Dejamos el auto estacionado arriba y yo corrí hasta bajar escaleras y detenerme de golpe antes de dejar de tocar la madera del suelo. Miré aquel suelo llenos de más de billones de granos de arena frente a mí... me quité los zapatos y toqué por primera vez lo que era la arena. Abrí los ojos de par en par y enterré ambos pies en este, sonreí con amplitud y salí corriendo de nuevo. Estaba fría por ser de tarde y tener mucho viento, era extraño la textura pero me gustaba.
-¡Huh...! -mis pies tropiezan el uno con el otro por la bajada en la que estaba pero antes de caer un brazo se coloca frente a mí evitándolo.
-Cuidado.
Alex me endereza y yo le sonreí como una niña descubriendo la playa por primera vez.
-Vamos más cerca.
Lo jalé de la mano y corrí de nuevo hasta llegar a la orilla del mar. Me detuve antes de tocar el agua salada, hundí un pie y al instante me estremecí.
-Está helada... -mencioné.
Alex ríe un poco y se acerca al agua quitándose su abrigo y dejándolo sobre la arena junto a sus zapatos y medias. Él se mete hasta que el agua llegaba a la mitad de sus piernas por debajo de la rodilla. Él estaba descalzo y con los pantalones un poco remangados; la camisa con un par de botones abiertos y remangada hasta sus codos. Él me tiende la mano.
-¿No quieres entrar?
Lo miré, notando la gran imagen de él que tenía frente a mí. Saqué mi teléfono de repente y le quité una foto haciéndolo extrañar.
-Ya sé que pintaré mañana -comenté. Alex sonríe de nuevo y se me acerca agarrando mi mano, jalándome hasta apegarnos y tomarme de la cintura con su mano libre.
-Ven, deja eso un momento y ven conmigo.
Sus ojos parecían hipnotizarme por completo. Bajé la mano con mi teléfono y lo dejé caer sobre sus cosas, él retrocede mientras me hace avanzar a mí hasta que mis pies se hunden en el agua, pero al ser más baja que Alex el agua me llegaba hasta por encima de las rodillas.
-Eres muy baja, mi Luna -se ríe Alex haciéndome fulminarlo con la mirada.
-Cállate, tú eres el de uno noventa y dos. Literalmente eres un poste de luz.
Alex ríe a carcajadas haciéndome olvidar que lo estaba fulminando y en su lugar ahora estaba suspirando por él. Pero Alex termina con su risa y me hace mirar al frente, yo me quedé maravillada por la vista de aquel atardecer tan hermoso aquí en el mar. Vi tantos atardeceres pero jamás desde esta posición, como el sol aún se refleja en el agua es precioso.
Sentí las manos de Alex en mi cintura y luego su respiración en mi cuello, solté un suspiro mientras automáticamente inclinaba mi cabeza hacia el lado contrario para darle mejor acceso... Besa mi cuello tiernamente, pero entonces me muerde haciéndome quejar.
-Au, ¡oye!
Alex se aleja rápido mientras ríe y yo quise hacer lo mismo para que vea lo que se siente pero huye de mí. Pronto empecé a perseguirlo pero al no poder alcanzarlo sonreí de lado y me escondí bajo el agua. Nadé hasta estar cerca de él que no se dio cuenta de dónde estaba, volteó a ver en donde me había metido.
-¿Mi Luna? -mira a todos lados.
Salté sobre él. Alex se sorprende y preocupa a la vez por mi brazo, por lo que pierde el equilibrio y ambos caímos. El agua nos arrastra hasta la orilla estando yo sobre el cuerpo de Alex quien me sujetaba de la cintura. Nos miramos a los ojos, yo me levanté un poco más para poder apreciarlo mejor, sus ojos desbordaban ternura y cariño. Me encantaba ver eso en realidad...
Pronto noté que mi vista bajaba a sus labios, se veían realmente bien y me sentí como con una gran atracción hacia ellos. Alex levanta una mano, acaricia mi mejilla y coloca un mechón de cabello tras mi oreja. No cortamos nuestro contacto visual hasta que ninguno de los dos pudo evitarlo, Alex levanta un poco su cabeza y yo agaché la mía, uniendo nuestros labios con necesidad.
Parecían encajar a la perfección, como si de verdad estuviéramos hechos el uno para el otro. ¡No puedo creer que me estuve perdiendo de esto! Se sentía tan bien besar a Alex, mi corazón latía con tanta fuerza que podría creer que se saldría de mi pecho... pero incluso podía sentir el suyo estando de igual manera que el mío.
Pero nuestro oxígeno no era infinito, tuvimos que separarnos para obtener más y así poder respirar de nuevo. Alex y yo mantuvimos nuestras miradas otra vez, yo estaba muy sonrojada y él sonreía.
-Me gustas, mi Luna... eres simplemente perfecta.
-Estás exagerando -respondí ocultando mi rostro en su pecho pero él ríe.
-No lo hago... ante mis ojos lo eres.
Sonreí enternecida y volví a mirarlo, pero decidí que era momento de levantarnos. Así lo hicimos y vimos como ya casi estaban desapareciendo los últimos rahos de luz.
-Es momento de irnos.
Asentí en respuesta, Alex me lleva hasta el auto y me abre la puerta del copiloto. Le dediqué una sonrisa antes de entrar, luego él se mete igualmente en el auto.
-¿Tienes hambre? -pregunta él.
-Sí, en realidad.
-Bueno, conozco un gran restaurante de aquí -comenta poniendo en marcha el vehículo.
-¿Eh? Pero si... estamos muy mojados, creí que comeríamos en la manada.
-Será más seguro ir mañana, ahora es el momento en que los cazadores más están activos por la zona. Van a atrapar rogues.
-Ya veo... pero entonces, ¿dónde nos quedamos?
-¿Recuerdas que te dije que tenía una empresa aquí? -asentí-. Pues nos quedaremos allí. No está lejos, además... podrás ducharte y cambiarte por la nueva ropa que compraste hoy.
Le sonreí y asentí. Estaba bien, se nota que tuvo todo planeado desde el inicio porque también compramos ropa interior aprovechando las tiendas en las que entramos. Miré por la ventana mientras Alex conducía; como dijo, no estábamos lejos, así que no tardé en ver un edificio realmente enorme y peculiar.
-¿Es ese? -pregunté.
-Sí.
Se acerca a la entrada del estacionamiento donde ya estaba abierto para él. El guardia lo saluda formalmente y nos deja pasar sin necesidad de mostrar ninguna carta de identificación. Noté que Alex tenía un lugar especial donde estacionar, nos bajamos del auto y elegí una bolsa de ropa, otra de zapatos, maquillaje y carteras. Fue una recomendación de Alex, y lo primero que pensé fue en que me llevará a comer en un restaurante elegante. Él rápidamente agarra las bolsas.
-Tengo un departamento en el último piso...
-Un penthouse ¿no? -comenté cruzada de brazos, él sonríe.
-En realidad... -responde-. Puedes bañarte allí y prepararte, yo haré la reservación y de paso iré a ver como va la compañía.
-Entiendo, está bien.
Entramos a un elevador que nos llevó directamente al último piso cuando Alex puso la contraseña. Enseguida me quedé sorprendida cuando las puertas del elevador se abrieron en ese lugar. Todo era muy hermoso...
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AMARIS
Werewolf¿Que sucede cuando la hija de la Diosa Luna decide ir a la tierra para saber cómo se siente vivir allí? ¿Pero y que su madre decida otorgarle un Mate? Amaris, hija directa de la Diosa Luna, enfrenta todo tipo de situaciones que se le van presentando...