Capítulo 25

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Al día siguiente fue lo mismo hasta llegar a su casa. Mara me invita alguna comida que ella hizo y nosotros fuimos directo a la habitación de Asena para volver a estudiar. El examen es dentro de dos días, ella está cada vez más ansiosa por eso pero hace el intento para seguir concentrándose.

—Creo que ya comprendo... —murmura tomando el lápiz en su mano y empezando a escribir.

La miré apoyando mi codo en la mesa y mi cabeza sobre mi mano. Ella escribía y podía jurar que cada movimiento que hacía era como un baile maravilloso para mí. Mi corazón se acelera por solo verla, eso es algo que solo ella causa. Pero de repente, se detiene.

—Oye... ¿Crees que... podré transformarme algún día?

Su pregunta me toma desprevenido. Parpadeé un par de veces para reaccionar y la miré mejor, ella traía la cabeza agachada y su mano, con la que sostenía el lápiz, estaba temblando.

—Por supuesto. No dudes que lo harás.

—Se supone que tuve que haberme transformado, a más tardar, los quince... pero pasaron dos años y aún no lo he hecho.

Entonces levanta la cabeza y me deja ver su rostro lloroso, sabía que era un tema que la afectaba. Fue víctima de burlas y rechazos por aquello, fue así como nos conocimos por primera. Tuve que interferir porque pensaban lanzarle cosas una vez que cruzara las puertas de la academia. Alex y yo no toleramos esos abusos, así que esos chicos fueron castigados por nosotros por lo que hicieron.

—Asena... —sujeté su mano haciendo que suelte el lápiz y la acerqué a mí—. Tendrás tu transformación, tranquila... verás que tengo razón, como siempre.

Ella sonríe un poco y eso provocó que una lágrima cayera por su mejilla. La limpié rápidamente y le sonreí con ternura. Era lo que causaba en mí, no podía evitarlo.

—Ya verás también que tu loba será la más hermosa de todas, así como tú lo eres.

—No es cierto.

—¿Ah? ¿Dime quién es la más hermosa si no eres tú entonces?

—Nuestra Luna lo es. La he visto, ella... —la callé, aunque hablaba de Amaris con admiración.

—Es posible, pero... en realidad creo que tú lo eres mucho más.

—¿D..De verdad? —ella se sonroja y yo agarré su barbilla con una mano.

—Absolutamente.

Con mi pulgar acaricié sus labios, eran suaves... Ella se relame nerviosa, un gesto que siempre hace cuando está así. Sonreí de lado y me fui acercando hasta que nuestros labios se rozaron y nuestras respiraciones se mezclaron.

—Asena... —llamé su nombre notando que se erizó al escucharme—. Te faltó un ejercicio.

Me separé y ella abre los ojos de par en par, mira lo que yo apuntaba y agarra el lápiz rápido.

—¡Ah, s..sí...! Sí, es cierto...

Se cubre con su mano mientras intenta escribir de nuevo. Noté que hasta sus orejas estaban rojas y eso se me hizo más tierno. ¡Mierda! Claro que quería besarla, claro que quería dejarla sin aliento y además quería dejar mi marca en ella... Hasta mi lobo lo quería. Pero ella... ella quiere ser fiel a su Mate aunque no pueda reconocerlo aún. Quiere que cuando lo encuentre sea el primero en todo y está bien... pero me mata a mí.

No sé si pueda aceptar a su Mate, pero eso no importará cuando lo encuentre. Yo tendré que alejarme y ya no podré tener estos acercamientos, y eso es lo que más me molesta...

—¿Jack? Jacks... —reaccioné.

—¿Eh...?

—¿Estás bien? —parece preocuparse y eso la hacía verse más tierna.

—No te preocupes, estoy bien —le sonreí— ¿Qué ibas a decirme?

—Oh, sí... Esto no comprendo.

—A ver.

Me acerqué a ella para ver las anotaciones, pero su aroma me llega tan perfectamente que me costó concentrarme. No sé que me pasa hoy que estoy tan necesitado de ella...
Las horas pasan lentas pero finalmente terminan, era tarde como siempre cuando terminábamos de estudiar. Nos levantamos pero ella guarda sus cosas. No pude evitar mirarla de pies a cabeza; mis emociones estaban disparando.

—Mañana no hay clases, ¿te parece si empezamos más temprano...?

Ella se sobresalta cuando apoyé mis manos en la mesa, a sus lados, acorralándola. Luego dejé caer mi frente en su hombro y solté un gruñido de molestia.

—¿J..Jack?

—¿Por qué me tienes tan loco, Asena...? —comenté en un murmullo, suspiré profundo mientras me enderezaba y ella se daba vuelta para verme—. Moriría por tenerte cerca y mataría por un beso tuyo.

Acerqué mi mano hasta su mejilla y nuevamente acaricié sus labios con mi pulgar, pero apreté los dientes, conteniendo mi instinto y me aparté.

—Lo siento, será mejor que...

Repentinamente sentí que enteraba sus brazos por mi cuello y me hacía mirarla, acerca su cabeza a la mía pero sorprendido aparté mi cabeza.

—¿Asena...?

—Está bien, Jackson... quiero que lo hagas.

—No, me dijiste que querías que tu Mate sea el primero en todo. Tengo que respetar eso o después tú...

—Jackson —ella me mira decidida y con sus labios cerca de los míos—. Bésame...

Y fue lo que me hizo falta para que toda ética o moral desaparecieran de mi sistema. Terminé de cortar con la distancia entre nosotros y unimos nuestros labios con intensidad.

Sabía tan bien, tan dulce... Se notaba su inexperiencia pero eso solo la hacía verse más tierna. No podía evitarlo, me sentía tan atraído por ella... tan loco por Asena. Mis manos tomaron su cintura y la hice sentarse en su escritorio, separé sus piernas y me acerqué más. Ella trataba de tomar aire mientras que yo estaba perdiendo el control.

Sus manos se aferran a mi remera en mi espalda y sentía a mi lobo aullando de emoción. Él estaba igual de loco por Asena como yo... Pero antes de pasar a desvestirla me obligué a detenerme. Quedamos jadeando, ella me mira sorprendida porque lo había hecho y yo estaba sonriendo.

—No sabes cuanto he esperado por esto... Lo siento por tu Mate, pero lo he disfrutado como no tienes idea.

—Entonces... ¿Ha estado bien? —se sonroja más de lo que ya estaba.

—Ha estado perfecto.

Eso la hizo sonreír aún más, besé su frente de manera larga y cariñosa antes de separarme y agarrar mi chaqueta.

—Es momento de irme, pero no te olvides de lo que has dicho. Mañana vendré más temprano.

—E..Está bien... Nos vemos.

—Nos vemos, cariño.

Me fulmina con la mirada mientras que yo me echaba a reír y salía de su habitación. Me encontré con Mara estando abajo y me despedí de ella más feliz que cualquier otra vez. Regresé a casa y lo primero que noté al entrar fue a mi hermano con Amaris en el sofá viendo una película.

—Ah, has llegado —Alex me mira acercarme—. Tienes cena en la cocina, puedes pedir que la calienten.

—Está bien, lo haré yo —me encaminé hacia allí sonriendo aún.

—Está más raro de lo normal... ¿le pasa algo? —dice Amaris en un intento se susurro.

—No me pasa nada, Amaris —la miré riendo.

—No, sí le pasa algo. Me dijo por mi nombre —me apunta sorprendida.

—Mi Luna, no le hagas caso. Mira, está pasando la escena que te gusta.

—¡Ah!

Amaris se acomoda de nuevo mirando hacia el televisor y prestando atención a eso. Me reí más y entré en la cocina para agarrar la cena y calentarla, pero no podía dejar de pensar en el beso de Asena. ¡Diosa! Fue perfecto. Ella es perfecta.

AMARISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora