Capítulo 4

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Al finalizar la explicación, un chico había entrado a la sala, parecía de unos pocos años menos que Alex. Lo vi y él a mí, no fue ni dos segundos que ya lo tenía a mi lado con un brazo sobre mis hombros.

-Pero bueno... ¿Cuándo apareció una chica tan hermosa en casa? -pregunta.

Yo sonreí forzada y me alejé incómoda. Escuchamos un gruñido y en menos de un segundo yo estaba sentada en el regazo de Alex. Me estremecí cuando sentí su mano en mi cintura.

-Ni lo pienses, hermanito. Esta preciosa mujer... me pertenece -gruñó en mi cuello haciéndome sentir un estremecimiento placentero, aunque no quisiera.

Pero aún así rodé los ojos, igualmente decidí callar, ya que... no voy a estar gastando saliva en explicar que no soy de nadie. Los Alphas como Alex son tan testarudos que no cambiarán de parecer con respecto a poner etiquetas a sus Mates.

-¿Que pasó con lo de compartir hermano?

¡Por mi madre! Okey... ese comentario me disgustó, y se nota que a Alex igual o incluso más que a mí.

-Ni siquiera lo pienses, Jackson. Jamás compartiría a mi Mate. Ni siquiera contigo.

Su hermano bufa y se recuesta por el respaldo del sofá. Yo seguía mirando todo desde el regazo de Alex. A todo esto... ¿por qué aún no me he movido?

-Bien -responde Jackson resignado.

Yo me levanté del regazo de Alex y me sienté en el reposabrazos por lo menos.

-Amaris, él es Jackson, mi hermano menor. Jackson, ella es mi Mate, Amaris -nos presenta Alex sin olvidar remarcar quien soy para él.

-Un gusto, linda -Jackson me guiña un ojo, por lo que se lleva un gruñido por parte de Alex.

El mayor estaba por decirle algo, seguramente por el haberme llamado de manera coqueta, pero yo apoyé ligeramente mi mano sobre la suya y sonreí respondiendo.

-Sé que soy muy hermosa pero ya te han dicho mi nombre. Es Amaris. Así que úsalo, porque no está de adorno para que me andes nombrando como se te venga en gana.

Si no le pongo un alto ahora después se me va a complicar. Y realmente no quiero problemas con eso. Noté la sorpresa en el ambiente, ambos hermanos estaba asombrados por mi respuesta pero, al mirar de reojo, noté la sonrisa oculta de Alex.

-Ahora sí, aclaradas las cosas... Supongo que también es un gusto conocerte Jackson -sonreí no tan inocentemente mientras el hermano menor se quedaba en silencio.

Alex ríe a carcajadas llamando mi atención por lo bien que se escuchaba, lo miré sonrojándome y él, al notarlo, me guiña el ojo consiguiendo que me pusiera más que roja.

-Finalmente alguien que te pone en tu lugar, hermanito.

-Hm.

El menor se cruza de brazos indignado mientras hace una mueca apartando la mirada. Me reí corto pero entonces noté que Alex se había quedado en silencio y mirando un punto fijo en la nada hasta que suelta un pequeño gruñido. Hablaba con alguien mentalmente, estoy segura. Cuando acaba parpadea varias veces y me mira.

-Mi Luna, tengo que ir a hacer algunas cosas. No me tardaré, Jackson... Si le pasa algo te hago a ti el responsable, así que más te vale cuidar de ella y no pensar en otras cosas -dice Alex levantándose.

Jackson rueda los ojos y asiente a regañadientes.

-Tranquilo hermano, confía en mí -el menor se acerca a mí.

-Eso es lo que más me falta contigo, así que vendrán unos guardias más para vigilar -menciona saliendo de la sala.

Nos quedamos en silencio en lo que escuchábamos como Alex se iba. Entonces Jackson me mira sonriendo.

-¿Y qué quieres hacer, lin...? -enarqué una ceja y él reacciona-... Amaris?

Sonreí satisfecha pero me alejé de su lado suspirando cansada.

-Yo estoy algo cansada, así que ¿Me dirías dónde podría dormir?

-Puedes dormir en mi habitación -responde levantándose.

-Prefiero el suelo en ese caso.

Bufa apartando la mirada pero me di cuenta que en realidad le había dado graci, comenzó a reír levemente y me hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera.

-Te llevaré a la habitación de mi hermano entonces. ¿Está bien?

-Mejor.

-Ven. Te enseño dónde es.

Caminamos por la casa hasta unas escaleras, las cuales, al subir, habían tantas habitaciones que si no prestara atención terminaría en cualquier cuarto menos en el que debo ir. Llegamos hasta una puerta donde el se detiene.

-Esta es -comenta abriendo la puerta.

-Gracias -entré y cerré la puerta con llave.

Confirmé que esta era la habitación de Alex por su aroma, todo olía a él y no era para nada desagradable. Bostecé y fui al armario gigante que tenía, busqué una camisa suya y me cambié a solo esa. Olía a él...

Sí, estaba actuando como si fuera mi casa y mis cosas, pero... en mi defensa, los lobos, y más los Alphas, les encanta que sus Mates usen sus cosas y se acomoden bien a lo que es de ellos.

Cuando se trata de un Alpha, adoran que sus Mates usen su ropa porque así se les queda un poco de su olor y el resto sabrán de quienes son. Yo no uso su ropa por eso, sino que es lo más cómodo que hay aquí y mi ropa normal está algo sucia y es incómoda para dormir. Me acosté en la gran cama y al instante me quedé dormida.

***
Aparecí en el bosque de mi madre, con mi vestido blanco habitual y mi corona de hojas doradas como si fueran de oro. Sabía que mi madre querría hablar conmigo.

-Amaris -me di la vuelta y ahí estaba.

-Hola Madre -saludé sonriente.

-Sé que dijiste que querías estar solo tú en la tierra pero quería volver a verte, te extraño -comenta.

Le sonreí y luego la abracé, aunque no se sentía como siempre ya que es el mundo de ensueños y no el presente real.

-Yo también, madre -respondí.

Al separarnos me crucé de brazos y la miré con una ceja levantada y los ojos entrecerrados.

-¿Un Mate? ¿En serio?

-Dijiste que querías la experiencia completa -responde riendo un poco.

-Pero no me refería eso.

Ella sonríe divertida y se da la vuelta, comenzando a caminar hacia la laguna.

-¿Por qué lo hiciste?

-Porque sí... -responde simple.

-Gran respuesta -dije sarcástica pero suspiré- ¿No me dirás?

-No, aún.

Suspiré y me senté junto a ella. Nos dedicamos a mirar la laguna juntas, hasta que empecé a sentir algo en mi mejilla.

***

-Mi Luna... -susurra Alex mientras me acariciaba la mejilla.

Juraría que estaba sonriendo. Quería abrir los ojos pero a la vez quería que siguiera con sus caricias que extrañamente me parecían relajantes y... me gustaban, debía admitirlo.

Madre, no se porqué me diste un Mate, pero... aunque no quiera... me está gustando...

AMARISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora