YTH | Rhiannon siempre fue la debilidad del príncipe Aemond, no importaba que a sus ojos y a los de su madre fuera una bastarda, ella era diferente a cualquiera de su familia, siempre haciéndolo feliz, aunque esta lo odiara.
Él siempre amaría a Rhia...
capítulo número uno: bienvenida al mundo, Rhiannon
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hacía tres años que había nacido el penúltimo hijo del Rey Viserys, Aemond Targaryen, este mismo año se esperaba el nacimiento del segundo hijo de Rhaenyra Targaryen y Laenor Velaryon, todo el reino esperaba con ansias el nacimiento del nuevo Velaryon, pues esperaban que el recién nacido saliera platinado al igual que sus padres.
Pues el primer hijo que habían tenido hace un año, no era platinado, Jacaerys Velaryon era castaño con ojos color avellana y unos grandes rulos en toda su melena. Nadie lograba entender el porqué, así que surgieron rumores y chismes, diciendo que era hijo ilegítimo de Laenor, tanto él como Rhaenyra nunca hablaron y decidieron dejar la duda surgir, pues no querían que su primogénito creciera rodeado de un ambiente más tóxico que el de su propia familia.
Rhaenyra se encontraba sentada, una barriga voluptuosa entre sus brazos, la acariciaba con delicadeza y hablaba con su hijo, rogándole que terminara con este sufrimiento y la dejara descansar, pues haber tenido dos partos en casi dos años era doloroso para la mujer.
Había prometido que este era su último embarazo, y vaya que era ingenua, no estaba enterada de que más adelante tendría cinco partos más y sería muy feliz con todos sus hijos.
El Velaryon mayor que tan solo tenía un año estaba en los brazos de Sir Harwin Strong, pues este estaba en la misma habitación de Rhaenyra, esperaba junto con ella la llegada del nuevo miembro de la familia Targaryen, pues era muy cercano a la heredera del trono de hierro, se había hecho un fiel cuidador de ella y su familia.
Jace miraba a su madre enojado, sus labios estaban juntos en un puchero, casi reclamándole a su madre con la mirada.
─ Jacaerys, mírame. ─ él niño obedeció en un santiamén ─ ¿Por que tienes esa linda cara? Tu madre no puede cargarte, pero lo haré en cuanto tú hermano salga de mi barriga.
Todos en el reino creían que el segundo hijo de la heredera al trono sería otro niño, todos excepto Rhaenyra, ella tenía la creencia de que una niña llegaría, algo le decía que una pequeña princesa saldría de su vientre.
De un momento a otro el vientre de Rhaenyra empezó a doler, sentía calambres en toda la parte baja y ahí lo supo, paso lo mismo cuando su primogénito planeó salir de su escondite para conocer a toda su familia, era el momento del parto. Sir Harwin Strong lo noto, por lo que aún con el niño en brazos salió corriendo en busca de un Maestre.
Pero no había nadie cerca, ¿Como era posible que con el embarazo tan pronto a terminar no había ni un maestre cerca de los aposentos de la princesa?
No entendía como habían dejado a todos tan lejos de la próxima madre, sabían que su hijo o hija nacería muy pronto, estaba enojado, debía encontrar ayuda para la mujer.
Esta estaba relajada en su habitación o lo estaba, pues mientras más tardaba el hombre más dolorosa era su espera, cada segundo parecían horas, casi años para ella, se estaba cansando de esperar. Le hablaba al bebé en su vientre, pidiéndole que aún no saliera, pues no había nadie con ella.
