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A ésta hora de la noche, solo el paisaje y las estrellas distantes que se reflejaban en el resplandor del aire servían como el faro nocturno que proporcionaba a sus ojos una luz tenue. Cada paso le trajo una extraña sensación de lo que estaba a punto de presenciar mientras estaba parado a cinco pasos de la entrada del dormitorio principal. El silencio era espantoso y la ausencia de luz limitó sus sentidos para captar de inmediato la escena que tenía ante él, una escena muy obscena que hizo que sus nudillos se pusieran blancos, provocando una oleada de ácido en su estómago. Toda la habitación estaba completamente a oscuras, y Jackson solo podía usar su sentido del oído mientras estaba parado en la esquina, permitiendo unos minutos para que su sensibilidad visual se adaptara a la penumbra de ésta habitación.

Voces. No podía ver completamente, pero podía escuchar las voces desvergonzadas provenientes de su esposa y su amante extramatrimonial cometiendo un pecado imperdonable en la misma cama en la que él dormía.

La boca de Jackson se torció desagradablemente y la ira se abrió camino en cada pliegue. Estaba enfermo del estómago y aún más asqueado mientras de adentraba más en la habitación en penumbra, desapercibido por los adúlteros que continuaban intercambiando sus excitantes gemidos mientras sucumbían a los sensuales placeres de la noche. Jackson no era un gran creyente de Dios excepto por las expresiones que venían con Su nombre. Nunca creyó que hubiera un ser omnipotente supremo en el cielo que estaba juzgando a todos los humanos vivos en función de sus buenas y malas acciones. No era exactamente un ateo, un no creyente, pero no adoraba a nadie, no hasta ésta noche cuando su propia esposa estaba cometiendo un pecado que merecía el castigo más cruel conocido por la humanidad. Jackson imaginó cómo serían las cosas si "creyera" firmemente en Dios, preguntándose si ésta flagrante aventura sexual sería suficiente para enviarla al infierno.

Sin embargo, si hubiera sido el caso, Jackson sabía que también se reuniría con Nari allí. Entonces, en ese sentido, ¿fue esto algún tipo de retribución?

Los gemidos de Nari insinuaban que estaba en el apogeo de su gratificación sensual a medida que los ruidos de la piel chocando con piel se hacían más y más fuertes cada segundo. Ella estaba disfrutando de su euforia, sin darse cuenta de que su marido estaba de pie como una estatua a un lado mientras la miraba con estupor catatónico.

Jackson podía verlo todo ahora. Sus ojos se acercaron a cada detalle para magnificar el acto nauseabundo que Nari estaba haciendo con otro hombre. Pero cuando trató de dar un paso adelante para detener el acto, se dió cuenta de que sus extremidades y sus piernas se habían quedado estáticas. Las plantas de sus pies estaban bien encajadas en la alfombra, dejándolo sin otra opción que verse obligado a ver a su propia esposa siendo follada por otro hombre. No era la humillación lo que lo paralizaba, era el hecho de que en ella no había sombra de culpa detrás de sus eróticas expresiones, sus lujuriosos gemidos, o sus insaciables deseos carnales, esa... Esa perversa lascivia... ¡No!

—¡Nari, detente!—Jackson gritó, con un poco de advertencia en su voz. Estaba enfermo del estómago. Sus músculos se tensaron ante la vista y las lágrimas inundaron sus ojos mientras se sometía a ser espectador de ésta crudeza—. ¡Nari! ¡Por favor!

Sus gritos se hicieron oídos sordos porque Nari estaba embriagada por el placer de que el hombre entrara y saliera de ella como si lo hubiera hecho muchas veces antes.

¿Cuántas veces ha estado haciendo esto a mis espaldas?

El hombre, el cual no podía ver su rostro, dejó escapar un gemido gutural, aumentando el ritmo de sus empujones para perseguir su clímax. Nari entre gemidos arqueó la espalda para encontrar sus labios con los del hombre. Ella sacó la lengua y la enrolló alrededor de la lengua del hombre de la manera más lasciva, haciendo que Jackson se sintiera aún más disgustado.

MARRIAGE STORYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora