~Bianca~
Me levanté como si un camión me hubiese pasado por encima, haciéndome pedazos, quebrándome los huesos. Así me sentía, pero peor me sentí cuando mi padre, ese hombre que yo creía que me había dado la vida, me confesó algo que me dejó estupefacta.
—¿Son mis verdaderos padres? — Estoy shockeada por cada palabra de mi padre. Bueno, ni siquiera es mi padre. —¿No soy Bianca? ¿No soy lo que creí toda mi vida? — No puedo creerlo, soy hija de Anahí y de Alfonso, y por eso su hija es tan parecida a mi... en realidad, es idéntica y lo pude comprobar cuando la vi en ese estado aquél día en el hospital, aunque estuviera ensangrentada y golpeada, lo había notado. —Con razón sentía algo cuando estaba con ellos — Susurro entre el llanto —Era una conexión — Gimoteo. Seco sus lágrimas con furia. —¡Y tú! ¡Me robaste! ¡Me hiciste crecer en una mentira! ¡Eres un vil mentiroso papá! — Me quejo, destruida —¡Ni siquiera sé si llamarte papá, si no lo eres!
—Lo siento — Es lo único que puede decir Ben, ese hombre al que creí mi padre toda la vida.
—Claro, ahora lo sientes — Sollozo. No puede evitar llorar, me siento defraudada, estafada. —Me separaste de mis verdaderos padres, les robaste a su hija... y luego ellos pierden a su hija, se acercan a mí porque saben que soy también su hija... y yo... me sentí usada, porque pensé que solo me querían porque me parecía a su Kayra — Me quejo. Recuerdo a Kayra, aquella chica tan igual a mí... y soy consciente de que nunca he preguntado por ella en estos días, ni siquiera para saber cómo está o por cortesía o educación.
—Tienes que hablar con ellos — Sugiere mi tía. La miro con sorpresa y dolor...
—¿Tú sabias?
—No Bianca, me enteré apenas anoche cuando tú estabas desmayada por las drogas... en cuanto a eso...
—En cuanto a eso, ya te dije, no fue con mi voluntad... me metieron drogas — Explico interrumpiéndola. —Jamás me drogaría por mi propia voluntad. Tengo que hablar con Anahí y Alfonso... con mis padres — Decido. Miro a mi padre que tiene la vista fija en el piso, luego a mi tía que asiente de acuerdo, entonces salgo corriendo de casa hacia la casa de mis verdaderos padres.
Me subo al autobús con el poco dinero que llevo encima y me siento mirando hacia la ventana. Me pongo a pensar en cómo cambió mi vida en tan poco tiempo... perdí a la mujer que creí mi verdadera madre, mi padre no me quiere... y más encima me entero que ellos no me dieron la vida, que me robaron y me mintieron, que me prohibieron mi verdadera identidad, me prohibieron crecer con las dos personas que me dieron la vida, me prohibieron tener una hermana. ¿Cómo seguirá mi vida? Estoy segura que Anahí y Alfonso me darán una bienvenida merecida, me darán tanto amor como se lo dan a mi gemela... pero el miedo está presente siempre. Kayra ha vivido toda su vida con ellos, es SU hija, la que creció con ellos, con su amor, con su compañía... y quiera o no yo soy una extraña, una chica que aparece ahora en su vida. Tampoco sé como lo tomará ¿me querrá? ¿O pensará que llego a robarle el amor de sus padres? Mi cabeza es todo un licuado de pensamientos, de miedos, de dudas. Solo lo podré saber hablando con ellos, con mis padres, los que me dieron la vida.
Llego a su casa, la miro desde afuera; una casa soñada, con jardín, alberca, una casa que parece un castillo de cuento. Una casa con todo lo que yo nunca pude tener. No me importa lo material, jamás me importó y nunca me importará. Pero es un hogar con todas las letras; un padre trabajador y una excelente persona, médico, tierno, protector... el padre que Ben nunca supo ser. Luego Anahí, una hermosa mujer, perfecta, amorosa, la madre que todo chico desearía tener.
Mi vida cambió en dos segundos, ahora tengo un padre, una madre y dos hermanos... y quizás más miembros familiares que aún no conozco.
Miro el timbre y apoyo mi mano, dudando si presionarlo o no. El ladrido de un perro me paraliza el corazón, lo miro y me devuelve una mirada tierna. Meto mi mano por las rejas y lo acaricio, y sorprendentemente el cachorro me lame la mano. ¿Creerá que soy Kayra? Me decido a tocar el timbre luego de acariciarlo y espero unos momentos. Una señora mayor llega unos minutos después y la veo pálida en cuanto me mira. Sé que es la impresión por verme tan parecida a la niña de la casa. Le sonrío de lado y ella mira hacia atrás, luego vuelve la vista hacia mí y abre la boca para decir algo... sin embargo no le sale ni siquiera una palabra.
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Relato: Una y Otra Vez | Anahi y Alfonso Herrera |
FanfictionHistoria rescatada del foro unvision, la subo con el permiso de la autora. Todos los derechos reservados