014 | the green council

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capítulo número catorce:
el consejo verde

El día tenía un toque grisáceo, el cielo estaba poco despejado, el sol a medio salir, las nubes llenando todo de formas extrañas

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El día tenía un toque grisáceo, el cielo estaba poco despejado, el sol a medio salir, las nubes llenando todo de formas extrañas. El castillo estaba casi igual, callado, con los sirvientes corriendo de un lado a otro en cuanto el sol salió, las paredes de concreto más frías que antes, el suelo helado, la madera opaca y las velas habían dejado de dar ese toque hogareño que brindaban.

Todo era extraño.

Rhiannon se podía dar cuenta, no la habían dejado salir en todo el día de sus aposentos, encerrada en las mismas cuatro paredes con un par de doncellas en el lugar, las cuales se encargaban de alimentar a Maegor ─ quien también estaba con ella ─, cuando quería salir de la habitación, estas y los capa blanca que cuidaban su puerta se lo impedían, diciendo que por favor regresara a la habitación.

Se sentía como si le ocultaran algo.

Aemond había abandonado la habitación con prisa cuando un hombre de la guardia llegó buscándolo, siempre evitando que Rhiannon dejara la habitación.

Esta camino de un lado a otro, meciendo a Maegor en sus brazos, balbuceando palabras mientras jugaba con un muñeco de madera en forma de dragón, rugiendo cuando lo acercaba al cuello de su madre, intentando hacerla reír, pero falló en cada intento, pues su madre estaba preocupada.

Acarició los cabellos blancos de su hijo, agarrando cada hebra, desenredando cada nudo hecho, la luz entrante reflejando sus cabellos, haciéndolos más platinados que antes, acercó sus labios a la cabeza del menor dejando un beso en su frente.

Hasta que escucho un clic en su puerta, uno muy llamativo, frunció el ceño antes de comenzar a caminar pronunciando el nombre de sus doncellas, ninguna respondió. Cuando llego a la puerta quiso abrirla, empujando la fuerte la dura y fina madera de los árboles de roble sembrados hace centenares en el bosque real, las puertas se contrajeron chocando entre sí para regresar a su estado natural, estaban cerradas con llave.

─ ¡Eh! ¡Estoy aquí dentro! ─ dijo con un tono fuerte de voz.

Pensando que se habían equivocado pensando que ya no estaba dentro de la recámara, habló y habló, pero no hubo respuesta, haciendo que se asomara a sus ventanas, logrando ver por un pedacito el caos dentro del castillo, nobles, doncellas, guardias y la misma realeza corrían de un lado a otro, pasos resonados y desesperados.

¿Qué ha pasado?

Se preguntó a si misma con un sentimiento raro en su estómago, conectando como pudo la poca información que tenía, los rostros de las doncellas cuando llegaron a proporcionar desayuno, la cambiaron y una nodriza llegó a darle de comer a Maegor. La manera desesperada en la que Aemond salió a medio vestir, los guardias deteniéndola, algo muy malo tuvo que haber pasado.

YES TO HEAVEN ─ house of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora