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Durante el fin de semana que se fue, Jackson no volvió a casa. Nari pasó noches sin dormir esperándolo en una fría cama king size, recordando una y otra vez las palabras que le dijo antes de perseguir a Eunbi ese día. ¿Cómo podría sentirse mal por acostarse con su propio esposo en su propia casa? ¿Cómo pudo permitirle que corriera detrás de su amante y la tratara como una villana justo cuando comenzó a ser inusualmente cariñoso la noche anterior? Recordó la furia en los ojos lacrimosos de Eunbi cuando abrió la puerta después de que ella esperó a Jackson toda la noche en la habitación del hotel donde se suponía que debían encontrarse. Ella la miró con disgusto y la llamó mentirosa con labios temblorosos antes de estallar en lágrimas. Sería desalmado por su parte no entender su dolor, pero, ¿cómo es que nadie entendió su propio dolor?

¿Cómo es que a los dos solo les importó la desgracia de estar atrapados en un amor prohibido, pero nunca vieron las penas de una esposa que voluntariamente permitió que su esposo viera a otra mujer? Si fuera por ella, nunca lo hubiera permitido. Fue su decisión altruista comprender el resentimiento de Jackson lo que la llevó a sufrir en la miseria por sí misma. Si bien hizo todo lo posible por comprender completamente la definición misma de dolor en su perspectiva, ninguno de ellos intentó ver la magnitud de su sufrimiento a través de sus propios ojos. La trataron con poca importancia, invalidada de simpatía porque creían que solo recibía lo que se merecía.

Esto, de hecho, no era lo que Nari merecía.

Hubiera sido más fácil dejar de ser una buena persona por una vez. Hubiera sido menos tortuoso no tomar el camino correcto y, en cambio, priorizar su bienestar mental y emocional. Lo que le impedía dejar a su marido era su desesperado deseo de hacer que su lamentable matrimonio funcionara

Jackson tenía razón, estaban casados por una razón. Por mucho que detestara el pensamiento, lo reconoció y se casó con Nari frente a todo el mundo. Escapar de los horrores de su matrimonio a través del divorcio no fue tan fácil como parecía porque estaba condenada a las complicaciones del drama familiar y una guerra fría inminente entre su padre y su suegro que nunca desearían que sucediera éste evento. Simplemente estaba atrapada en un callejón sin salida y comenzaba a sentirse sofocada.

Simplemente no quería ser la razón por la que sus familias se separarían algún día porque no tuvo la paciencia suficiente para lidiar con Jackson.

Pero, ¿cuánto más podría aguantar? ¿Cuántos días tendría que pasar donde estaría sola en el Penthouse porque él estaba pasando su momento con la mujer que ama? Su enredo no duraría para siempre, y como el mismo Jackson no quería divorciarse, todo esto estaba obligado a terminar con Eunbi de una forma u otra. Así fue como trató de ver algo de luz al final del túnel más oscuro. Terminará algún día, se dijo esas palabras para tranquilizar su solitario corazón.

Aunque estuvo tentada, no se puso en contacto con su marido para preguntarle cuándo volvería a casa, temiendo la dura respuesta que podría recibir si alguna vez se atrevía a actuar como una ama de casa. Todo lo que hacía parecía incorrecto a sus ojos. Si bien hubo días en los que vivían como una pareja casada normal en un entorno doméstico, la mayor parte de su amanecer y atardecer todavía estaba con un esposo que desdeñaba su mera existencia. Y, sin embargo, seguía perdonándolo sin que le dieran una disculpa. Los zapatos, la cita en el hotel, las crueles palabras que le dijo sin tregua; trató de mirar más allá y seguir adelante. Quizás no como lo haría normalmente, pero sería bueno dejar un espacio seguro entre ella y él de ahora en adelante.

Estar sola en la casa hizo que llegara a éstas conclusiones mientras pasaba sus días haciendo las tareas del hogar y rumiando sobre cuál sería el mejor curso de acción en éste fracaso de una relación. Comía sola, dormía sola, todo sin la presencia de su esposo.

MARRIAGE STORYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora