Capítulo uno: conejos

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Dos conejos bajo tierra

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Dos conejos bajo tierra

La casa de tu tía abuela era aburrida para tus primero y hermanos, la familia entera se debía reunir por lo menos una vez al mesa en ese terreno cubierto por maleza y flores silvestres, por decir la cantidad de animales que se escondían en los arbustos.

Aún así, cuando todos se han subido a sus vehículos, tu sigues postrada en el columpio.

Tus piernas se balancean adelante y hacía atrás en un ritmo agradable, con un abierto descansado sobre tus piernas mientras lees apaciblemente tu cuento preferido, aquel vestido blanco tejido a mano por tu abuela se mecía con el viento...este lugar es como un segundo hogar para ti.

—¡Alicia!—gritó tu tía abuela desde el interior de la casa campestre— Pronto estará lista la cena, sobró pie de manzana.

Amabas los pies de manzana.

—¡Esta bien, abuela!

Continuaste un par de minutos más inmersa en la pagina 397, por fin, los protagonistas que pasaron el libro entero se han reencontrado, pero en las peores condiciones posibles.

—¿Qué clase de final se está aproximando?—te preguntaste en voz alta.

Quizá uno de ellos terminaría con el corazón roto al ver al otro partir, como tú, quién espera pacientemente a que su madre deje de trabajar tanto y regrese a pasar las vacaciones contigo.

Tu padre murió hace mucho, mucho tiempo, y eso hizo a tu madre una adicta al trabajo que te abandona con tu espontánea tía-abuela durante el verano. Al principio dolía, dolía tanto como el primer día de escuela cuando eres un infante, ahora solo duele un poco...

De pronto, la atmósfera de tus pensamientos y el sonido de los grillos se vio interrumpida, al alzar la mirada de las letras, pudiste ver el arbusto frente al columpio moverse estrepitosamente.

—¿Un conejo? No, dos conejos.

Un conejo beige saltó del arbusto, de un tamaño promedio y con orejas largas, tal vez podría ser una liebre, pero justo detrás apareció un segundo conejo; este era pequeño y blanco como una hermosa bolita de nieve.

Fue casi irresistible el acercarse y apretarlos entre tus brazos, acariciarlos como una especie de consuelo, así que, saltaste del columpio y emprendiste una carrera inofensiva dentro del bosque

Los conejos eran rápidos, muy rápidos, al punto que tuviste que esforzarte más para poder alcanzar incluso al más pequeño. Las ramas del bosque y las piedras eran inconvenientes para sus pantuflas suaves, sin embargo, nada podía detenerte cuando tenías una idea en mente.

—¡No tan rápido! ¡Esperen un momento ustedes dos!

Los dos conejos, que estabas segura esperaban un poco cuando te retrasabas, corrieron por debajo de un tronco caído repleto de musgo. Tuviste que arrastrarte para poder pasar, ¿Qué demonios estabas haciendo? ¿Siguiendo un capricho por aburrimiento, o tratando de llamar la atención?

La curiosidad siempre es más grande que cualquier otro sentimiento, una rival digna del amor y del miedo.

En cuanto saliste, no hay rastro de los conejitos.

—¡Demonios!

—Esas no son lindas palabras para una mujer bonita—habló una grave voz detrás de un árbol.

—¿Quién eres? ¡Muéstrate!—exigiste.

Un hombre de puntiagudo cabello negro con barba incipiente hizo su aparición, portaba un saco de un marrón grisáceo y una corbata mal colocada, pero no fue su atuendo lo que te llamó la atención sino el par de orejas de conejo sobresaliendo de su cabeza.

Segundos después, una segunda figura apareció detrás del hombre, un pequeño niño idéntico al mayor con orejas blancas y esponjosas, su traje era verde y adorable.

—¡Ging! ¿Puedo jugar con ella?

—No, Gon. Aún no—el hombre empujó al niño detrás suyo.

—¡Por favor!

Ambos extraños discutían frente a ti, como si no estuvieras allí.

—Aguarden un momento, no estoy entendiendo nada de lo que sucede...¿Quién rayos son ustedes?

Inesperadamente, el suelo comenzó a temblar, sacudiendo todas las ramas, rocas, flores (y a ti incluida). Por instinto tu mirada viajo a los hombres mitad conejo, aunque ellos no de veían preocupado por el creciente terremoto.

Acaso...¿lo esperaban?

—¡Alicia!—gritó el tal "Ging" ignorando tu pregunta—Buscanos.

—¿Qué dices? ¡No puedo escucharte!

—¡Nos vemos pronto, Alicia!—se despidió el niño siendo absorbido por un agujero en el suelo que se creo de la nada al igual que el mayor.

Te quedaste allí, sola y completa estupefacta mientras el temblor de la tierra continuaba. De repente, se detuvo y creiste que estabas a salvo, pero no.

Este no es un sueño.

El suelo resquebrajado se abrió y caíste al vacío sin saber lo que te esperaba, gritaste y gritaste, hasta perder el conocimiento. La caída continuaba hacia una nuevo mundo lleno de amigos, sangre y retorcidos romances...


¡Bienvenida al país de los cazadores!

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Bunny's Garden [Hunter x Hunter] HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora