Capítulo 17

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La adrenalina corría por las venas de Tess. Se coloco en posición de ataque con su espada en mano cuando vio colocarse a Aemond. La gente comenzó a rodearles espectantes viendo a la hija de la princesa Rhaenyra, la única hija de pelo plateada como los auténticos Targaryen y a su tío el príncipe Aemond, el Tuerto, famoso por convertirse en el mejor guerrero de Desembarco. Aemond daba la espalda a todos los que les rodeaban y Tess vio la sonrisa tan hermosa que la dedico. Estaba segura de que nadie jamás había visto esa clase de sonrisa porque solo se las dedicaba a ella. Se mordió los labios intentando no reírse y dar mas de que hablar. Amaba a ese hombre hasta la locura. Ser Corlis se acercó y la miro serio, inmediatamente miro a Aemond. Que hombre más desagradable.
- Recordad no sobrepasaros, mi príncipe.
- Tal vez os sorprendais- sonrió Aemond y Tess sonrió a su vez.
Aemond y ella habían luchado muchas veces y no se quedaba atrás. Al ser más pequeña era más rápida y ágil, pero la fuerza se la llevaba Aemond.
Cuando ser Corlis dio inicio Aemond no dudo en saltar hacia ella haciendo que retrocediese un par de pasos, pero era agil y rápida e inmediatamente paro el potente golpe. Aparto la espada con la suya y arremetio contra Aemond hacia la izquierda luego a la derecha y así varias veces hasta que detuvo su golpez giro sobre si mismo y se coloco a su espalda. La ataco sin darla prácticamente tiempo a reaccionar, pero en el último momento salto hacia un lado y callo de rodillas contra el duro suelo.
Aemond la miro y quiso acercarse a ella al ver la mueca que hizo, pero Tess le dio una mirada de advertencia para que no lo hiciese.
- Maldito vestido...
Se puso en pie, agarro la falda de su vestido y la rasgo hacia un lado y después hizo lo mismo del otro lado, dejando prácticamente a la vista sus largas y blancas piernas. La gente comenzó a susurrar sorprendida. Los hombres no quitaban los ojos, las mujeres la miraban con envidia, sus hermanos se llevaron las manos a la cara avergonzados, sabiendo que no era la primera vez que no hacía eso y que era algo que su madre odiaba que hiciese. Aemond se puso tenso. No le gustaba que otros hombres mirasen a su mujer, pero se tuvo que recordar que nadie sabía que ella era su esposa y que sería capaz de arrancar los ojos de todos los estúpidos babosos que la estaban mirando con lujuria. Apretó la mandíbula y volvió a la posición de ataque tan pronto como vio a Tess volver a colocarse ahora mucho más cómoda.
- Mucho mejor- dijo lanzándose sobre Aemond.
La gente estaba entusiasmada. Aemond era muy poderoso y diestro aún con solo un ojo y Tess no se quedaba atrás. Tras varios golpes, saltos y caídas ambos respiraban con cierta dificultad. Estaban sudando y bastante sucios del polvo del suelo. Tess se notaba que no le quedaba mucha más energía, pero no le daría el gusto a la gente de Desembarco de verla rendida. Miro a Aemond y le sonrió coqueta. Este levantó una ceja y supo que algo estaba tramando, estaban cansados y estaba claro que quería terminar. Tess se lanzó sobre el espada en alto, justo cuando Aemond estaba a punto de detener su golpe giro sobre si misma, pero este le vio sus intenciones y giro para quedar pegado a la espalda de Tess, coloco su cuchillo en el cuello y sonrió triunfante. Hubo un gran silencio y la gente de repente comenzó a aplaudir y a felicitarlos por la gran destreza de ambos. Ser Corlis miro fijamente al príncipe y este se fijó en donde estaba mirando. Tess sonrió triunfante a su vez. Por mucho que Aemond tuviese el cuchillo contra su cuello ella tenía otro cuchillo, a parte de su espada en la otra mano, que estaba en su costado. Un golpe mortal y silencioso. Era buena, muy buena.
- No te haces ni idea de lo sexy que estás ahora mismo- le susurró a su esposa.
La piel se le puso de gallina al escuchar sus palabras y sintió como su piel hormigeaba. Se mordió el labio intentando no sonreír delante de todo el mundo.
De repente se olleron unas trompetas y las puertas de abrieron. Todo el mundo se separó y comienzo a seguir con sus quehaceres mientras miraban al gran comité que entraba. Tess y Aemond se quedaron juntos y solos mientras todo el mundo les daba la espalda, ella apoyada en su pecho. Rápidamente Aemond aprovecho que nadie miraba y estaban atentos a las puertas para besarle el cuello y saborearla. Ella río en voz baja y le lanzo una mirada que le hizo hervir la sangre.
-¡ Hermana!
Inmediatamente Aemond dio un paso hacia atrás viendo a Jace y Luke acercarse a su esposa.
- Acaba de llegar.
Todos miraron hacia el grupo de soldados que caminaban al mismo ritmo hacia el gran castillo, pero lo que les puso a todos en alerta fue la persona que la miraba fijamente y que iba en el centro protegido.
Ser Vaemond Corlis.
Un escalofrío la recorrió de pies a cabeza. Algo estaba tramando, pero no caerían en la trampa.
Aemond noto como temblaba Tess y regreso a colocarse tras ella lo suficientemente cerca para que notase que estaba junto a ella. Noto como la joven se relajaba y extendió la mano hacia detrás para agarrarle. Inmediatamente le dio la mano y se la apretó.
La protegería a toda costa.

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