42. To Heaven ✓

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— Paul: ¡Soy tuyo, Preciosa!

Grita, mientras entramos al cuarto torpemente. Él me toma de la cintura para besarme ligeramente. Yo suelto una risa.

— TN: Estás tan borracho.

Se te ve tan lindo con sus mejillas rojas y sus ojos entrecerrados.

— Paul: Tu no eres la personificación de sobriedad tampoco Preciosa.

¿Cómo mierda se las ingenia tu cerebro intoxicado para decir recordar esas palabras?

Paul sonríe, tocando su frente, estaba conmigo en las clases. No es un...

— Paul: No soy idiota. (Dice con cierto brillo en los ojos)
— TN: ¿Por qué eres tan perfecto? (se encoge de hombros y acaricia mi mejilla)

— Paul: ¿Por tan preciosa? eres qué tú.

Me rio, poniéndome de puntillas para besarlo. Nuestros labios se encuentran suavemente, él sabe a ron y chicle de fresa.

Lo guío lentamente sin romper nuestro beso a la cama, Paul se sienta y yo me siento a horcajadas encima de él, intensificando el beso, labios mojados rozándose, sintiéndose. Sus manos se deslizan hasta de mi short para apretar mi trasero con deseo. Lo siento duro contra mi entrepierna, muevo mis caderas, estimulando el roce entre nosotros aún con ropa.

Paul se separa.

— Paul: ¿Estás segura? No quiero ob- (Pongo mi dedo sobre sus labios)
— TN: En tu estado pensaría que yo soy la que se está aprovechando.

Sin duda había bebido más de la cuenta pero no me sentía borracha, solo increíblemente excitada.

Lo beso de nuevo, agarrándolo del cuello, borrando toda duda de su cabeza. Lo deseo como nunca esta noche. Usualmente no soy así, pero Paul es demasiado sexy y una sola mirada de esos ojos azules hace estragos en mi cuerpo.

Paul acaricia mis pechos a través de la ropa, haciéndome gemir en sus labios.

— Paul: Haré que te encante el sexo, Preciosa.

Jadeo, mientras él me quita mi blusa junto con mi brasier, liberando mis senos, sus pulgares acarician mis pezones, endureciéndolos, Oh, Dios.

— TN: Paul
— Paul: Así, gime mi nombre, cuán alto como quiera, aquí no hay vecinos.

Su boca ataca mi cuello, bajando a mis pechos y en el momento en el que su lengua hace contacto con los mismos, me arqueo hacia él, gimiendo. Su mano indaga dentro de mis bragas, su dedo palpando,

— Paul: Dios (gruñe) Estás mojada.

Me bajo de él para ayudarlo a quitarse los shorts que lleva, dejándolo desnudo desde la cintura para abajo. Sintiéndome atrevida gracias al alcohol, me arrodillo frente a él.

— Paul: Diana, ¿Qué estas-

Lo tomo entre mis manos, y él me mira con tanto deseo que agradezco estar de rodillas porque mis piernas se debilitan y ya estaría en el suelo.

Lamo mis labios, nunca he hecho esto pero el alcohol en mis venas ayuda a eliminar mi inseguridad. Le doy una lamida y Paul cierra sus ojos, ahogando un gemido, su miembro endureciendo aún más.

Lo miro mientras lo tomo con mi boca, y se ve tan jodidamente sexy, su pecho subiendo y bajando rápidamente, su boca entreabierta, sus ojos sobre mi, observándome con detalle, noto hasta cierto brillo en ellos.

Mi cabeza se mueve arriba y abajo, haciéndole sexo oral a Paul por unos cuantos minutos. Nunca pensé que me excitaría tanto hacer esto, me siento poderosa, haciéndolo estremecer a mi antojo.

Suficiente juego previo, ya no puedo esperar más y al parecer Paul tampoco, porque me toma del mentón, levantándome. Frente a él, lo observo bajar mis panties, ya en el suelo, doy un paso fuera de ellas. Él se levanta, me da un beso y con un tono ronco pero al mismo tiempo sexual me dice al oído.

— Paul: Acuéstate en la cama,y abre tus piernas para mi.

Le obedezco, acostándome sobre mi espalda, viéndolo frente a mi, como se quita lo que le queda de ropa, quedando en toda su gloria de desnudez, esos brazos definidos, ese abdomen marcado, mi mirada baja un poco más y me lamo los labios.

— Paul: Abre las piernas, preciosa.

Vulnerable pero tan excitada. Paul pasa su dedo por mi intimidad, estremeciéndome, y lo levanta.

— Paul: ¿Ves lo mojada que estas? Está tan lista para que te folle.

Asiento mientras sonrió, Paul se levanta y busca algo en su medida de noche, saca un preservativos y lo abre con las manos, se lo pone y vuelva a donde estaba.

Él me jala de los muslos, acercándome a la orilla de la cama. Agarra su miembro y roza mi intimidad con el mismo, tentándome pero sin penetrarme.

— TN: ¿Piensas torturarme? (Jadeo impaciente)

Paul levanta mis piernas, poniendo mis tobillos sobre sus hombros.

— Paul: ¿Tienes idea de lo duro que te voy a follar, preciosa?

Abro mi boca para responder pero mis palabras se ahogan en mi garganta cuando me penetra repentinamente, metiéndolo todo dentro de mi sin contemplaciones. Sin dejar que me recupere, comienza a moverse, no es solo duro, es brutal, el sonido de piel contra piel hace eco a nuestro alrededor junto con nuestros gemidos.

Me siento llena de él, su miembro golpeando lugares dentro de mi que me hacen arquearme y cerrar los ojos en placer. Me agarro de las sábanas a mis lados, jadeando, mis pechos moviéndose al ritmo en el que Paul entra y sale de mí. La sensación de orgasmo comienza a cruzar mis nervios y no me sorprende que me vaya a venir tan rápido después de tanto juego previo. Eso y que es mi primera vez.

— TN: ¡Paul!

Su nombre deja mis labios entre quejidos, y él solo sigue sus movimientos llevándome a la locura.

Paul me agarra de los tobillos y abre mis piernas, cayendo encima de mi, sus labios encontrando los míos, su lengua invadiendo mi boca sensualmente. Dejo de besarlo para tomar aire y me agarro de su espalda, enrollo mis piernas alrededor de su cintura.

Sus movimientos pierden coordinación, volviéndose más desesperados, ansiosos y se que está por venirse, al igual que yo.

— Paul: Preciosa (Me encanta otro ronco) Como me aprietas, no puedo aguantar más.
— TN: No lo hagas.

Mi orgasmo ya comenzando a llenarme. Paul gruñe, penetrándome aún más profundo y mi orgasmo arrasa con mi cuerpo, haciéndome gritar, cada ola de placer

— TN: ¡Paul! (El continúa con sus movimientos llevándome al cielo)

Mis gritos son todo lo que Paul necesita para venirse dentro de mi, gimiendo en mi oído. Nos quedamos así, por un rato, nuestras aceleradas respiraciones, tratando de volver a la normalidad.

Paul se separa ligeramente de mi para mirarme directamente a los ojos, pequeñas gotas de sudor bajando por los lados de su cara.

— Paul: Te amo.

No lo dudo ni un segundo.

— TN: Yo también te amo.

Una expresión de sorpresa cruza su rostro, pero luego me da esa sonrisa perfecta que me gusta tanto.

— Paul: Nunca pensé que esto pasaría. (En un movimiento él queda abajo y yo arriba) Ahí te ves mejor.

Me recuesto en su pecho y lo miro.

— Paul: Fue el mejor sexo de mi vida. (Sonrió)

Continuará

Un amor de secundaria - Paul Walker © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora