Capítulo 2

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Desde arriba del Roble podía ver cómo entrenaban sus tios y hermanos. Aegon golpeaba a ser Criston Cole, caballero de la reina Alicent, según sus indicaciones. Aemond luchaba juntos a sus hermanos golpeando unos muñecos de entrenamiento. Ser Harwing miraba a los más pequeños corrigiendo sus faltas. Bajo lentamente saltando de rama en rama. Otra vez se había vuelto a escapar de su clase de bordado. Que aburrido. Ella preferiría estar allí abajo y aprender a defenderse, pero una princesa no debía aprender esas cosa¿Por qué no? Quería aprender a defenderse como cualquiera de ellos. Al bajar del árbol escucho las voces de ser Criston y ser Harwing discutiendo de nuevo por la falta de atención del primero a con los pequeños príncipes. Echo a correr por el patio de entrenamiento y se acercó a uno de los muñecos.
- ¡Tess!- su abuelo la llamo. Estaba en la terraza de rigor mientras veía los entrenamientos. Era algo que le gustaba hacer. Ver a sus hijos y nietos juntos, aprendiendo para el día de mañana, luchar juntos codo con codo. La familia unida, esa era la mayor alegría del rey. Tess miro al rey y sonrió poniéndose en posición de ataque frente a Aemond- esta niña... es igual a su madre.
- Desde luego, mi rey, tienen el mismo temperamento- sonrió a su izquierda la mano del rey y padre de ser Harwing, lord Lyonel Strong. Ambos hombres se miraron y rieron- No le vendrá mal aprender a defenderse, majestad.
- Qué remedio...
Tess sonrió a Aemond y comenzó a moverse a su alrededor. El joven se quedó quieto con la espada en el suelo. En cuanto Tess le atacó levantó la espada y ambas chocaron con un golpe seco.
- Princesa separe más los pies- la corrigió ser Harwing.
- Mi príncipe, la espada siempre firme. No de nunca tregua, sea hombre o mujer- Tess miro a ser Criston. Siempre pensó que era guapo, pero era una lastima que fuese un idiota. Aemond arremetió contra Tess en cuanto dejó de prestarle atención, pero la joven era rápida y ágil y salto hacia un lado.
- Nunca le quites la vista de encima a tu oponente, regla número uno Tess- Aemond volvió a arremeter contra ella, mismo ataque, una y otra vez. Tess agarraba la espada con ambas manos parando los ataques de Aemond que no le daba tregua. Se estaba cansando y el lo sabía.
- ¡Vamos Tess!- grito su hermano Luc- ¡tu puedes!
De un momento a otro fue retrocediendo hasta que tropezó con un tronco y callo de culo al suelo. La espada estaba entre sus ojos. Levantó la mirada hacia Aemond que tenía la respiración entrecortada igual que ella. Con una sonrisa el joven le tendió la mano y ayudo a levantarse. La joven se tiro a sus brazos como hacia cada vez que le veía. Jace y Luc se acercaron a Tess que se separó de un sonrojado Aemond.
- Deberías de estar en tus clases- le dijo Jace.
- Son muy aburridas. No hago más que coser. Ya se coser, ahora quiero aprender a luchar como vosotros.
- Las damas no luchan, princesa- ser Criston se acercó recogiendo la espada que había soltado- las jóvenes aprender a coser y llevar un castillo, no tienen que defenderse. Para eso estamos los caballeros- Tess puso mala cara.
- ¿Y porque no debería ser Criston? Yo creo que las mujeres tenemos todo el derecho de defendernos, es más ,me parece una espléndida idea que la princesa aprenda a pelear- una Rhaenira imponente y enfadada bajo los escalones hasta llegar al patio donde se encontraban todos.
- Madre...- la joven princesa observó a su madre acercarse
- Nunca se sabe cuándo puede aparecer algún improviste que haga tener la necesidad de defenderse- ser Criston la miro con odio. No era un secreto que no soportaba a Rhaenira- más no os preocupéis, ser, ya que será ser Harwing al que le encomiende ese cometido, ya que no deseáis que una mujer se defienda
- Yo no he dicho...
- Ser Harwin- le corto Rhaenira- ¿que opináis de enseñar a la princesa?
- Será un honor enseñar a la joven princesa.
- Muchas gracias. Mañana comenzará su instrucción. Ahora con vuestro permiso, nos vamos y no entorpezcamos el entrenamiento de los muchachos- empujo a Tess hacia la puerta.
- Pero madre...
- Pero nada Tess- susurro su madre junto a su oído para que nadie la oyese- has vuelto a escaparte de tus clases y te has metido en medio del entrenamientos de tus hermanos y tíos...
- Pero...
- Sin peros. La próxima vez que escapes de tus clases me verá en la obligación de prohibirte ver a Dragar.
Cabizbaja Tess entro en el castillo junto con su madre. Una sonrisa ase formó en sus labios ¡Iba a aprender a luchar!

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