02. Damn Loneliness

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Soledad.

La soledad era lo que predominaba en el cuarto que ambas chicas compartían.

Merlina se encontraba completamente sola. Estaba sentada frente a su máquina de escribir, pero era incapaz de usarla, no podía hacerlo con la cabeza tan nublada.

De pronto, Dedos apareció en escena y se posicionó sobre el escritorio de la pálida, algo inquieto.

-¿Buscas a Enid?... No está, salió con Ajax.-rechistó esto último de manera bastante molesta.-Desde que se reconciliaron, Enid se la pasa saliendo con él, todos los días...-Dedos hizo un par de señas, a lo que Merlina se enojó-¡No me molesta! Me importa un carajo si sale con él. Que sea mi amiga no significa que tenga que estar todo el tiempo conmigo. -Dedos pareció no comerse la mentira de la pelinegra, por lo que hizo otro par de señas de desaprobación. -No me mires así... -Se dio un zape mental al darse cuenta de lo que había dicho.

Por más que le costara, tenía que admitir que le molestaba un poco que Enid saliera. Y si, ella no es nadie para enojarse por eso, es tan solo su amiga, por eso mismo odia admitirlo.

-¿Sabes qué? A la mierda todo, debo dejar de meterme en asuntos que no me importan, esa no soy yo. Si Enid quiere salir a besuquearse con su novio atrás de los contenedores de basura, está bien, ¿No? Eso no me incumbe.

Dedos se quedó en su lugar, husmeando, como siempre, algunas cosas del escritorio de la pelinegra para distraerse un rato.

Merlina, por su parte, miraba cada rincón de la habitación, buscando algo con que distraerse. Su mente se encontraba demasiado intranquila como para practicar en el Cello o escribir algo. Miró el anticuado reloj de la pared: marcaba las 01:29 AM.

-Debo admitir que aveces es aburrido estar sin ella. Es raro no escuchar su irritante música, u oírla quejarse todo el tiempo... Hace dos semanas que no me abraza, ¿puedes creerlo? Digo, no es que me guste que me abrace o me moleste que no lo haga, pero esto solo demuestra que cada día se olvida más de mi, y se supone que somos amigas...-

Merlina procesó por unos segundos lo que estaba diciendo. Estampó su cara contra el escritorio al sentirse como una completa idiota. Al menos agradecía que su mano confidente no la juzgaría.

-Me trae mal esa dama...-Susurró, aun con la cara estampada en el escritorio. Pegó un gran salto cuando sintió la puerta de la habitación abrirse.

¿Qué era ese extraño y desagradable sentimiento que recorría cada sentimetro de su ser?

-Hola Merli.-Saludó la chica de hebras doradas que, en el fondo, Merlina ansiaba ver. Al parecer todo había ido bien en su cita, pues se veía bastante feliz.

Merlina se levantó de su asiento y miró fijamente a la contraria.

Ese sentimiento...

-Hola, Enid.-devolvió el saludo con su típico semblante serio. Merlina esperaba que la contraria se acercase a darle un abrazo o algo por el estilo, pero esta simplemente fue directo a su cama.

-Ah... Hoy fue un día agotador, ¿me extrañaste? -Preguntó la rubia con una sonrisa en el rostro, atenta a una respuesta de la contraria.

Era felicidad.

-Si -Escupió sin más, sorprendiendo bastante a la rubia-Pero creo que Dedos te extrañó más, te estuvo buscando toda la tarde.

La rubia sonrió inconscientemente. Merlina había hecho un gran avance como amiga: pasó de ni siquiera ser capaz de abrazarla, a ser sincera con sus sentimientos y admitir que la extrañaba.

-Merli. -Habló la rubia, captando la atención de la pelinegra al instante.- Ven, tengo algo para ti.

Merlina la miró curiosa, se acercó a la contraria y esperó pacientemente a ver que tenía la rubia para ella.

-Cierra los ojos, ¿bien?-Dijo Enid. Merlina le obedeció, preguntándose ¿Qué planeaba su amiga?

Fue entonces cuando Merlina sintió las cálidas manos de Enid hacer contacto con las suyas. Quería abrir los ojos, quería ver que carajos estaba haciendo Enid.

La rubia depositó un pequeño objeto en las manos de la de trenzas, fue entonces cuando pudo abrir los ojos.

-¿Te gusta? -Preguntó la más alta. Merlina miró con curiosidad aquel objeto: era una colorida pulsera, con los colores favoritos de la Sinclair; Rosa, naranjo, rojo...- Yo también me compré una, es en blanco y negro ¡Igual que tú! Ahora, cada vez que miremos la pulsera, nos acordaremos de la otra.

Merlina se quedó sin palabras. Aquel gesto se le hizo extremadamente empalagoso y tierno... Era una tortura.

-Es horrible. -Ah, y ahí estaba la clásica Merlina: Directa y cruel. Enid frunció el ceño ante esto -Me encanta. Muchas gracias por acordarte de mí. -Y prosiguió a ponerse la pulsera en su muñeca derecha. Se le hacía sumamente colorida, igual que su amiga, pero le encantaba.

-¿Cómo no acordarme de ti? ¡Eres mi mejor amiga! -Y luego de decir eso, llegó lo que Merlina tanto ansiaba: Un abrazo.

Un cálido abrazo que ya le hacia falta a nuestra querida chica gótica. Un abrazo que disfrutó como ningún otro. Se aferró con fuerza a la Sinclair, escondiéndose en su pecho.

-Esto es nuevo en ti, ¿tanto me extrañaste? -Cuestionó enternecida, acariciando la cabeza de la Addams.

-No. -Gruñó sin más, aun disfrutando de la calidez que su amiga le brindaba.

Odiaba admitirlo, pero cada día, le gustaba más recibir muestras de afecto de su amiga.

Le gustaba más de lo que debería.

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Muchísimas gracias a todos los lectores por el apoyo que le están dando a la obra. Sinceramente no esperé que tantas personas la leyeran :D.
Al momento que subo este capítulo, el libro ya tiene +500 visualizaciones y apenas lo publiqué ayer.
Les agradezco mucho, espero poder seguir trayendo más capítulos que sean del agrado de todos.

Recuerden que si encuentran alguna falta de ortografía, no duden en decirme para poder corregirla ;)

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Calidez | Wenclair AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora