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~Poncho~

—No te dejaré aquí sola Anahí. Si no me doliera tanto verte llorar, créeme, me marcharía tal y como me lo estás pidiendo. Sin embargo no puedo hacerlo. No puedo tranquilizarme, sabiendo que tú te encuentras mal. Me pides que te deje sola, pero eso es algo que nunca haré, porque te amo tanto que no me perdonaría el hecho de no poder reconfortarte cuando más te hace falta.
Además ¡Estás embarazada! — La regaño, luego de confesarle el gran amor que siento, haciéndole recordar que ahora tiene una vida en su interior.

—¡Deja de gritarme! — Pide. —Me zumba la cabeza. Por favor — Reclama tomándose la cabeza con las manos. —Quiero quedarme, por favor.

—Bien, entonces me quedaré contigo. No te dejaré así.

—¿Por qué te preocupas por mi? — Quiere saber.

—Porque te amo más allá de cualquier límite que cualquier hombre se haya imaginado y no quiero que nada te suceda — Explico exasperado, cansado de explicárselo una y otra vez.

—Sin embargo dices que este no es tu hijo, así que no deberías interesarte — Reclama.

—No digas Oops Anahí, ese niño no tiene la culpa — Exclamo. —Quiero que estés bien.

—Estaré bien.

—Pero quiero que lo estés ahora — Suplico. —Vamos a casa.

—Déjame aquí, por lo menos hasta que sea el juicio — Clama.

—Bien, entonces me quedo — No me iría dejándola así, no. Me preocupa demasiado, la amo, es mi vida a pesar de todo.

—Tú tienes que pensar — Emite tristemente.

—Pensaré luego ¿si?

—¿Mientras? Seguirás negando a tu hijo — Dice. Suspiro y tengo ganas de gritar, descargar toda la furia que tengo. Existen posibilidades de que sea mío, pero existen las mismas posibilidades de que sea de ese hijo de Oops!. No sé que pensar, no quiero encariñarme con el hijo de un asesino... del asesino de mi hija. —¿Qué harás? ¿Esperarás a que nazca para hacerle un ADN? — Si, es lo que había pensado. Por más que sonara desalmado, lo pensé. No puedo confiar en Anahí, hay algo que no me deja confiar por más que vea en sus ojos ese desespero por que le crea. —Bien, yo puedo arreglármelas sola.

—Any...

—Iré a dormir — Dice caminando rápidamente hacia una de las dos puertas. La abre e ingresa a la habitación, luego da un portazo.

~Anahí~

Me quito los jeans y me acuesto con solo la blusa puesta aparte de la ropa interior. No quiero salir y pedirle a Alfonso las maletas, lo haré mañana.
Apago la luz pero dejo prendido el velador de la mesita, me tapo con las sábanas y cierro mis ojos. Intento no pensar, no pensar en la situación, en mis hijas... en el niño que tengo en mi vientre. Pero no puedo, están aquí.
Un hijo... estoy esperando un hijo de Alfonso. Estoy segura que es de él, una mujer sabe, yo lo sé, es suyo. Pero nada puedo hacer, sé que no me creerá con facilidad.
Siento un peso en la cama pero ni siquiera me muevo. Mantengo aún mis ojos cerrados, y siento que Alfonso me quita las sábanas. Sus dedos recorren luego la piel de mis piernas, abro mis ojos y me ladeo quedando boca arriba, mirándolo.

—Siento lo que te dije. Estoy arrepentido por todas las palabras hirientes que salieron de mi boca, pero no sabía qué hacer me encuentro tan aturdido — Se disculpa. Sigo mirándolo a los ojos y él sigue acariciando mi pierna. De rodillas se acerca más a mi cuerpo y acaricia ahora mi vientre con un dedo, roza la piel de arriba del encaje de mi tanga negra. Lo miro con confusión y temblando, lo admito. Mi vientre sube y baja por la acelerada respiración, quiero jadear cuando sus manos calientes suben mi blusa hasta los pechos. Me toma de las piernas, las abre y se acomoda entre ellas antes de llevar su cara cerca de la mía.
Me quita la blusa sin quitar su vista de la mía, me deja en brasier y con el corazón latiendo desenfrenadamente. ¿Me hará el amor? Luego de tanto tiempo, luego de tantas discusiones y perdones ¿me volverá a hacer el amor? Sonrío con nerviosismo y entonces captura mi boca con la suya, con suavidad. Atrapa mi labio inferior con los suyos y lo succiona, luego pasa su lengua antes de introducirla completamente en mi boca y así comenzar un desaforado beso. Tomo sus mejillas con mis manos y lo sostengo para que no se separe, él acomoda su cuerpo sobre el mío sosteniendo todo su peso con sus manos. Siento su erección chocar con mi vientre, poderosa, muy dura. Levanto su sudadera y la quito, tirándola hacia quien sabe dónde. Su cuerpo está caliente sobre el mío, lo necesito de verdad. Abro más mis piernas y hago que se acomode aún mejor sobre mi cuerpo, seguidamente bajo mis manos y le desabrocho el vaquero. Se quita las zapatillas sin dejar de besarme y lo ayudo con los vaqueros. Vuelve a tomar mi boca y posiciona su erección, aún cubierta por el bóxer, sobre mi pubis.

Relato: Una y Otra Vez | Anahi y Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora