Capítulo 17

20 3 0
                                    

Las estrellas artificiales pegadas en el techo le recuerdan mucho a su habitación de infancia, le hacen preguntarse si en algún lugar otro niño habrá mirado las mismas estrellas que él observaba antes de dormir mientras su madre le contaba histori...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las estrellas artificiales pegadas en el techo le recuerdan mucho a su habitación de infancia, le hacen preguntarse si en algún lugar otro niño habrá mirado las mismas estrellas que él observaba antes de dormir mientras su madre le contaba historias, dentro de ese cuarto pequeño que hace mas de un siglo llamó suyo.

Es gracioso darse cuenta de lo poco que han cambiado algunas cosas desde sus años preescolares. Zinger; que había nacido décadas después, había tenido acceso a las mismas estrella luminosas que existían incluso antes de que la humanidad desapareciera.

Tan pequeñas y simples. Tan frágiles.

Eso lo lleva a mirar fijamente al hombre que duerme a su lado, con su cabello revuelto y una almohada entre sus brazos, descansa plácidamente a la vez que el pequeño Aritz hizo lugar sobre espalda, descansando su mejilla en su hombro.

Ambos son tan frágiles, tan efímeros. Pero al mismo tiempo son infinitos, porque su esencia ha quedado impresa en su mente y mientras la eternidad lo mantenga consciente ellos serán eternos en su memoria. Aunque ese no es un pensamiento agradable, si es honesto.

Vivir eternamente, parece que estos días no puede dejar de pensar en ello ¿Será que se trata de la nostalgia que la mortalidad misma le produce? O en su defecto sea un producto de la conversación que tuvo con Zinger la noche pasada.

«Pero tú eres un vampiro, te quitaron el derecho de volver al polvo del que vienes» aquello había resonado en las paredes de su mente todo el día.

Y como si se hubiese tratado de un complot para robarle el sueño, su cerebro lo dejó desamparado en el insomnio. Pese a que lo intentó no pudo volver a pegar el ojos así que se deslizó fuera de la cama sin hacer ruido y se escabulló hacia el exterior, trepando por el costado de la casa y tomando asiento en el borde de la cornisa.

Sus pies se balancean sobre el vacío a la vez que la brisa le alborota el pelo. No puede dejar de repetirse lo hermosa que luce la noche desde el campo, sin ninguna luz que opaque a las estrellas en el firmamento. Si hay algo que vale pena copiar de los humanos es esa apreciación casi instintiva por la naturaleza, por todo ese mundo ajeno que funciona sin ellos en él, que sigue avanzando y creciendo en su ausencia.

Nace, crece, prospera, se marchita y muere. Así sucesivamente hasta la extinción.

Respira profundo, llenando sus pulmones con el aroma fresco de la tierra mojada y descansando su cuerpo sobre las tejas de madera, los murmullos del viento y la naturaleza son la canción de cuna perfecta para conciliar el sueño. Dormir a la intemperie parece tentativo pese a ser consciente de que el sol lo despertará a primera hora con su dolorosa caricia.

Sin embargo nada de eso parece preocuparle pues sus ojos se cierran a la par que la brisa sacude las hojas y cultivos.

ㅡ¿Qué se supone que vamos a hacer en ésta casucha?ㅡ Se quejó la voz de una mujer, irrumpiendo en la serenidad nocturna con su tono fastidiado.

Dark Lovers© | #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora