𝙻𝚎́𝚊 𝚆𝚘𝚕𝚏𝚏
Venecia, Italia.
Lunes 05 de junio 2023
Ya habíamos bajado del avión y los chicos tuvieron una pequeña discusión. Por quien manejaba la camioneta.
— ¡Yo lo haré! — insistió Max.
— ¡Tú nos matarás! — chilló Lando — no me subiré a la camioneta mientras tú conduzcas.
— ¡Habla el que choco su auto!— Max le respondió — tú eres el menos indicado.
— ¡No lo choque, me chocaron! — Lando aclaró.
— Ninguno de los dos lo hará — Lewis estaba por sentarse en el asiento del conductor, pero Daniel lo empujó haciendo que se cayera — eso me dolió tonto.
— Yo conduciré y ustedes — señaló a los tres chicos — irán atrás y Léa como copiloto — los regaño y me sonrió.
— Desde cuando te comportas como un verdadero adulto — Max arqueó una ceja.
— Muy gracioso Verstappen — lo miro con los ojos entrecerrados.
— ¡Ya suban! — les grité, ya dentro del coche.
— Está bien, pequeña Wolff — Lewis se sentó.
Max y Lewis estaban sentados al lado de las ventanas, mientras que dejaron al pobre Lando entre los dos. Quien tenía sus oídos tapados, cansado de escuchar las peleas tontas del británico y el neerlandés.
— ¡Ya cállense! — grito Lando — mis oídos están sufriendo, además quiero dormir.
— ¿Más de lo que dormiste en el avión? — Lewis le pregunto.
— Sí. Lando, deja de quejarte — Max continuó.
— Solo faltan cinco minutos, chicos — les hablé — por favor no se maten.
Una vez llegamos a mi departamento, George estaba afuera con mi hermoso coche y su carro.
— ¡Pero si es mi chico! — hable sonriente.
— Gracias Léa — me sonrió.
— No era para ti, es para mi chico — toque mi carro y George desvió los ojos — ¿Cómo trajiste los dos autos?
— Mi chófer trajo mi coche y yo el tuyo — explico y asentí — en fin, ¿Por qué tardaron? — pregunto.
— Estos — señalé a los tres de hace rato — se pusieron a discutir, por quien manejaba, pero lo hizo Dani al final.
— ¿Por qué siempre hacen eso? — George negó con la cabeza y miró a Daniel — me sorprende que tú no te hayas metido en problemas.
— Jamás lo hago — sonrió inocente.
— Nadie cree eso, Daniel — Max lo miro incrédulo.
— Ya dejen de pelear — blanqueé los ojos y me encaminé a la puerta de mi edificio.
Bajamos las cosas y subimos hasta el cuarto piso del edificio, el cual era mi piso.
— Les presento mi humilde morada — reí y abrí la puerta, dejando ver el departamento.
— De humilde no tiene nada — murmuró Daniel y todos asintieron.
— Cállense, ustedes viven en mansiones — los confronté.
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IL MIO AMULETO | Charles Leclerc
FanfictionLa pequeña wolff, esta perdidamente enamorada del piloto, pero podrán estar juntos después de todos los altibajos. El desde el día que la vio supo que iba a ser suya, cueste lo que cueste.