Capítulo 16

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El campo es un lugar silencioso, lo único audible son los cantos mañaneros de los gallos y el silbido suave de la brisa fresca

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El campo es un lugar silencioso, lo único audible son los cantos mañaneros de los gallos y el silbido suave de la brisa fresca. Despertar aquí se siente extraño, aunque no más que estar sentado en aquella mesa de madera en compañía de Xure.

Se ha levantado muy temprano, aunque una parte de él duda que el hombre a su costado haya dormido si quiera. Es fácil adivinar que hay algo que lo molesta; porque sentado en aquella cocina, la ausencia en su mirada es el mayor indicativo de que no todo marcha como debería.

No han hablado desde ayer en la tarde y la verdad no está seguro de porqué, incluso su madre había podido sacarle unas cuantas frases a Xure durante la cena del día anterior, no obstante el contacto que han mantenido ha resultado en algo unidireccional y relativamente inexistente. Él no quiere hablarle y no tiene la más mínima idea de porqué.

¿Tendrá su estadía en el campo algo que ver con su comportamiento distante? No está seguro pero intuye que sí.

Suspira, revolviendo su propio cabello. Se siente como volver al inicio, aunque quizás nunca han avanzado, solo ha estado dando vueltas alrededor de él intentando descifrar el intrincado enigma que éste hombre carga sobre sus hombros.

Bosteza, quizás es muy temprano para pensar en ello.

Y como si el universo respondiera a sus pensamientos su madre había entrado en la cocina, radiante como el sol mismo se encaminó hacia la mesa para besar su frente y darle los buenos días. Su presencia era todo lo que necesitaba para amortiguar la tensión en el ambiente y mitigar la incomodidad. Le agradeció mentalmente por venir al rescate aunque no lo hubiese echo intencionalmente.

Su suave voz llena la cocina, tarareando mientras deposita una canasta de huevos frescos sobre el mostrador.

Se ofrece a preparar el desayuno e inesperadamente Xure se apunta para ayudarla, asegurándose de cerrar correctamente las ventanas antes de hacer cualquier cosa. Zahara le agradece por la ayuda y Zinger solo puede quedarse mirando como conviven y conversan mientras él solo está ahí; ahora, siendo ignorado por ambos en lo que se han enfrascado en una tenue charla sobre dulces.

No quiere ser paranoico pero siente que se ha perdido de algo.

Pronto el desayuno está listo y el pequeño Aritz aparece en la cocina, aparentemente atraído por el olor de la comida. Su madre recibe al infante con un beso en la frente y lo envía a lavarse para que coma mientras se ocupa de servirle un plato.

Es entonces que Xure se desliza fuera del lugar, rechazando la comida que ayudó a preparar y Zinger solo se da cuenta de su ausencia cuando ya ha desaparecido por el pasillo, demasiado lejos como para detenerlo. Suspira por enésima vez, hablará con él más tarde, angustiarse con el estómago vacío no parece un buen plan.

Contra todo pronóstico, el desayuno es tranquilo.

Al terminar de comer su madre sale para revisar los cultivos, seguida por un Aritz curioso que va haciendo preguntas sobre las gallinas. Zinger se ha quedado recogiendo la mesa y lavando los trastes, es lo menos que puede hacer en agradecimiento por la comida.

Dark Lovers© | #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora