capítulo número diez:
ahora y para siempre
WARNING: Este capítulo contiene escenas para personas mayores de 16, léase bajo su propio riesgo.El tiempo acordado pasó, con los jóvenes siendo obligados a compartir cartas en las que decían poco, parecía que eran desconocidos, como si todo lo vivido en sus infancias hubiera sido borrado, las noches platicando, los pasteles robados, las caminatas y los abrazos dejaron de existir, como si nunca haya pasado, Aemond y Rhiannon eran desconocidos.
El único recuerdo que alguna vez convivieron era aquel hueco en el rostro del mayor, ese que se tapaba con un parche, pero una línea sobresalía y ella también tenía una cicatriz, una en el ojo que fue golpeado por aquella roca, debajo de su ceja y cerca del ojo había una pequeña cicatriz, con la textura de la piedra, Rhiannon aún podía recordar todas las noches en las que se despertaba porque las escaras habían caído y manchado sus almohadas con sangre de color café o de un rojo vivido.
Regresar a Desembarco del Rey fue extraño, ya no eran sólo los hijos de Daemon y Rhaenyra fingiendo ser hermanos, para este punto ya compartían un hermano en común y uno en camino, el pequeño y platinado Aegon Targaryen, Alicent Hightower se tomó aquel nombre como ofensa, haciendo que les dijeran al niño y a su tío, el menor y el mayor cuando se trataba de hablar sobre ellos, el niño era risueño, siempre pegado a Joffrey y a Lucerys, pues jugaban con él, aunque todos sus hermanos lo hacían.
Lo único que el pequeño Aegon no podía entender es porque tenían a su hermana mayor de un lado a otro, probándole un millón de vestidos blancos y sus padres dándole pláticas que no lograba entender, aún era un bebé, le faltaba aprender mucho.
Al igual que a su hermana, estaba a unos días de sus decimocuarto onomástico, lo celebraría casada o antes de estarlo, últimamente se la pasaba recibiendo pláticas conyugales con Daemon y Rhaenyra, eran con más frecuencia que antes, pues desde mancho por primera vez su madre y padrastro habían tratado de instruirla un poco, diciéndole que eso significaba que ya podría convertirse en madre, lo que la hizo temblar.
Con su matrimonio a la vuelta de la esquina la pláticas sobre su virtud y lo que pasaría después de casarse ocupaban todo su tiempo, ya había comenzado a tener sueños ─ en realidad eran pesadillas ─ sobre eso, haciendo que se escapara a la biblioteca como cuando era pequeña y estaba encerrada allí con Aemond... a él lo había visto poco, como mucho en las cenas, pero jamás habían compartido palabras.
Un suspiro se escapo de sus labios rosados mientras se veía al espejo, una de sus doncellas estaba peinando su cabello, con algunas trenzas que lo hicieran lucir bien, con mechones cabellos cayendo sobre su espalda y algunos sobre su rostro, desde hacía varios años que se propuso el dejarse crecer su cabello tanto como quisiera, sus rulos se hicieron más evidentes, como los de Jacaerys.
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YES TO HEAVEN ─ house of the dragon
FanfictionYTH | Rhiannon siempre fue la debilidad del príncipe Aemond, no importaba que a sus ojos y a los de su madre fuera una bastarda, ella era diferente a cualquiera de su familia, siempre haciéndolo feliz, aunque esta lo odiara. Él siempre amaría a Rhia...