Capítulo 28

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Me acerqué al borde del tejado y miré el cielo nocturno desde aquí, el viento golpea mi rostro y vi la Luna sobre nosotros. Agarré el collar en mi cuello y suspiré.

-¿Qué planeas hacer, mi Luna? -Alex me sujeta por la cintura con ambas manos y besa mi cuello haciéndome reír.

-¿Quieres ver?

-Si no me dejas traumado y llorando, sí.

Negué con la cabeza por sus ideas locas pero entonces me subí al borde y me quité el collar. Él me mira al percibir mi poder y sonríe un poco.

-Sostén esto -le entregué mi collar.

En mi espalda aparecieron mis alas y él las quedó mirando fascinado. Acerqué una y la acaricio notando la suavidad y hermosa textura.

-Fascinante... -murmura.

Empecé a aletear elevándome y entonces revoloteé por su alrededor hasta subir muy alto. Miré a Alex desde aquí, se mantuvo viéndome maravillado y sonriendo. Volví junto a él y me senté en el borde a su lado.

-¿Qué otro poder tienes? Me causa curiosidad -pregunta.

-Pues... Puedo transformarme en cualquier animal nocturno, comprenderlos... Pero cuando acepte mi puesto de Diosa pues podré hacer más cosas.

-Increíble, jamás creí que mi Mate pudiera llegar a ser alguien tan importante y fuerte como tú.

Él se coloca más cerca y acaricia mi mejilla con cariño. Sonreí mirándolo pero entonces decidí besarlo. Jamás me cansaría de hacerlo, me fascinaba y sentía que era lo mejor. Nos separamos para respirar pero juntamos nuestras frentes, volteé a ver hacia la manada y me giré hasta dejar mis piernas colgando del otro lado. Alex se coloca detrás, me vuelve a poner mi collar y me abraza por la cintura, apoyando su cabeza sobre la mía.

-¿Dónde quieres construir la galería? ¿Dónde te la imaginas?

Me quedé pensando mientras observaba el lugar. Entonces apunté con mi dedo hacia aquella dirección.

-Allí, junto a la biblioteca y el centro comercial, tal vez luego quieran ir a comer algo y esté más cerca.

-Ya veo, comprendo.

Nos quedamos en silencio, pero no uno incomodo, sino en el silencio más cómodo que tuve en mi vida. Miré a la luna nuevamente, pensando en mamá. ¿Me estará viendo?

-Aún no logro entender... ¿por qué mamá nos enlazó? -mencioné-. La conozco mejor que nadie pero sigo sin descifrarlo.

-¿Te molesta que lo haya hecho?

Lo volteé a ver enarcando una ceja y entrecerrando los ojos.

-Sabes que no. Solo... es curiosidad. Ella suele enlazar parejas normales o porque uno de ellos tiene la misión de cambiar al otro... Pero tú no necesitas un cambio.

-¿Y tú? ¿Si yo no soy el que necesitaba esto tan especial, que le hizo creer que tú sí?

Me quedé pensando. El silencio respondió, no tenía ni idea aunque rebuscara en nuestro pasado, desde el comienzo.

-No tengo ni idea... Jamás he hecho algo que amerite algo como esto.

-¿Qué tal si no se trata de nosotros? -lo miré confundida- ¿Qué tal si se trata de algo más?

-No comprendo, ¿qué quieres decir? -cuestioné.

-Tampoco puedo asegurar nada, pero si no se trata de que uno de los dos necesitaba esto... ¿Qué otra cosa puede ser más que por algo que está sucediendo. Y tú no lo sabes?

-¿Crees que algo la obligó a emparejarme contigo? ¿Una situación?

-No se me ocurre nada más.

Me di vuelta para estar cómoda mientras lo pensaba, no sabía que pensar. No sabía si era cierto... ¿Pero y si es así? ¿Algo le estará pasando? Tengo que hablar con ella, perdí todo contacto después de esa última vez que nos vimos.

-No quise preocuparte... Quizás no sea eso, yo en realidad no tengo idea de lo que pasa con los Dioses.

-No, tranquilo... Tiene sentido... o al menos eso parece. No lo sé tampoco, y eso que yo vengo de allí.

Miré a Alex suspirando, lo abracé y él a mí. No quería creer que algo le estuviera pasando, quizás y no sea nada... Espero que en verdad no sea nada. Cerré los ojos tratando de pensar pero entonces escuché algo.

-¿Huh? ¿Escuchaste eso? -cuestioné.

-Sí...

Nos quedamos en silencio para escuchar mejor pero aquello volvió a sonar. Una loba, estaba aullando de dolor...

-¡Hm! -miramos hacia abajo cuando la puerta principal de la caza fue azotada.

-¿Jackson? -lo miramos salir, volverse a su forma lobuna y correr.

Al aullido de aquella loba se suman más y pronto eran un coro de lobos aullando de dolor dentro... y fuera de la manada. ¿Qué estaba pasando?

AMARISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora