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~Anahí~

Despierto con la claridad de la ventana dándome en el rostro. Abro los ojos lentamente y no puedo creer que ya sean... ¡las ocho de la mañana del otro día! Entre el embarazo, lo poco que duermo desde la pérdida de mi hija y la noche de amor con Alfonso me dejaron exhausta.
Noto inmediatamente que Alfonso no está en la cama y en la mesita de luz veo una bandeja con frutas y zumo. Me estiro hasta ella y tomo la pequeña nota que hay ahí.

"Salí un momento. Desayuna y vuelve a dormir. Te amo."

Me levanto desnuda como estoy y decido darme un baño antes de desayunar. Media hora después estoy sentada en medio de la cama con el sol entrando por el gran ventanal alumbrando mi blanca habitación. Sonrío al recordar algo, entonces salto de la cama y corro por el pasillo hasta la habitación de Kayra. Voy directa hacia el armario y de allí saco su guitarra. La miro en silencio sin poder evitar que mis ojos se humedezcan. Me volteo y busco unos cuadernos que tenía especialmente para escribir música, además tomo un portarretrato con su foto y me siento en su cama. Me dedico más de dos horas completas a escribir una canción y ponerle acordes... finalmente la termino y sonrío con nostalgia. Vuelvo a dejar todo en su lugar y guardo el cuaderno con la canción en el primer cajón de una cómoda.

Cuando estoy volviendo a mi habitación me cruzo a Alfonso que me ve con una mirada inexpresiva en sus ojos. Lo miro en silencio tratando de descifrar su mirada que me da miedo. Otra vez no por favor.

—¿Pasó... pasó algo? — Pregunto con una voz trémula, temiendo que todo volviera a lo de antes.

—Ven — Me toma de la mano y me hace entrar a la habitación. Lo sigo en silencio y nos sentamos en la cama. Lleva un papel en sus manos que recién lo noto cuando se sienta frente a mí. —Quiero que respires y prometas que no te alterarás ni te impresionarás — Añade con cara preocupada.

—Poncho me estás preocupando — Exclamo con la voz ya rota.

—Y tú ya estás comenzando a llorar y no quiero — Me regaña mirándome retador. Respiro hondo y hago una mueca.

—Tú dirás — Hablo tragándome las lágrimas, imaginando lo que puede venir.

—Ábrelo — Pide extendiendo el papel. Lo tomo un tanto temblorosa y lo miro extrañada.

—¿Qué es esto? — Pregunto sin abrirlo.

—El análisis que tanto esperamos — Responde. El corazón me da un vuelco, lo siento bombear con rapidez... y hasta puedo sentir mi sangre circular por él. Me apuro a abrir el sobre y sacar la hoja.

—Está abierto — Advierto. —¿Lo has visto? — Él asiente. —Pensé que lo veríamos juntos — Me quejo haciendo un mohín sin mirar el papel. —Entonces, tu cara... dice algo malo.

—Míralo — Pide. Mis ojos se cierran un rato antes de mirar los análisis. Llevo mi mano izquierda a la boca, como si tapándome la boca podría evitar llorar. En realidad lo primero que miro es una nota agarrado con un ganchito al pie de los análisis que dice...

—Felicidades, tenemos otra hija — Agrega Alfonso con una sonrisa. Enseguida me abalanzo hacia él y lo abrazo con todas mis fuerzas sin dejar de llorar.

—Es Kaylee — Sollozo contra su cuello. —Es mi hija — Alfonso me sujeta contra su cuerpo y acaricia mi cabeza.

—Es nuestra hija — Afirma. Me separo de su cuerpo y ahora sí tomo el papel de los análisis donde están todas esas cosas que yo no entiendo pero que explican que Bianca es mi hija, que hay compatibilidad. —La compatibilidad es de un 99,9%. Any, es nuestra niña... es la gemela de Kay — Reafirma.

Relato: Una y Otra Vez | Anahi y Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora