El Tercer Golpe: ¡El contenedor de tesoros y el Callejón Eterno!

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Hice como Alexander me dijo, y entré a la ducha después de él. Fue bastante refrescante, y aunque dejé de llorar, aún tenía un sabor amargo en mi boca. 

Seguía bastante cansada. Cuando salí de la ducha y me sequé, noté que él había cambiado la funda y las sábanas de la cama. 

Emocionalmente exhausta, me acosté en la cama a descansar un rato. Me cubrí con las sábanas. Olían bien, debían estar recién lavadas. 

Eres un cretino, Alexander...

No me puedo creer... que tú...

¿Alguien más tiene sueño?...

(...)

...

Ah, me quedé dormida. 

... Realmente necesitaba eso, la verdad.

Tengo sed, hambre, me duele un poco la cabeza, mi garganta está irritada por gritar tanto... 
Me estiré sobre la cama, desperezándome. Ugh, Alexander, hijo de perra, ni siquiera me dejaste un vaso de agua...

Espera.

Me acordé de la mesita de noche y me giré a ver... Mi cara se iluminó y mi mal humor despareció: Encima de la mesita, Alex había dejado unos caramelos para la garganta, una botella de jugo de naranja (¡mi favorito!), una bolsa de doritos (¡Me encantan!) y unos chocolates ¡Aww! Así que de verdad estabas pensando en mí... 

¿Eh? Hay una nota...

"Mel, te debes sentir cansada. Recuerda hidratarte y comer bien, por favor. Hay un regalo debajo de la nota, espero te sea útil. No holgazanees en el trabajo, eso sí, jaja. - Alexander " 

¿Debajo de la nota? Sí, la nota estaba pegada a algo... ¡Es un teléfono! Es uno viejito, de esos que tienen tapita plegable, sin pantalla táctil, pequeños, anticuados, pero me dan nostalgia... Tiene una "M" al frente, y por dentro dice "Motorola". Que genial, es de color negro... Tan elegante. 

Quise guardar el teléfono en mi bolsillo, pero recordé que estaba desnuda, jeje. Me pondré a comer entonces... Tengo que agradecerle a Alex todo esto, de verdad... 

Unos minutos después de que comenzara a comer, escuché cómo la puerta se abría. - Ah, estás despierta. Te traje tu ropa. - Era Alex, y tenía una bolsa de plástico entre sus manos. Me la entregó.

- ¡Alex! ¡Muchas gracias! - No sentí la necesidad de cubrirme con la manta. De todas formas, él ya me había visto desnuda, jeje. - Por el teléfono, la comida, y- *ejem* - Me aclaré la garganta, mi voz estaba un poco ronca. Revisé dentro de la bolsa: Había dos sets de ropa allí. ¿Eh? ¿Dos? - ¿Qué es esto, Alex? 

- Tu "extra". - Sonrió, como orgulloso de sí mismo. - Pensé en que te gustaría tener algo más elegante que vestir, así que te traje esto.

Era una camisa blanca de mangas largas, una corbata negra y pantalones de vestir a juego, ¡genial! - ¡WOW! ¡Son-De verdad-No me-WOW! Es...¿D-De verdad me puedo quedar esto? - Levanté la mirada y miré a Alex, como pidiendo permiso para quedarme lo que él ya dijo me estaba regalando. 

- Sí, te ayudará en el trabajo. Te verás más presentable, toda bonita, toda gatuna. - Alex soltó una carcajada pequeña. - Ah, es verdad, el celular. Perdona que no te haya conseguido uno más bonito. Los teléfonos modernos no sirven como burners. Están llenos de localizadores y micrófonos, se pueden desactivar a distancia... no valen la pena. 

- ¿"Burners"? 

- Teléfonos desechables, hechos para usar y tirar. Muy buenos para mantener el anonimato en nuestra línea de trabajo. También pensé que sería más conveniente, en lugar de que tengas que venir todos los días a preguntar si tengo trabajo para ti, jeje.  

¡Meowscarada, la ladrona enmascarada! [Pokefilia] [Lemon] (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora