Capítulo 14

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Se aprieta tanto como puede contra la pared en busca de camuflarse entre las sombras, puede oír pasos en el piso de arriba, demasiado pesados como para confiarse

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Se aprieta tanto como puede contra la pared en busca de camuflarse entre las sombras, puede oír pasos en el piso de arriba, demasiado pesados como para confiarse. Si la situación fuera diferente es seguro que a éstas alturas estaría dando pelea para proteger a los suyos, mas ésta vez su prioridad inmediata es mantener al pequeño Aritz a salvo.

El niño ha acatado la orden de permanecer quieto y aferrado a su camisa con una obediencia rígida. No quiere pensar en lo que debe de estar sintiendo, obligado a revivir una de las peores experiencias de su corta vida.

Se rehúsa a que pase por ello, así que decide arriesgarse, debe sacarlo de la mansión lo antes posible.

Vigila el pasillo una última vez; solo debe doblar en la esquina y será un camino recto hasta el exterior, si tiene suerte no podrán detectarlos hasta que estén fuera, tiene un margen de error demasiado reducido, no puede equivocarse. Sujeta a Aritz con firmeza antes de salir disparado de su escondite, en sus oídos retumban las pisadas de los lobos invasores que para éste punto ya deben de haber notado su presencia, puede sentirlos respirando en su nuca mientras se esfuerza por llegar a la libertad.

Entonces gruñidos se oyen y la ansiedad se agiganta dentro de su estómago, vienen por ellos.

Corre tan rápido como sus piernas se lo permiten, trastabillando en la entrada del pasillo y esforzándose por recobrar el equilibrio para no perder su ventaja. Escucha aullidos, una mala señal. La puerta principal está a la vista, se enfoca en ella, todo lo que tienen que hacer es llegar ahí, sacar a Aritz de la zona de peligro para poder encargarse de todo ésto, es una carrera contra el tiempo.

Pero sus esperanzas flaquean como la llama de una vela. Uno de los lobos invasores emerge del salón, se atraviesa en su camino al exterior, gruñendo y enseñando sus colmillos como desafío. Se ve obligado a dejar de correr, derrapando sobre el piso de madera. Siente como Aritz tiembla en sus brazos, tiene que protegerlo.

Encara al lobo, gruñendo por igual, hay una desventaja notable pero no tiene tiempo para calcular una estrategia, deja todo en manos de sus instintos. No importa si tiene que dar su vida para que Aritz pueda sobrevivir, lo hará sin inmutarse, su manada es primero.

El intruso se acerca, denotando una actitud altanera ante su ventaja, parece dispuesto a atacar y a Zinger no le queda de otra que prepararse para el impacto.

Pero nunca llega, es el lobo quien recibe daño cuando una silueta veloz ha pateado su hocico y lo ha echo chillar mientras retrocede. El pelirrojo se esfuerza por distinguir a la persona aunque apenas puede verla en la penumbra. Aguarda a que no sea algún miembro de su manada, la mayoría no está bien preparado para el combate, subiría el rango de peligro, aunque eso le ayudaría a dejar al pequeño en manos conocidas para hacerse cargo personalmente.

Sin embargo debe desechar todos sus planes, pues quien emerge de las sombras es Xure, con sus candidos ojos rojos brillando entre la penumbra de la habitación. Impactado por su presencia se queda en su lugar, sin tiempo para preguntarle que intenta hacer cuando lo ve abrir la boca enseñando sus colmillos y siseando igual que una fiera enojada.

Dark Lovers© | #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora