capítulo número once:
heredero
"─ ¡El tiempo se pasa volando cuando estas embarazada!" Eso fue lo que dijo Alicent Hightower cuando Rhiannon dejó de manchar una luna después de haberse casado con Aemond, casi corriendo a rezarle a los siete por poner un hijo en el vientre de la princesa, estaba feliz y triste, porque su nieto tendía sangre Strong.La realidad para la princesa fue otra, estando encinta por su esposo no supo cómo sentirse, sabía que quería ser madre y que mejor que Aemond fuera el padre, sin embargo algo no la hacía del todo completo, lástima que no tuvo tiempo para pensarlo, pues los vómitos comenzaron, por cualquier motivo como comer una uva, caminar un poco o darse un baño, tuvo que dejar de hacer varias actividades con tal de tener un embarazo saludable.
Por otro lado, cuando la familia de la princesa se enteró que llevaba un hijo en su vientre el caos reinó, haciendo que Daemon Targaryen se aislara por media docena de días, mientras que Rhaenyra casi se desmaya y ni hablar de los príncipes y las mellizas, el cúmulo de jóvenes estuvo a punto de pedir una carroza que los llevara al hogar donde crecieron, llevando a los pequeños Aegon y Viserys con ellos.
Claramente fueron detenidos, diciendo que por este tiempo lo que más necesitaba Rhiannon era tener paz, era su primera vez con una semilla creciendo dentro de ella, hasta convertirse en un príncipe o princesa nuevo de la familia. En lo único que lograba pensar es en lo que paso en su noche de bodas, no lo hicieron tantas veces como para asegurarse de que quedaría embarazada, pero después de esa noche no lo habían vuelto a hacer, pues Aemond no pensaba en volver a someter a su esposa en esa posición traumatizante, habían concordado volver a hacerlo hasta que cumpliera diez y cinco.
La semilla de Aemond tuvo que haber sido plantada esa noche, haciendo que se comenzara a producir esa vida, el reino lo celebró, pues era bastante extraño que los recién casados tuvieran la dicha de tener a su primogénito tan rápido.
Cuando llevaba cuatro lunas embarazada y su panza comenzaba a creer tanto que tuvieron que confinar nuevos vestidos para ella, el Rey Viserys realizó un torneo, celebrando que tarde o temprano se convertiría en bisabuelo por primera vez, su única nieta tendría a su primer copia o a la copia de Aemond, que era lo que todos esperaban, un príncipe de cabellos blancos era mejor que uno castaño.
El torneo fue feliz y se celebró con emoción, una de la que ella casi no pudo ser parte pues se mareaba con solo ver la sangre, se sabía muy bien que a Rhiannon Velaryon no le gustaba para nada la sangre y las peleas, por lo que paso más tiempo leyendo o jugando con sus sobrinos Jaehaerys y Jaehaera que presente en el torneo para celebrarla a ella y a su primer vástago.
Aemond era un increíble espadachín, pero estuvo muy alejado del torneo, participando solo cuando su esposa estaba presente y cuando no, se escabullía a la hora de su baño, ordenando a las doncellas de Rhiannon que se fueran, se había convertido en su rutina, él había tomado el papel de doncella a la hora del baño, pasando la esponja suave y repleta de jabón por el cuerpo de su esposa, estaba fascinado de ver su vientre sin ropa, su ombligo convertido en un botón y esa panza enorme lista para explotar cuando el momento llegara.
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YES TO HEAVEN ─ house of the dragon
FanfictionYTH | Rhiannon siempre fue la debilidad del príncipe Aemond, no importaba que a sus ojos y a los de su madre fuera una bastarda, ella era diferente a cualquiera de su familia, siempre haciéndolo feliz, aunque esta lo odiara. Él siempre amaría a Rhia...