~Kayra~
Doy vueltas en mi cama y no me puedo tranquilizar, siento algo que me oprime el pecho y no puedo entender que es. Quizás angustia por lo que hablé con Bianca, o quizás siento remordimiento por como trato a mi madre; indiferente. No lo sé, no puedo descifrarlo, pero tengo unas inmensas ganas de llorar.
Me siento confundida en la cama, con cuidado por mi herida, y reprimo las ganas de llorar. Llevo mi mano hacia mi boca y la tapo ¿Pero que logro con eso? Nada, si las lágrimas salen por los ojos y por sí solas.
—¡MAMÁ! — Grito por fin. No puedo soportarlo más, algo anda mal, algo me hace llorar así y no puedo entender que es. —¡Mamá! ¡Mami! — Sollozo como si fuera una niña asustada... y es que sí estoy asustada. Nunca antes había sentido tal cosa.
—¡¿Qué pasa?! — Mi madre entra preocupada e inmediatamente la abrazo. Lloro en sus brazos, y ella me protege, me consuela abrazándome y preguntándome que es lo que sucede. Sé que se asusta por mi llanto, pero no puedo hablar, la angustia frena todas mis palabras. —Kayra, mi amor, me asustas ¿Qué sucede chiquita? — Pregunta comprensiva. Me separo de ella hipando y seco mis lágrimas pero vuelven a salir. —Tranquilízate y siéntate — Me empuja suavemente para que lo haga y ella hace lo mismo. En sus ojos se reflejan temor y miedo, desconcierto y más.
—¡No me puedo tranquilizar mamá! Llama a papá por favor — Pido ahogada en llanto. Sé que está sorprendida porque por fin hablé, pero está un poco más preocupada por mi forma de llorar.
—¿Qué sucede Kayra? — Pregunta tomando el teléfono que tengo en mi mesita de luz.
—Sólo llámalo. Siento algo aquí — apunto mi pecho —algo no anda bien — Explico. Sé que la asusto cada vez más. Marca los números con las manos temblorosas y lleva el tubo a su oreja.
—Explícame que pasa — Me pide con preocupación esperando a que mi padre conteste.
—Solo siento algo aquí, y siento que algo malo está sucediendo. Asegúrate que papá esté bien — Pido.
—Poncho — Dice cuando mi padre la atiende. —¿Dónde estás? ¿Está todo bien? — Se queda callada unos segundos, mi padre le está respondiendo. —Si estamos bien, solo queríamos saber cómo estás — Disimula sonreír para no preocuparlo. —Te veo luego — Cuelga y me mira. —Está trabajando, a punto de entrar a una operación. ¿Qué pasa Kayra?
—Me duele aquí, y no es físico... siento algo en mi pecho, un presentimiento feo — Cuento. —Algo no anda bien mamá — Advierto desesperada tomándola de las manos. —Bianca... — Susurro. Siento como sus manos se aferran a las mías y me mira con temor, como si un fantasma hubiese pasado frente a ella. Y yo estoy peor. Toma el teléfono y le marca a mi hermana. Se desespera cuando, pasados los diez segundos, no contesta. Vuelve a intentarlo, dos, tres, cuatro... y cinco veces, y mi hermana no contesta su teléfono.
Vuelve a marcar temblorosa, y esta vez escucha una voz del otro lado del teléfono.
—Alicia ¿Ha pasado Bianca por sus cosas? — Pregunta pareciendo estar tranquila, aunque yo sé que no lo está. Tiembla al igual que yo. —Si, tiene que estar en el colegio. Iré a retirarla yo, no quiero que ande sola — Sonríe y sé que es para no preocupar a Alicia, la tía de Bianca, sin embargo por sus ojos corren lágrimas. —Si estoy bien, tengo que colgarte.
—¿Qué pasó?
—Tengo que salir ¿Puedes quedarte sola? Martita llegará en unos minutos — Dice levantándose. La tomo de las manos con firmeza y niego.
—No me quedaré, necesito ir contigo ¿Algo anda mal cierto?
—No, solo necesito asegurarme que Bianca está en clases. Por favor, quédate aquí.
—¡Quiero ir contigo! — Lloro. Mi llanto es desolado, pues no dejo de sentir esa opresión en mi pecho. Algo me advierte que mi gemela está en peligro. —Bianca está en peligro. Es una advertencia lo que siento.
—Ella... ella tiene que estar en la escuela. No puede sucederle nada allí, por eso iré a buscarla a la salida ¿si? Tú nos esperas aquí — Se toma el vientre, lo acaricia como tratando de aliviar algo y suspira, luego besa mi frente y yo la abrazo. —Me alegra que hayas hablado ¿sabes? Podemos evitar algo de este modo.
~Poncho~
Siento que estoy reviviendo una escena nuevamente, es como un deja-vú pero que ha ocurrido y lo recuerdas patente. Solo que esta vez le toca a mi otra hija, a la gemela.
Any llora con las manos en su cara, sentada en el sofá y Alicia la consuela, mientras los policías hacen su trabajo. Uno de ellos está hablando con Kayra y yo los observo. A Anahí y a mí ya nos han tomado la declaración, ahora restaba nuestra hija.
—¿Sabes de un novio quizás? ¿No crees que ella se haya fugado con él? — Pregunta uno de los oficiales apuntando en un pequeño anotador cada palabra de Kayra. Me ha hecho la misma pregunta a mí, se la ha hecho a Any y también a Alicia. Todos respondimos que tenía un ex acosador, y que podría tratarse de un secuestro por su parte. No tardaron en mandar una patrulla a investigar al chico.
—¡Ya les dijimos que no! — Contesta Anahí levantándose, furiosa. —¡Caray hagan su trabajo! ¡Busquen a mi hija! — Grita sin consuelo. Demasiadas preguntas y nadie hace nada. Deberían estar buscándola en vez de preguntar y preguntar, pero entiendo que es un proceso que deben seguir para, por lo menos, saber dónde buscar.
Alicia dio direcciones de las amigas de Bianca, o direcciones de donde se podría encontrar.
Tres días después no han dado con ella, en ninguna de esas direcciones. No hay rastro, es como si la tierra se la hubiese tragado... y nuestra preocupación aumenta cada vez más.
Descartan que haya sido Diego, el ex novio de Bianca. Tiene una coartada desgraciadamente confirmada y muy buena, pero lo tendrán en la mira como primer sospechoso. No hay nadie más que quisiera hacerle daño a Bianca. De hecho, hasta al mismo Ben han investigado, pero nada tiene que ver.
Luego de despedir al oficial que no ha traído ninguna noticia nueva, cierro la puerta y miro a mi esposa. Pienso en lo mucho que ha sufrido, y lo que está sufriendo en este momento con la desaparición de nuestra hija. También pienso en el bebé. Any ha vivido muchos disgustos y espero que eso no le cause un problema en su embarazo.
—Tengo miedo — Confiesa sollozando. Sé que tiene miedo, yo también lo tengo. —No quiero perder a mi hija... esta vez no podría soportarlo. No una vez más — Añade abrazándome. Sus brazos rodean mi cuello y su cara se esconde allí. Está temblando y angustiada.
—La encontraremos. Si ellos no hacen algo lo haré yo. Esta vez no lo dejaré pasar — Advierto. Any se separa de mi, seca su nariz con el dorso de su mano y me mira con temor.
—No quiero que te pongas en peligro — Gime.
—Estoy casi seguro que esto se trata de un secuestro — Advierto.
—¡No se han puesto en contacto con nosotros en estos tres días! ¡Descarta que sea un secuestro! — Grita abatida. Se desploma sobre el sofá y tapa su cara con sus manos, llorando sin poder contenerlo.
—¡Entonces es una venganza Anahí! ¿Te das cuenta? Entonces es una venganza ¿Quién puede odiarnos tanto? — Pregunto con la mirada fría. Ella me mira y se levanta echa una furia.
—¡Tony está preso! Es... es imposible que sea él, y es el único que nos odia y nos haría daño — Dice. Y tiene razón.
—Hay alguien más, y esto es obra de Tony. Los problemas han venido con él, él trajo la desgracia a nuestras vidas, él la está destruyendo. Tu guapo y sexy modelo. ¡Tu estú.pido amante! — Grito furioso. Ella llora con la mirada en el piso y me siento una basura, pero es la verdad.
—Pensé que habíamos dejado eso atrás — Farfulla.
—Evidentemente es imposible dejarlo atrás. No cuando nos está destruyendo aún estando preso.
—Claro, es toda mi culpa — Ríe irónicamente, pero al mismo tiempo la voz se le rompe. —Yo soy la culpable de lo que le sucede a mis hijas — Seca sus lágrimas con furia y sigue mirando al piso, derrotada.
—Por un error tuyo — Le digo sin remordimiento. —Te metiste con una persona jodi.da — Remato. Y ella llora más fuerte. Nunca me ha gustado ser el culpable de las lágrimas de mi mujer, pero ahora estaba demasiado furioso, demasiado dolido y no me importaba herirla.
—Me estás dando donde más me duele — Alza su vista. Sus ojos azules están hechos un mar, están hinchados y rojos... y su nariz está casi paspada de tanto sonarla. —Me estás lastimando — Gime. Y lo sé, sé que la estoy lastimando. Pero vuelve el rencor a mí. Pensé que había olvidado su infidelidad... pero no es que esté herido por eso, o que me duela en mi orgullo. Lo que en realidad me duele es que por un maldito rollo suyo mis hijas la estén pagando. Estoy completamente seguro que tiene algo que ver con Tony, tan seguro como que secuestró a Bianca y no para pedirnos dinero sino para lastimarnos.
—Pues tú lastimas a nuestras hijas — Escupo con furia. —Kayra estuvo lejos por tres meses, tiene un trauma más grande que una casa y tiene el vientre abierto por una maldita bala... y todo por tu rollo con ese idi.ota. Tú tienes algo de culpa — Si quería lastimarla, bravo, lo hice. Se derrumba, arrodillada, en el piso y llora sin cesar abrazada a sí mismo. Y por un momento me olvido que lleva a mi hijo en su vientre, y que angustiándola de esa forma puede hacerle mal al bebé.
—Cuando deberías consolarme me lastimas... no te reconozco. Tú no eras así. Es mi hija también, estoy destruida al igual que tú y deberíamos consolarnos mutuamente. Sin embargo me estás tirando mier.da encima — Dice con los dientes apretados. La miro desde arriba sin sentimiento alguno.
—Creo que deberías descansar — Digo levantándola del piso de un brazo. No soy brusco, para nada. Jamás la maltrataría, solo la trato con indiferencia porque estoy muy cabreado.
—Suéltame. Me iré cuando yo quiera — Gruñe. Se sienta en el sofá y sigue con su llanto.
Comienzo a dar vueltas por la casa pensando donde puede estar Bianca, algún lugar donde no hayan revisado, alguna casa que ella me haya mencionado. Busco algunas pistas pero no encuentro nada, no sé donde puede estar, no tengo la menor idea quien puede ser el sujeto que esté en esto con Tony. No tengo sospechosos, no he visto a nadie sospechoso y todo se complica.
~Bianca~
¡Ash me duele! Me froto el tobillo a ciegas, no creo que se trate de una fractura pero si de un esguince o algo parecido. Lo hago a ciegas, no puedo ver nada por la venda que llevo en mis ojos. Tengo frío, tengo hambre... pero sobre todo tengo miedo. Agudizo mis oídos pero no escucho nada, está todo tranquilo. No sé donde estoy, no sé quien fue el que me tomó por atrás, me desmayó con un somnífero colocando un pañuelo sobre mi nariz, no sé por qué me han hecho esto, no sé por qué me tienen aquí.
La voz que me habla desde que estoy aquí no la reconozco por nada del mundo, y estoy segura que nunca en mi vida la he escuchado.
Tengo las manos amarradas hacia atrás, y con alguna maniobra puedo frotar mi tobillo. En mis tobillos llevo una soga muy bien atada, y lo sé porque por más que hice el intento de desatarla no pude. Mis dedos sangran, mis uñas sangran... todo por intentar desatar esa soga que está muy bien atada.
Estoy en el piso, en una esquina, puedo sentirlo. El lugar es frío, huele a tierra y a humedad. Sospecho que es un galpón abandonado, pues cuando hablamos se escuchan los ecos que rebotan por todos lados. Apoyo mi frente contra la pared e intento rasparla hacia arriba para quitarme la venda, y de hecho hasta me lastimo pero logro hacerlo. Está un poco oscuro por lo que mis ojos, luego de no sé cuanto tiempo cubiertos, no me duelen. Como lo había sospechado es un galpón, un enorme galpón que apenas tiene una ventana larga a más de tres metros. Imposible escapar por allí. Me incorporo y trato de no hacer ruido, pues me doy cuenta que hay un tipo dormido reposando sobre una silla. Adelante tiene una mesita con una revisa, logro divisarlo mientras me acerco. Hago una mueca, mi tobillo duele mucho, pero me trago cualquier queja. No quiero ser escuchada.
Mantengo mi mirada fija en el tipo. Es gordo, demasiado, calvo y lo que puedo ver de su rostro está rojo. Está muy dormido y creo que borracho. Reconozco a un borracho dormido, y lo confirmo cuando veo una botella vacía cerca de su mano. Sonrío triunfante y me acerco más y más con cuidado. Mi madre me ha enseñado a ser valiente, ella me preparó para cuando no pudiera protegerme... ya sospechaba que se iría pronto de este mundo, y por cualquier cosa me dijo que tenía que arriesgarme si estaba segura. Y ahora lo estaba. Era mi oportunidad.
Evidentemente éste tipo no era el cabecilla del secuestro, no. Tal vez lo dejaban de cuidador, pero... ¡Vaya error! ¿Dejar a una secuestrada al cuidado de un borracho? ¿Quién lo haría? Mucha cabeza no tienen estos tipos. Doy saltitos, así me acerco... y con el ruido que hago el tipo no despierta, por lo que confirmo que está profundamente dormido por la borrachera.
Intento buscar algo para desatarme, pero no hay nada de nada. Doy un vistazo a la puerta corrediza y una cadena sobrepasa saliendo hacia afuera, por lo que deduzco que está cerrada por fuera con un candado.
Me acerco más al individuo y lo tanteo con suavidad, de espalda pues allí tengo mis manos, y trato de no tocarlo demasiado. No hay señales de llaves ¿Cómo cara.jos está aquí, encerrado, sin una llave? Claro, de seguro el o los otros secuestradores se imaginaron que esto podía suceder y no podían arriesgarse. Entonces lo encerraron aquí.
Vuelvo a tantearlo pero no encuentro nada. Miro la revista que tiene sobre la mesa y está algo abultada, así que como puedo y –repito- sin hacer el menor ruido la levanto. Y ¡Bingo! Encuentro algo que podrá ayudarme.
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Relato: Una y Otra Vez | Anahi y Alfonso Herrera |
FanfictionHistoria rescatada del foro unvision, la subo con el permiso de la autora. Todos los derechos reservados