capítulo número quince:
la reina negra
Año 126 después de la conquista.
(tres años antes de la usurpación)Marcaderiva siempre había sido un lugar bochornoso, a donde caminarás te encontrabas con la sal corriendo por el viento, con el sonido de las olas al chocar con la rocas cercanas, un recuerdo constante de lo que era la familia, sal y mar. Los Targaryen podían controlar el cielo, pero los Velaryon eran dueños del agua, metidos en barcos, listos para perderse entre las aguas saladas que rodeaban el castillo.
Los hijos de Rhaenyra Targaryen eran cuatro apuestos jóvenes jinetes de dragón, pero se apellidaban Velaryon, quizá Jacaerys pertenecía a la casa del dragón, pero Rhiannon, Lucerys y Joffrey eran de la sal y del mar, cualquiera de ellos se convertiría en el señor o señora de las mareas, teniendo que subirse a botes durante semanas, meses e incluso años.
Cuando el compromiso de Rhiannon Velaryon con Aemond Targaryen lleno de sorpresa a todos, el señor Corlys Velaryon tomó precauciones y riendas en el asunto, teniendo que destituir a su nieta del puesto, dándoselo a Lucerys. No pensaba poner a un Hightower en su trono, amaba con todo su ser a su nieta de cabellos castaños, pero la descendencia de Otto jamás tocaría su casa.
Al nombrar a Luke como su heredero todo cambio, pues no mucho tiempo después su hijo y nietos comenzaron a vivir en Rocadragón, haciendo que comenzaran a ser criados de otra forma, más Targaryen que Velaryon, aunque aún seguían siguiendo costumbres de su casa.
Pero Lucerys siempre estuvo renuente, nunca creyó que fuera digno de heredar Marcaderiva, menos con sus cabellos castaños.
Suspiró en el momento en el que se dio cuenta de que estaba sobre pensando más de lo debido, fijando su mirada en su libro cuando escuchó los pasos del abuelo Corlys, caminando alrededor de él y sus hermanos, dando pasos ligeros para no distraer a Joffrey.
Pasó una de sus manos sobre su cabello, largo y castaño, se tomó unos segundos para observar algunas hebras, tanto él como sus hermanos tenían algunos cabellos plateados que se escondían entre sus melenas cafés, como le gustaría que repente los cabellos plateados crecieran para llenar toda su cabeza.
─ Príncipe, por favor siga prestando atención a su lectura. ─ escuchó la voz de la septa de Rhiannon.
La mujer era grande, rozando la tercera edad y con la cara ligeramente arrugada, pero sabía perfectamente enseñar a los jóvenes príncipes a ser capaces de comprender, entender y llevar un lugar, además de que imponía respeto, cosa que Rhiannon estaba copiando de su septa.
Y él se había dado cuenta de ello, desde hace varios meses la personalidad de su hermana mayor se había estado forjando, cambiando un poco con las personas desconocidas, más cuando comenzaron a llegar cartas de Rocadragón y Marcaderiva, hombres de todas las edades queriendo la mano de Nnon, sin importarles que está comprometida desde que nació.
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YES TO HEAVEN ─ house of the dragon
FanfictionYTH | Rhiannon siempre fue la debilidad del príncipe Aemond, no importaba que a sus ojos y a los de su madre fuera una bastarda, ella era diferente a cualquiera de su familia, siempre haciéndolo feliz, aunque esta lo odiara. Él siempre amaría a Rhia...