05. In The Corner, Taking Up Space...

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Al llegar al cuarto que compartía con su amiga, empezó a llorar.

Si, Merlina Addams estaba llorando. Llorando por la chica que amaba. Aquellas lágrimas provenían de lo más recóndito de su corazón.

Se sentó junto a la ventana, apoyándose en esta. Recordó la última vez que estuvo ahí, sentada en ese mismo sitio, y se dio cuenta de que los sentimientos que estaba sintiendo ahora eran muy similares a los de aquella vez.

Quería abrazarla, quería sentir su calidez junto a ella. Se sentía como una completa idiota, una idiota enamorada.

Y se sentía aún más idiota al recordar cuando le decía a su madre que nunca se iba a enamorar...

Abrazó sus propias rodillas y escondió su cabeza en estas, mientras seguía sollozando en silencio y se preguntaba: ¿Por qué?

¿Por qué su primer amor tenía que ser esa hermosa dama que, además de tener novio, solo la veía como una amiga?

¿Por qué no podía simplemente ignorar esto, como lo hacía con todo lo demás? ¿Por qué esto era tan importante para su puto corazón?

Si Cupido existiese, se, encargaría de triturar cada parte de su cuerpo y quemarlas hasta que solo queden cenizas...

Miró por breves instantes la pulsera que le había regalado su amiga. Viéndola o no, la chica lograba permanecer en su mente.

Esa dama la traía tan, pero tan loca, que si seguía así, terminaría en un hospital psiquiátrico de alta seguridad... o en la cárcel.

Acarició la pulsera, odiándose a si misma por haberse enamorado de esa hermosa chica rubia sin medir las consecuencias de eso... En serio la necesitaba, pero al mismo tiempo no quería verla, no después de lo que había hecho.

No sabe porqué ni en qué momento ocurrió, pero terminó cayendo rendida ante el cansancio. Pero aún en sus sueños, ella seguía presente.

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Enid abrió la puerta con sumo cuidado. Eran las 4 de la mañana, no pretendía despertar a su amiga. Al abrir la puerta completamente, pudo ver a la pálida pelinegra reposando en la ventana, bajo la luz de la luna creciente.

Se acercó silenciosamente a ella, con una sonrisa en el rostro. Las lágrimas secas y pómulos enrojecidos aún estaban presentes, pero la rubia no lo notó.

— ¿Qué haces ahí, Addams? — Susurró enternecida. Acarició sus hebras negras, deseando contarle lo increíble que lo había pasado con su novio es noche. Para su suerte, la relación de ambos, que días antes estaba decayendo, actualmente se encontraba mejor que nunca.

Es una lastima para Merlina, que moriría por estar con ella.

Enid caminó hasta su cama, pero al intentar acostarse, tiró al suelo su esmalte de uñas que estaba en su mesa de noche, lo que provocó que Merlina se despertara alarmada.

— Ay, Merli... N-no quise despertarte. — Se lamentó. Intentó acercarse a la pelinegra, pero esta se levantó casi de inmediato y retrocedió al instante. Esto confundió un poco a la rubia. — ¿Estás bien? ¿Qué hacías ahí?..

Y por segunda vez en el día, Merlina Addams, aquella chica cruel y sarcástica, lloró por amor. Enid se alarmó muchísimo al verla llorar, ¿Qué le había ocurrido? La chica, a pesar de estar llorando, seguía manteniendo su semblante serio, pero parecía que explotaría en cualquier momento.

Calidez | Wenclair AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora