Capítulo 5

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Observó desde la seguridad de la sombra de un viejo roble como la manada de Lykans se organizaba en la entrada de la mansión, más abajo de las cortas escalinatas que componían su entrada

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Observó desde la seguridad de la sombra de un viejo roble como la manada de Lykans se organizaba en la entrada de la mansión, más abajo de las cortas escalinatas que componían su entrada.

Los más pequeños llevaban arneses para niños con el fin de evitar que corrieran por ahí y se perdiesen. Los mayores cargaban con algunas mochilas y pequeños bolsos con algunas cosas mientras que Eret se encargaba de pasar lista y asegurarse de que todos llevasen las cosas necesarias.

Se estaban preparando para salir a la ciudad.

Por lo que había escuchado en las conversaciones encapsuladas durante la cena de la noche anterior; era algo que hacían dos veces por mes. Salían a recorrer la ciudad en pequeños grupos durante todo el día y después se encontraban en un restaurante del centro para cenar e irse juntos a casa.

Parecía una actividad tonta debe admitir, pero después de estar encerrado las últimas dos semanas desde que llegó a la mansión un poco de aire fresco no le haría daño, incluso si eso implicaba el riesgo de la luz diurna y el convivir con el odioso Lykan de cabello zanahoria.

Suspirando ajustó el sombrero sobre su cabeza y acomodó las mangas de su camisa. Por un momento creyó que no volvería a usarla pero era lo único que tenia para evitar calcinarse con el insoportable sol del medio día. ¿A quién demonios se le ocurría salir a esa hora en medio del verano?.

ㅡ¡Xure!ㅡ. Escucha que le llaman y bufando con fastidio abandona el resguardo de la sombra.

A pasos perezosos decide acercarse al grupo con el que se supone que irá que es liderado por el Alpha de aquella manada quien no para de lanzarle miradas fulminantes cada tanto; cuidando que Eret esté lo más lejos posible de él. Zinger fue muy claro en su mensaje de alejarlo porque había castigado a Eret y él no iría a la excursión. Lo cual fastidiaba al de ojos violetas porque ya no tendría con quien conversar. Era consciente que lo hacía a propósito para molestarlo porque era claro para ambos que no iba a hacerle caso a sus amenazas, de no tener el contrato de por medio ya se hubiese ido y no hubiese regresado en un buen tiempo. Era algo que hacía cuando su líder de clan lo regañaba por su imprudencia y él no estaba dispuesto a escuchar sus críticas.

Si se molestaba a él no podía importarle menos.

ㅡBien, ya tenemos todo listoㅡ Exclamó Zinger, parado en las escalinatas de la entrada ㅡLes recuerdo que deben comportarse, no quiero quejas ni berrinches ¿Quedó claro?ㅡ.

El grupo asintió mientras que el vampiro entre ellos bostezaba, aburrido de la palabrería.

Zinger se esforzó por no molestarse por su actitud y simplemente respiró profundo, bajando de las escalinatas para así tomar la correa de uno de los niños, algo impaciente observó la entrada de los terrenos de la mansión y sintió tranquilidad al ver como una furgoneta se acercaba por el asfaltado.

Tan pronto ésta se estacionó los adolescentes de la manada corrieron para subirse, los más pequeños se vieron obligados a quedarse con sus cuidadores gracias a la correa, y tanto Lemus como Theo no tardaron en quejarse por ello. Zinger no pudo estar más satisfecho con ser quien llevaba a Aritz en su grupo, el pequeño simplemente se quedó en su sitio, sosteniendo la mano de Eret de forma distante mientras miraba a sus amigos.

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