Capítulo III

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𝙶𝚎𝚘𝚛𝚐𝚎 𝚁𝚞𝚜𝚎𝚕𝚕

Montecarlo, Mónaco.

Después de la carrera, vi entrar al motorhome a toto con Léa y me acerqué para pedirle su número. Antes de la carrera hablé con toto para que Léa se quedará unos días para hablar con ella y explicarle lo que tenía que hacer. Toto acepto no muy convencido.

— ¡Hey! Léa me darías tu número — cuando me acerque su padre se paró detrás de ella, como un león que cuida su manada, Ella me dio su número.

— Cariño estarás hasta el martes con él. Así que te irás a su hotel porque yo viajo esta noche — toto le explico.

— ¿Pero el martes no nos iremos a Italia? — preguntó, su padre asintió.

— Te quedarás conmigo hasta el martes, antes de volar tu padre y yo avisaremos de la noticia — la miré.

Convencer a toto de que su hija se quedará en el hotel donde se están quedando la mayoría de pilotos no fue fácil. Tuve que prometer que no la dejaría sola y menos que socialice con ellos, no prometo cumplir eso, pero lo intentaré.

Lo cierto es que toto se esta tomando esto muy en serio, pueden creer que mando un mensaje al grupo donde están todos, diciendo que no se les ocurra acercarse a ella. Está loco, pero lo entiendo yo también cuidaría a mi hija de nosotros.
Después de que ellos se fueran, los chicos se enteraron de que ella se quedaría en el hotel.

— George amigo nos dirás en que habitación se quedará ¿no es así? — Lando pregunto.

— No, no lo sabrán. Si toto se entera de que hablo con alguno de ustedes, me cuelga — les advierto mientras los señaló.

— Pero solamente queremos hablar con ella — Pierre aclaro.

— Si además no le haremos nada — Max miro a Pierre y comenzaron a reír.

— Desgraciado, solo tiene diecinueve años. No se pasen — Hable.

— Las más jóvenes son las mejores — Daniel rio y le pegué un codazo — es broma, estoy bromeando.

— Al menos déjala ir a la fiesta que habrá en la noche — Alex me miro.

— Esperen que tiene que preguntarle a su padre — Carlos bromeo — y no creo que le guste.

— Claro que no — podría pensarlo, pero por el momento no ira — los conozco malditos y no voy a dejar que la arrastren a sus fiestas y cosas extrañas.

— No te enojes Russell, nadie tocará a la niña. ¿No es así chicos? — Lewis los miro y todos asintieron — por otro lado, me enteré de que iras a vivir a Italia, esta semana.

— Oh sobre eso me olvidé de contarles, pues si me iré a vivir a Italia — continuó.

— Vivirás más cerca de mí — asentí y Charles se unió a la conversación.

— ¿Por qué ella se quedará contigo? — Max preguntó.

— ¿Quién se quedará? — Charles volvió a preguntar curioso.

— La hija de toto se quedará con él — Lando le respondió.

— No puedo decirles por qué esta conmigo — me expliqué.

IL MIO AMULETO | Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora