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Prólogo.

Ser hija primogénita de los líderes del clan siempre fue visto como algo con privilegios, pero la realidad era todo lo contrario.

Era hija de Tonowari, líder del clan Metkayina, alguien que era justo y amable, que enseñaba y dirigía el clan con cariño.

Fuí educada por él, de la mejor forma en la cuál educas a un guerrero, más no fuí educada como uno de sus hijos, al principio me costaba aceptarlo e incluso llegué a tener cierto odio a Tsireya y Aonung, pero todo en algún punto cambia y solo queda aceptar y convivir con aquello.

Tsireya y Aonung eran amables conmigo, después de todo eran mis hermanos, aunque a veces sentía un pequeño muro que nos separaba. Crecí con ellos y Rotxo, mi única compañía durante mi infancia, después de todo mi padre era estricto con respecto a eso.

Desde pequeña, mi madre tuvo una preferencia a Tsireya, enseñándole con amor y paciencia lo espiritual de nuestro alrededor, aún así, Tsireya cada que podía me explicaba algunas cosas, y así pude entender mi entorno con más facilidad.

Cuando crecimos, Tsireya demostró tener una gran conexión con las aguas y la vida que había dentro de ella, y en cierto modo me alegraba.

Fue la primera de los menores de la familia en encontrar a su hermana espiritual, una Tulkum joven, aquello fue el orgullo para madre y padre, ya que Aonung y yo nos habíamos tardado en eso.

Mi vida era monótona, escasa vez salía a nadar a las aguas o a montar un Ilu, padre siempre me llevaba a convivir con los líderes de otros clanes, o me mantenía ocupada con cosas de nuestro clan, así que cada vez que podía salir con Tsireya y Aonung lo atesoraba demasiado.

Así mismo, cuando encontré a mi hermano espiritual tenía una excusa para salir más seguido a las aguas.

Pero no todo es durarero, las cosas cambian, tal como las estaciones, tal como la hibernación de los Tulkum, cada cosa era incierta, puedes planear algo y de repente todo puede tomar un giro inesperado, pero hay que tener en cuenta que si eso sucede es porque Eywa lo quiso así.

Mi vida tomó un giro inesperado cuando llegó la familia Sully buscando Uturu y padre lo brindó a ellos.

Tsireya tuvo la fortuna de llevarse bien con los hijos Sully y eso me alegraba, ella salía de su monotonía de vida, Aonung también.

La llegada de aquella familia fue algo que no pensábamos pero quizás necesitábamos.

—¿En qué piensas?

Aquella voz me hizo girar completamente, ahí se encontraba él, el primogénito de los Sully, me preguntaba si él también tenía los mismos sentimientos que yo.

Aquella presión por ser el próximo líder o quizá el miedo de fallarle al clan.

—Solo... —pensé mis próximas palabras—, ¿no deberías estar descansando? —cuestioné cambiando completamente el tema inicial.

Neteyam se sentó a mi lado, buscando con sus ojos los míos.

—Lo mismo debería decir de ti, también deberías estar descansando.

Ambos nos encontrábamos sumergiendo nuestras piernas en las aguas Metkayina, no era tan fría a estas horas como se podía suponer.

—Me encontraba perdida en mis pensamientos, es todo.

Neteyam no mencionó nada más, sabía que él sabía lo que en realidad me pasaba, eso me daba a entender que quizá también había sido presionando de ese modo.

Nos quedamos en un prolongado silencio, no era incómodo, al contrario, su presencia me hacía sentir bien.

—Lamento mucho lo de hoy, en realidad no se que pasó —desvió su mirada al momento que posé la mía en él—, si puedo hacer algo para compensarlo...

—No —llevé mi mirada al cielo de Pandora, me transmitía una paz indescriptible y siempre era digno de admirar—, quiero decir, me salvaste de algo que no quería y tengo te agradecerte mucho por eso.

—Aun así dudo que Tonowari cambie su opinión tan rápido, en algún momento volverá a insistir con lo mismo.

Tenía razón, padre no iba a abandonar su palabra solo por lo sucedido hoy, quizá se de un tiempo o quizá no, pero sabía que él seguía firme ante eso.

—Todo es por el clan —bajé mi mirada al agua—, mi hogar.

—Pero está mal —Neteyam puso objeción, tal como lo había hecho hoy.

—Está mal cuando creces con un padre con diferentes ideales —lo miré y el también a mí, sostuvimos nuestras miradas—, tendré un poco más de tiempo para terminar de convencerme.

La mirada de mi acompañante era difícil de de descifrar.

—No me mires así —reí leve para ablandar el ambiente—, son las costumbres del clan y debo seguirlas.

Por un momento la mirada de Neteyam se iluminó y me dió una pequeña sonrisa.

—¿Y si te comprometes conmigo? —su sonrisa desvaneció y optó una postura nerviosa—, quiero decir, tu padre busca reforzar clanes, y yo...

—Eres el primogénito de uno —murmuré tratando de procesar lo que él había propuesto—, Neteyam, no quiero que te sientas culpable por lo de hoy y por ende quieras asumir el cargo.

Enderecé mi postura y cambié mi semblante a uno que no demostrara mi nerviosismo.

—Aprecio mucho esto, pero no es necesario, no quiero que te comprometas por culpa.

—No lo entiendes —el sostuvo su mirada en mí y sentí el suave roce de su mano con la mía—. Yo quiero comprometerme contigo.

Aloha Oe - Neteyam Sully (Avatar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora