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~Anahí~

—¡Quince años no son nada! — Grita Alfonso exasperado.

—Merece la pena de muerte. Si existiera esa posibilidad en México... — Farfullo tirando las llaves en la mesita de al lado del sofá. Condenaron a Tony a quince años por el homicidio de Kayra solo porque no fue premeditado. Me siento en el sofá y tomo mi vientre con mis manos, suspiro y cierro los ojos. —Exijo un segundo juicio, Alfonso.

—Créeme que yo también lo exigiré — Gruñe. Lo miro, está furioso y me largo a llorar. Siento que quince años no son suficientes para hacer justicia por la muerte de mi niña. —Ey amor — Se acerca a mí y acaricia mi vientre. —No te pongas así, prometo que se pudrirá en la cárcel — Da su palabra y lo abrazo sollozando.

—Se merece la muerte ese maldito mal nacido — Gimo. —Se me ha puesto el vientre duro — Me quejo ahogando un gemido.

—Porque te pones nerviosa. Mejor acuéstate un rato ¿quieres? — Niego y seco mis ojos. —Any, hazme caso — Exige con suavidad. —Recuéstate un rato.

—¿Te acuestas conmigo? — Pido con voz suave. Él sonríe y se levanta. Extiende su mano y la tomo.

Llegamos a la habitación y me quito la ropa quedándome solo con la ropa interior, él hace lo mismo y queda solo en bóxer. Son las cinco de la tarde. Me recuesto y él me sigue, abrazándome por la espalda y llevando una de sus manos a mi abultado vientre.

—¿Qué crees que será? — Susurra en mi oreja. Miro el ventanal que tiene las ventanas corridas y suspiro.

—Niño — Respondo. Sus dedos acarician la piel desnuda de mi vientre de cinco meses.

—No se deja ver y estoy ansioso por saberlo — Añade. Deja un beso en mi cuello, entonces me volteo y mi cara queda frente a la suya.

—Bianca dice que es niño — Advierto con una sonrisa.

—Yo también lo creo — Sus manos ahora acarician mis brazos sin pretender nada.

—¿No crees que es momento de hablar con el padre y la tía de Bianca? Ya hemos dejado pasar mucho tiempo, Bianca se ha unido mucho a nosotros, se ha incorporado prácticamente a nuestra familia, confía en nosotros, y lo más importante, nos adora — Manifiesto.

—¿Tú crees? Se acercan las fiestas navideñas ¿Qué pasa si se lo toma mal? Pasaremos amargados navidad y año nuevo — Explica Alfonso.

—Por eso mismo. Veámosle el lado positivo, si se lo toma bien pasaremos una agradable navidad con nuestra hija — Él frunce los labios no muy convencido. —Tres meses pasaron, ya no quiero ocultárselo más. Necesito que sepa que es mi hija.

—Está bien — Acepta, entonces mi sonrisa es más amplia y mis ojos se iluminan. —Pero primero hablaremos con el padre.

—Bien — Me recuesto sobre mi espalda y él se eleva un poco para besar mi barriga.

—Ey campeón — Comienza a hablarle al vientre, y es que este niño tiene algo especial con su padre, cada vez que le habla empieza a moverse descontroladamente.

—¿Lo despertarás? Ha estado muy tranquilo hoy — Me quejo obviamente con una sonrisa.

—Es que me encanta interactuar con mi hijo — Ríe. —Vamos bebé, despierta. Tu padre quiere sentirte — Lo miro embelesada y espero a que nuestro bebé haga algo. Y segundos después siento como mi pequeño pececito se mueve en mi interior.

—Ay ya comenzamos — Largo una carcajada y Alfonso sonríe satisfecho.

—Eso es campeón, muévete — Sus manos están sobre mi vientre, y mi pequeño hace un movimiento tan brusco que logra hacerse notar.

Relato: Una y Otra Vez | Anahi y Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora