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Jueves, 7 de abril 2:45 p. m. — El interrogatorio.

—Señora Wang, que gusto verla.

Justo cuando pensaba que estar esposada ya era la experiencia más cruel por la que tuvo que pasar, la sopresa de Inna se hizo tremendamente alta cuando vió al hombre que estaba sentado al otro lado de la mesa después de que ella fuera arrojada a la sala de interrogatorios. Los policías la condujeron a su lado del asiento y sus muñecas sólo ahora fueron liberadas del fuerte dispositivo de sujeción que trajo marcas rojas en su piel de marfil. Había un principio legal llamado "presunción de inocencia" que connotaba que ella seguía siendo inocente hasta que se demostrara su culpabilidad, pero aquí estaba, ya siendo tratada como una prisionera en su prisión preventiva.

¿Quién, puede preguntar, era el hombre dentro de la sala de interrogatorios? No era otro que el cuñado del hijastro al que más despreciaba.

—¿No es esto ilegal?—habló en voz baja, mirando al hombre que le dió una mirada calculadora detrás de su computadora portátil—. Eres el abogado de Jackson, ¿eh? ¿No pudiste elegir a otra persona?

Inna sabía que éste hombre provenía de una familia de abogados estimados que dirigían uno de los bufetes de abogados más grandes del país. Enfrentarlo en un proceso penal era una pérdida de libertad en sí misma porque no había forma de que éste hombre permitiera perder un caso que en realidad era ventajoso para el partido de Jackson.

Sorprendentemente, se apresuró a aclarar su papel para rechazar sus suposiciones:

—No soy abogado, soy fiscal. Parece que no se molestó en comprender la lectura formal cuando asistió a la lectura de cargos.—el hombre meneó la cabeza decepcionado antes de apoyarse en el respaldo—. Éste es un caso criminal, así que está en contra del estado. Jackson no puede actuar como demandante ya que los crímenes reportados no lo involucran directamente. ¿Es lo suficientemente clara para usted?

—¡Como si me importara todo eso!—Inna se rió para sus adentros, ya que la conversación, sin embargo, ha despertado su interés—. Quiero saber qué derecho tienes para detenerme así. ¡Esto es contra la ley!

—Hay motivos razonables sobre por qué no se puede otorgar una fianza por su detención previa a la acusación.—respondió el hombre mientras la instruía con hechos—. De conformidad con el artículo 89 de la ley número 131 de 1948, la solicitud de libertad bajo fianza puede ser denegada si: 1) el acusado es acusado de un delito punible con la muerte, la vida o una pena mínima de un año de prisión, 2) existe una causa probable para sospechar que el acusado puede ocultar o destruir pruebas, 3) existe causa probable para sospechar que el acusado puede dañar o amenazar el cuerpo o la propiedad de la víctima o de cualquier otra persona que se considere que tiene los conocimientos esenciales para el juicio del caso. ¿No estaría de acuerdo en que se ajusta a esos tres criterios?

—Escucha, marido de Miga.—ella entrecerró la mirada—. Tú y yo sabemos que estás dispuesto a destruirme, así que todo esto es parcial. Independientemente de los cargos que ustedes bastardos traten de presionarme, obviamente están ayudando a Jackson a asegurarse de que obtenga un resultado satisfactorio. ¿Qué tan poco ético es eso?

A diferencia de su ceño fruncido, él simplemente estaba reprimiendo una sonrisa.

—Señora, tengo un nombre. Por favor, diríjase a mí como fiscal Ian, fiscal jefe de la oficina del fiscal superior.—su actitud segura solo molestó más a la mujer. No había nada más repugnante que enfrentarse a un hombre que memorizaba cada palabra de un libro de texto legal—. En segundo lugar, es mi sentido del deber procesar a los que infringen la ley. Estoy siguiendo un protocolo estricto, así que, ¿por qué no vamos directo al grano?

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