Capítulo 23

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- ¿Qué? - Irene jadeó, con sorpresa escrita en su rostro.

- Lo acabo de ver, con su mujer y su hijo -  Wendy explicó, todavía intentando recuperar el aliento.

- ¡¿Un niño?!

- Lo siento Irene - Dijo Wendy en voz baja.

- ¿Cómo sabes esto? ¿Que está casado? -  Irene se sentó.

- En primer lugar, llevaba un anillo de bodas y, en segundo lugar, lo escuché presentarse a sí mismo y a su esposa a alguien.

- No puedo creer esto - Irene bebió el resto de su vino y salió de la habitación, sin mirar atrás.

Escuchó a Seulgi gritarle mientras se iba, pero siguió adelante. Estaba sorprendida por todo el asunto, pero no se sintió molesta ni herida por ello. En cierto modo, ella era igual de mala. Ella había besado a Seulgi mientras estaba en una relación con él.

Irene se sintió más avergonzada que nada por haberse involucrado con un hombre casado. Sin saberlo, por supuesto, pero todavía se sentía avergonzada.

Se sentía usada y no deseada aún más ahora, dos personas la habían usado para engañarla en el corto tiempo que había estado allí. Al menos con una de esas dos personas, ella sabía en lo que se estaba metiendo.

Suspiró y cerró la puerta de su dormitorio antes de ir y tirarse en la cama. Se sintió completamente estúpida.

Un débil golpe sonó en la puerta antes de que se abriera rápidamente.

- ¿Qué? - refunfuñó Irene

- Oye, ¿estás bien? - Irene escuchó la puerta cerrarse y la voz de Seulgi suavemente mientras se acercaba. La cama se hundió a su lado cuando la morena se sentó.

- Bien

- Claramente no estás bien. Lamento mucho que te haya hecho esto, voy a licuar sus jodidas bolas y haré que se las beba, cuando lo vea.

- Solo... déjalo. Está bien. Estoy bien - Irene suspiró.

- ¡No está bien! Está totalmente mal -  Seulgi protestó.

- Bueno, es esencialmente lo que me hiciste, ¿no es así? Solo que yo sabía sobre tu novio.

- ¿Qué? - Seulgi se sorprendió un poco por el estallido de Irene

- Me escuchaste. Eres como él, solo que rompiste mi corazón en el proceso. En el lado positivo, al menos Kai fue solo una estúpida distracción de ti y de lo que me hiciste. Me dejaste creer que podíamos tener algo, me engañaste, me usaste. Te odio por eso. Me trataste como una mierda, me lastimaste tanto y no puedo creer que te deje hacerlo. Vine aquí sin que nadie me importara una mierda, estaba aquí por mí misma, llena de confianza, no me intimidaba nada ni nadie hasta que te conocí y lentamente destruiste todo eso - Irene despotricó y gritó.

- Irene... lo siento

- Por supuesto que lo haces, todo el mundo siempre se lamenta - Espetó la pelinegra.

- Realmente lo siento, ojalá supiera cómo compensarte, realmente lo sé y lamento toda la situación con Kai,  sé que te gustaba.

- No tanto como yo te amaba

- Irene...

- Déjame en paz - murmuró, las lágrimas amenazaban con derramarse de sus ojos.

Cuando la morena se negó a moverse, Irene se puso de pie y salió corriendo de su habitación, agarrando las llaves de su auto mientras caminaba.

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