Capitulo 15

21 4 0
                                    

Tras haber bajado del auto y detenerse a apreciar la casa en la que había vivido la mitad de su vida el corazón de Zinger se llenó de una cálida nostalgia, respirando profundo para absorber el familiar aroma de la yerba húmeda por el rocío mañaner...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tras haber bajado del auto y detenerse a apreciar la casa en la que había vivido la mitad de su vida el corazón de Zinger se llenó de una cálida nostalgia, respirando profundo para absorber el familiar aroma de la yerba húmeda por el rocío mañanero mezclado con la suave esencia de algún incienso que venía del interior de la casa. El campo, la cerca blanca, el césped cortado y las flores en la jardinera de la ventana, todo parecía congelado en el tiempo, dentro de su propia burbuja a la que solo había podido acceder en memorias viejas y sueños fantasiosos.

Pero antes de que siquiera pudiese poner un pie en las escaleras de madera que llevaban al porche, la puerta principal fue abierta. De ella había emergido una mujer, que al notar su presencia se había quedado de pie bajo el umbral, llevando una mano a su pecho y otra a su boca, no pudiendo esconder la sorpresa en su rostro.

Zinger la reconoció de inmediato, los años apenas parecían pasar para ella, sus ojos oliva aún conservaban ese brillo jovial que opacaba con creces a las pequeñas líneas que bordeaban su sonrisa. Era tan gratificante volver a verla, aunque le gustaría que hubiese sido en otras circunstancias, de todas formas era agradable.

ㅡHola, mamáㅡ Saludó, subiendo los últimos peldaños de madera.

Su sonrisa estaba empapada de calidez, su pecho se sintió apretado cuando dio un paso cerca, abriendo sus brazos, como diciéndo sin la necesidad de palabras que había vuelto. Y eso era todo lo que había necesitado su madre para ir hacia él y tomarlo en un cálido abrazo.

Tenerla cerca era como una bocanada de aire proveniente del pasado, su distintivo olor nunca se había sentido tan intenso en su nariz; pero lejos de molestarlo, su familiar fragancia a arándanos le brindó confort.

ㅡMi niño, que grande estásㅡ Exclamó al apartarse para tomar sus manos y darles un apretón cariñoso, algunos mechones de cabello caían sobre su frente, mezclados con canas discretas que se mecian suavemente con la brisa mañanera ㅡ¿Estás comiendo bien? Luces un poco pálidoㅡ.

Zinger asintió suavemente, contando con brevedad que no había dormido y que solo se hallaba cansado; a lo que su madre no pareció del todo convencida con su excusa, sin embargo no lo presionó, a pesar de que su estrés era casi tangible, lo abordaría sobre eso más tarde.

Los viejos peldaños de madera crujieron tenuemente, avisando de la presencia de un tercero. La atención de aquella señora se había desviado de su hijo hacia el pequeño cachorro que Linden cargaba entre sus brazos, acurrucado bajo una chaqueta del doble de su tamaño.

ㅡ Perdón por venir tan de improvisto, pero no se me ocurría otro lugar al que irㅡ Admitió, observando como su madre asentía sin mirarlo, estando al pendiente del niño que dormía pacíficamente en los brazos de su cuidadora.

Linden saludó a la señora amablemente, pasando al pequeño a los brazos de Zinger cuando éste se ofreció a llevarlo dentro para que pudiera dormir, desapareciendo tras la puerta principal.

Dark Lovers© | #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora