❪ Lean el capítulo con la canción de arriba [Mayonaka no Door, de Miki Matsubara]. ❫✩ ─── 「༻ ☪ ༺」─── ✩
Enid y Merlina habían comenzado a vivir en un apartamento en San Francisco a sus 19 años. Vivían relativamente bien, pero ambas se la pasaban trabajando todo el día para poder sobrevivir y para pagar la carrera de psicología de Enid. Merlina no estudiaba, pero se dedicaba a escribir novelas y a presentarlas a las editoriales, rogando por que alguna la aceptara.
Y hoy, a sus 24, ambas chicas seguían viviendo ahí aún si Enid ya había terminado su carrera y ya tenían una mejor situación económica. Planeaban mudarse, pero aun no tenían muy claro a dónde se irían.
Su hogar era pequeño, pero vivían felices, pues estaban juntas. Solo necesitaban el amor y compañía de la otra para estar bien (ah, y dinero para pagar la cuenta de la luz y el agua, obviamente, pues no querían estar apestando a culo).
Enid peinaba su cabello mientras se miraba en el espejo del baño: su novia la había invitado a salir un rato, a beber algo a un bar bastante lujoso el cual tenía una hermosa terraza que daba una vista perfecta a la luna.
La Sinclair vestía prendas coloridas, típicas de ella, mientras que Merlina solo llevaba una camisa negra y unos pantalones holgados del mismo color, junto con sus desgastados zapatos.
— ¿Ya estás lista, Enid? Llevas 2 horas en el baño.
— ¡Si, si! Ya voy.
Y finalmente salió. Se veía hermosa, pero muy colorida, más de lo que Merlina podía acostumbrar. Aún así, se acercó a ella y depositó un casto beso en sus labios de manera repentina, tomando la mano de su amada.
— Te ves hermosa, cara mía. — Y luego de eso besó su mano con cariño, formando un camino de besos desde esta hasta su hombro.
Enid rió ante aquel meloso gesto, sintiendo la cálida respiración de su novia en su cuello. Acarició sis hebras oscuras con suavidad. Su cola apareció de repente al sentir la calidez de los labios de su novia en su cuello, besándola como si fuese una delicada pieza de porcelana.
— Ya vamos, se nos hará tarde. — Habló nuevamente la Addams, enternecida ante la emoción de su novia. Ambas se fueron, y durante todo el camino, la gótica estuvo inquieta, nerviosa ¿Qué le ocurría?
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Ambas ya estaban en la terraza del bar. Merlina se pidió tan solo un vaso de agua, pues no era muy tolerante al alcohol y luego tenía que conducir de regreso a casa. Por su parte, Enid pidió una copa de vino que se acabó apenas la vio.
Merlina mantenía su mirada baja, crujía los dedos constantemente con tal de calmar sus nervios. Enid lo notó y la miró preocupada.
— ¿Estás bien? Te noto algo extraña...
— Enid. —Titubeó sin responder la pregunta de su novia. — Tengo algo importante que decirte.
La rubia alzó una ceja, divertida. —¿Qué? Ya te dije que no adoptaremos un gato, Merlina. No hay suficiente espacio en nuestro apartamento.
—N-no... No es eso. Yo-... Yo tengo algo que darte... Bueno, algo que preguntarte — Se levantó temblorosa de su asiento, intentando no llamar la atención de la gente a su alrededor, quienes parecían ocupados en su propio mundo.
Enid estaba confusa, la mueca en su rostro lo decía todo. Merlina sacó una pequeña caja negra del bolsillo de su pantalón. ¿Acaso?....
— Cara mia. — Habló la pelinegra, tragándose sus nervios y armándose de valor. — ¿Sabes? Nunca pensé decir esto. Digo, nunca creí que conocería a una chica tan asombrosa como tú. Mis padres siempre me repetían que tarde o temprano conocería a alguien especial, vaya que tuvieron razón.
Tomó su mano. Enid estaba atónita, sus ojos brillaban de la emoción ¿Acaso esto era lo que creía?
— Desde el primer momento en que te vi iluminaste mi vida como un pequeño rayito de sol, Enid. Un molesto rayito de sol que me enseñó a ver el mundo de una manera menos pesimista. — Su mirada inquieta se dirigió directamente a sus rojizos labios carmesí
Quería besarla. Queria besarla hasta no sentir los labios. Quería sentir su cuerpo contra el de ella, su cálida respiración contra su cuello, sus caricias por todo su cuerpo.
— Tú, Enid, me hiciste sentir cosas que nunca antes había sentido, sentimientos que quiero que duren para siempre, que nunca se acaben. — Lentamente se agachó, quedando de rodillas en el suelo. Lágrimas cayeron por las mejillas de la Sinclair, tapó su boca de la emoción y apretó con suavidad la mano de su amada.
La pelinegra, con una boba sonrisa, abrió lentamente la pequeña caja negra en su mano izquierda. Cuando estuvo completamente abierta, dejó a la vista un hermoso anillo con detalles dorados.
— Enid, mi querida dama ¿Te casarías conmigo?
Su corazón estalló al oír eso. Su felicidad fue tanta que empezó a reír inconscientemente, con lágrimas mojando levemente sus prendas.
— Mon amour. — Susurró Enid.
— Cara mia. — Replicó Merlina.
— Por supuesto que quiero.
Ambas no soportaron más. Se besaron como nunca antes, expresando su amor, su cariño, su deseo. Expresando cada una de las sensaciones que nunca sentirían por nadie más que no fuese la otra.
Para este punto, la gente de alrededor lo había visto todo y había empezado a aplaudir con emoción, pero ellas no prestaron atención, estaban inmersas en la otra.
Se sentían como la primer vez que se besaron, siendo apenas unas adolescentes que no tenían claro lo que sentían.
Ambas rieron en medio del beso, felices. Con ambas de pie, Enid alzó con fuerza a su novia y la cargó en sus brazos, aun continuando con el beso.
— Te amo, Enid.
—Yo más, Merlina.
Y se amarían sin importar qué, pues un amor como el de ellas solo se experimentaba una vez en la vida.
Y así, con la tenue luz de la luna impactando contra ellas, junto con la fresca brisa nocturna, ambas prometieron amarse para siempre, incluso después de la muerte, y se seguirían amando aún si el mundo alrededor de ellas se derrumbaba.
Nunca dejarían de hacerlo.
Nunca dejarían de amar su calidez.
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Olapene, espero les haya gustado el primer extra :]
Recuerden pasarse x mis otras historias, las actualizo diariamente jsjs
Los quiero <3
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Calidez | Wenclair AU
RomanceWednesday (2022) | Merlina x Enid (Wenclair) Merlina Addams siempre a sido una chica solitaria y reservada. El contacto físico no es lo suyo, acercarse a ella es una sentencia a muerte. Pero aunque le cueste admitirlo, aquella chica tan gótica y mi...