Capítulo XV

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𝙻𝚎́𝚊 𝚆𝚘𝚕𝚏𝚏

— ¿Entonces qué quieres que hagamos? — pregunto.

— Establecer reglas — hablé — a lo que sea que hacemos.

— Podemos ser amigos con beneficios — propuso.

— Para ser eso, tenemos que ser amigos Charles — lo miré — y nosotros no somos amigos.

— Entonces nos saltamos la parte de ser amigos — me sonrió — antes que nada, dime la verdad.

— ¿Sobre qué? — lo observé esperando una respuesta.

— Sobre tu y Lando.

— Es una broma — solté.

— Lo sabía, solo quería confirmarlo — sonrió — ahora dime cuales son tus reglas.

— Primero, no puedes aparecer de la nada. Si quieres follar coordinamos. Segundo, nadie puede saber de esto, si alguien lo sabe se termina todo — continúe — ¿quieres agregar algo más?

— Quiero exclusividad, no quiero que salgas con nadie más, yo haré lo mismo — asentí — ¿trató?

Estiré mi mano, el la tomó y me atrajo a su cuerpo dándome un beso.

— Así se cierra un trato, dolcezza. "𝘋𝘶𝘭𝘻𝘶𝘳𝘢" — revire los ojos y me di vuelta dándole la espalda.

— Ya duérmete Leclerc — hable — sino te dormirás en la carrera.

— Eso jamas pasará, amore mio — sonreí y nos dormimos.

Domingo 04 de junio 2023

Estaba demasiado cómoda durmiendo, cuando Charles comenzó a moverse, despertandome.
Tome mi teléfono y me fije la hora. Ya había pasado la hora del desayuno y Andrea mataría a Charles por saltarselo.
Me di vuelta para despertar a Charles, quien no quería despertar.

— Vamos Charles, Andrea te matará — toque su hombro desnudo por quinta vez.

— Un minuto más, por favor amor — arque mi ceja, al escuchar como me llamo.

— ¿Cómo me dijiste? — pregunte.

Este abrió sus ojos rápidamente y se sentó en la cama, fingiendo no haber escuchado lo que dije.

— Ya me voy — se levantó y camino al baño en boxer, tomando su ropa.

— ¡Qué lindo trasero! — grite ocasionando la risa del monegasco.

Estar con Charles, hacia que mi yo extrovertida saliera. Dejando atrás a mi yo introvertida y de cierta forma me gustaba, era salir de mi zona de confort. Algo que hace mucho tiempo no hacía.

— Deja de acosarme y cámbiate — salió del baño con su ropa puesta y se acercó a la mesita de noche para recoger su celular y reloj.

— Yo también me tengo que ir, George va a matarme — cuando nombre al británico, Charles se tensó y volteó a verme.

— No lo nombres, mientras estábamos juntos — me miro serio.

— Pues te tendrás que acostumbrar porque es mi jefe, idiota — le sonríe sarcásticamente.

— Apenas te levantas y ya me estas insultando — negó con la cabeza — ¡señorita! tienes el vocabulario de un camionero — chilló.

Me coloqué una blusa y me acerqué a la puerta. Con cuidado la abrí y saqué la cabeza para poder ver si había alguien en el pasillo. Una vez despejado Charles salió y corrió al ascensor.

IL MIO AMULETO | Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora