MARRIAGE STORY

7.

Volar a la Polinesia Francesa fue un desastre. Nari lo sabía incluso antes de llegar a Bora Bora mientras volaban en el jet privado de Jackson y pasaba las peores 24 horas y 10 minutos de su vida encarcelada en un avión a 35.000 pies del suelo. No fue el desfase horario ni la turbulencia lo que la hizo desear no ir, fueron los dos pasajeros específicos dentro del avión los que causaron su silencio durante las últimas siete horas desde que salieron del aeropuesto.

Claramente, Eunbi no fue informada de la participación de Nari en su escapada especial porque sus ojos bien abiertos la miraron interrogantes tan pronto como la vió salir de McLaren antes de subir al jet. A pesar de su reacción inicial, se apresuró a disimular su disgusto enviándole una sonrisa de bienvenida. Una sonrisa que fingió inocencia que duró cinco segundos antes de que ella pasara junto a Nari por el pasillo, de la mano del esposo que colocó a su esposa en el mismo espacio cerrado con su amante.

Jackson notó el cambio en las emociones de Nari durante la semana pasada donde no dejaba de comprobar si estaba bien y si algo estaba atormentando su mente. Llegó a casa del trabajo más temprano de lo habitual para asegurarse de que cenaran juntos, pero la mayoría de esas noches habían pasado en silencio sin que ninguno de los dos tuviera el valor de dirigirse la palabra. No, no había a quién culpar por su atolladero marital. Solo una esposa rota tratando de estudiar los patrones de comportamiento de su esposo por ser cariñoso y amoroso una vez, luego desapegado y distraído a la siguiente. No podía decirle que había visto el rastreo del ciclo de Eunbi en su teléfono, pero dudaba que a él le importara lo suficiente como para romper su corazón en pedazos pensando en lo activamente íntimos que han sido los dos a sus espaldas. Jackson no tenía idea de cuánto aniquilaría por completo su corazón y su alma si realmente terminaba embarazando a su amante. Si esa era su intención o no, Nari ya no podría encontrar una excusa para quedarse con él si sucedía.

¿Por qué su matrimonio se convirtió en un desastre en menos de un año? ¿Qué hizo para merecer éste desastre de relación cuando siempre fue genuina desde el principio? A pesar de los cambios de la vida, eligió ver el color en su mundo acromático. Era su única forma de mantener su positividad porque preferiría ser un sol que una tormenta.

Jackson haría llegar la tormenta algún día, al menos, no por hoy.

Nari se estaba volviendo indiferente ante la descarada muestra de infidelidad hasta el punto de que simplemente le permitía a Jackson hacer lo que quería sin tanta queja. No fue un pase libre para pisotear su dignidad, más bien, una razón para acumular toda la suciedad que ha recibido, como la forma en que un abogado reuniría pruebas antes de iniciar una acción en un caso. Seguro que no era abogada, pero podría usar la misma táctica antes de reaccionar de forma irrazonable. Tenía que aferrarse a su último hilo de orgullo para no volverse más patética de lo que parecía. Era mejor fingir que todo estaba bien en lugar de mostrar su debilidad frente a él. Era mejor evitar su línea de visión, eligiendo unirse a sus mejores amigos para jugar a las cartas mientras hacía sus bocetos, que ser la tercera en una relación ilegal que la convertía en villana.

Había inquietud en los ojos de Hanna mientras dejaba su carta, presionando sus labios juntos cuando miró a la pareja desde el otro lado del avión. No podía distinguir lo que estaba viendo porque Nari estaba frente a ella en una disposición de asientos que tenía la espalda contra su esposo. Jinyoung, que estaba sentado al lado de Nari, pudo sentir la tensión cuando miró lo que había detrás por una fracción de segundo.

¿Por qué viniste siquiera? Podría preguntarse. La pregunta más bien seria: ¿por qué no? Incluso si no lo admitió, Jackson claramente quería usarla a Nari pidiéndole que se uniera al viaje para que nadie sospechara de su verdadera naturaleza como un hombre adúltero de veinticinco años. A cambio, ella deseaba aprovechar éste viaje como ultimátum para su coherencia como esposa siempre compasiva. Éste viaje sería el factor decisivo para que abriera los ojos a la ruina de su matrimonio.