que solo fue una creación en mi mente en base a lo que he vivido en los últimos días, pero me imaginé cómo sería realmente patinar con aquellos patines encantados que no me permitían caerme y aquel brillo leve de color verde esmeralda me hacían sentir tan segura.
Ojalá tuviera a una persona que se interese tanto por mi que viniera a verme en mis clases, y no hablo necesariamente de una pareja, tal vez ver a alguno de mis padres aquí sería bueno, pero la realidad es otra.Respiré profundo y aunque mi intuición me decía que no lo intentara porque algo iba a salir mal, lo hice de igual forma, y en efecto, fallé. Todo sucedió tan rápido que me costó trabajo reaccionar, solo sé que cuando estaba segura de que lograría no resbalar cuando diera aquel salto, sucedió todo lo contrario y terminé cayendo bruscamente en la superficie fría. Mi temor más grande siempre era romperme un pie, la pierna o la cadera, sin embargo nada de eso sucedió, esta vez fue mi hombro el que sufrió las consecuencias de la caída. Sentía un dolor punzante cuando quería levantar mi brazo o intentar hacer cualquier otro movimiento con él, el paramédico que siempre está allí por cualquier accidente, me dijo que era probable un desgarro en el manguito de los rotadores, no podía hacer más por mi que darme algunos analgésicos y dejar que la herida se sanara sola, porque estaba seguro de que era pequeña aunque yo le manifesté que me dolía mucho y no podía mantener el brazo en alto. Cuando los entrenadores y el mismo paramédico me dijeron que tenía que ir a descansar, intenté convencerlos que no era para tanto y que podía seguir, pero cuantos más minutos pasaban el dolor se hacía un poco más intenso, no tuve otra opción más que abandonar la clase e irme a casa.
Éste fin de semana no estaba siendo el mejor, definitivamente me quedaría todo el domingo en mi casa, dándole a mi hombro lastimado el descanso que se merece y evitando que alguna otra cosa mala me suceda.
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Su Secreto《Loki Laufeyson》
Fanfic¿Es posible enamorarse de alguien que no existe? Sucede todo el tiempo, y Camille no es la excepción. ¿Y si él no es tan ficticio como ella cree? Siempre le ha gustado Marvel y su personaje favorito es el dios de las mentiras, nunca ha faltado al...